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Reyistas Y Científicos

SaraAGlz26 de Marzo de 2015

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"Los Reyistas" consideraron que la retirada de Díaz era su mejor oportunidad y los "Científicos" pensaron que al fin su candidato, Limantour, sería presidente de la República.

Las declaraciones de Díaz desataron la agitación política entre la élite porfirista y la clase media urbana. Reavivó la vieja pugna entre los grupos que apoyaban al general Bernardo Reyes y el grupo de los Científicos encabezados por José Yves Limantour, y que por entonces, se encontraban en la antesala del poder, al tener a uno de sus miembros, Ramón Corral, en la vicepresidencia de la República. Tanto reyistas como científicos interpretaron la entrevista desde su óptica y abrigaron esperanzas de llegar al poder, sucediendo al dictador, una vez que se retirara.

La elite porfirista no pudo ver con claridad el contexto nacional y menospreció la conciencia política que se gestaba en la clase media. Fue en ese estrato social, donde se desató la movilización social de 1910.

A pesar de las tempranas declaraciones de Bernardo Reyes, un sinnúmero de simpatizantes de la clase media, comenzó a organizarse para buscar, a mediano plazo, lanzarlo como candidato a la vicepresidencia.

Reyes había desarrollado en Monterrey una economía capitalista de vanguardia que a Díaz le gustaba llamar “el liberalismo científico” en acción. De 58 años y con esa estrategia moderna, Reyes era el candidato #1 en la carrera para suceder a Díaz.

Y ahora que don Porfirio había dicho que se retiraba, Reyes se puso a organizar su candidatura con especial fervor. De inmediato formó clubes de apoyo a la misma en varias ciudades, y se endeudó encargando llaveros, destapadores, carteles e infinidad de objetos para apoyar su campaña. Su esfuerzo encontró seguidores en la clase media urbana, la que había crecido por primera vez en México durante el Porfiriato, y se sentía cómoda con visiones modernizadoras, y ya veía a don Porfirio más como estorbo -por la edad- que como promotor de sus esperanzas. No es extraño que los clubes de apoyo a Reyes crecieran como hongos en 1908.

Clubes políticos surgieron en todo el país. Hubo reuniones de carácter político en toda la provincia. Se hablaba de la renovación de los gobernadores; de quiénes tenían posibilidades de ser senadores en el futuro y de cuáles serían los diputados que colaborarían con el próximo presidente.

Los acreedores de México preguntaron desde sus oficinas en Nueva York, París o Londres, qué perspectivas políticas había para el futuro; y los abogados de las

compañías extranjeras, remitieron a sus poderdantes largos pliegos con lucubraciones, generalmente líricas, acerca del futuro político de México.

Se comprendió entonces en toda su fuerza, la exactitud de la afirmación de Bulnes, cuando el 21 de junio de 1903, cinco años antes, había dicho: “La paz está en las calles, en los casinos, en los teatros, en los templos, en los caminos públicos, en los cuarteles, en las escuelas, en la diplomacia; pero no existe ya en las conciencias.”

La inquietud política adormecida por 30 años de porfirismo, surgió nuevamente, con toda la explosiva potencia que había tenido antes de 1877.

¿Pero qué fue lo que dijo Díaz? Parece desproporcionada la agitación que sus palabras provocaron, lo que dijo textualmente, fue: "No importa lo que al respecto digan mis amigos y partidarios, me retiraré cuando termine el presente periodo y no volveré a gobernar otra vez. Para entonces tendré ya 80 años." ¡Cuántas veces antes había dicho Díaz las mismas palabras! ¡Cuántas veces antes, se había retirado!

Pero, en realidad lo que tenía mayor importancia en 1908, era que Díaz tendría 80 años. El régimen estaba carcomido, se caía, no de ineficacia,

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