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¡Reauda Tu Oro!


Enviado por   •  17 de Febrero de 2015  •  682 Palabras (3 Páginas)  •  188 Visitas

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Ricitos de Oro

En un bosque florido y frondoso vivían tres ositos, un papá, una mamá y el pequeño osito.

Un día, tras hacer todas las camas, limpiar la casa y hacer la sopa para la cena, los tres ositos fueron a pasear por el bosque para que el pequeño osito pudiera jugar y respirar aire puro.

De repente, apareció una niña muy bien vestida llamada Ricitos de Oro.

Cuando vio la casita de los tres ositos, se asomó a la ventana y le pareció muy curioso lo ordenada y coqueta que tenían la casa.

A Ricitos de Oro se le olvidaron los modales que su mamá le había inculcado y decidió entrar en la casita de los tres ositos.

¡Oh! ¡Qué casita más bonita! ¡Qué limpia y ordenada tienen la casa la gente que vive aquí!.

Mientras iba observando todo lo que había en la casa comenzó a sentir hambre, ya que le vino un olor muy sabroso a sopa .

¡Mmm.

! ¡Qué hambre me ha entrado! Voy a ver que tendrán para cenar.

Fue hacia la mesa y vio que había tres tazones.

Un tazón pequeño, uno más grande y otro más y más grande que los otros dos anteriores.

Ricitos de Oro siguió sin acordarse de los modales que su mamá le había enseñado y en vez de esperar a que los tres ositos volvieran a la casita y le invitaran a tomar un poco de la sopa que habían preparado, se lanzó directamente a probarla.

Comenzó por el tazón más grande, pero al probarlo, la sopa estaba demasiado caliente.

Entonces pasó al tazón mediano y al probarlo, la sopa estaba demasiado fría, pasándose a probar el tazón más pequeño que estaba como a ella le gustaba.

Está en su punto, dijo la niña.

Cuando acabó la sopa se subió a la silla más grandota pero estaba demasiado dura y se pasó a la otra silla más mediana comprobando que estaba demasiado blanda, y entonces decidió sentarse en la silla más pequeña que estaba ni muy dura ni muy blanda; era comodísima.

Pero la sillita estaba acostumbrada al peso tan ligero del osito y poco a poco el asiento fue cediendo y se rompió.

Cuando Ricitos de Oro se levantó del suelo, subió a la habitación de los tres ositos y comenzó a probar las tres camas.

Probó la cama grande pero estaba demasiado alta.

Después probó

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