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Enviado por   •  28 de Enero de 2015  •  1.814 Palabras (8 Páginas)  •  168 Visitas

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HISTORIA UNIVERSL:

Renacimiento y Reforma

Llegados al final de la Edad Media, se observa en toda la Cristiandad una sensación de malestar general a causa de la situación religiosa, especialmente por la racionalización desencarnada de la teología, que no llega a la gente y se transforma en una ciencia especuladora; y por la inmoralidad vigente entre el clero.

De esta situación, y animada por la nueva mentalidad, surge un espíritu común de renovación, de Reforma, dentro de la misma comunidad eclesial. Ya desde la Baja Edad Media se vislumbraban movimientos de retorno al evangelismo puro (en contra de la excesiva abstracción teológica).

Es importante tener en cuenta que esta nueva “mentalidad” pretende reformar la Iglesia sin separarse de ella, con un espíritu renacentista, conciliador. Este humanismo cristiano es lo que se suele denominar la philosophia Christi, cuyo máximo representante fue Erasmo de Rotterdam (1466-1536).

Su obra más conocida es “El elogio de la locura” (1509), en que con una fina ironía, critica la situación intelectualista en que se halla la escolástica, y propugna la reconsideración de las dimensiones impulsivas y afectivas, doctrina muy acorde con la revalorización humanística de la persona, del individuo. Su labor humanística de retorno a los clásicos y a las fuentes se plasma en su edición crítica del texto griego del Nuevo Testamento.

Este humanismo cristiano recogía en la medida de lo posible la herencia del nominalismo y corrientes del fin de la E. Media: no cree en las ideas como entidades autónomas, refuerza el valor de lo individual…

La philosophia Christi quedó hundida bajo el surgimiento de la reforma protestante.

Este sentimiento general de reforma de la Cristiandad, fue tomado a la tremenda por algunos (Lutero), llevado así a la rotura de la unidad de la Iglesia, de la unidad religiosa que había mantenido unida a Europa, bajo la bandera del Sacro Imperio Romano-Germánico.

La Reforma Protestante acentuó en sobremanera algunos aspectos de la mentalidad renacentista: valor de la libertad y conciencia individual, el valor del retorno a las fuentes. Un claro ejemplo es la exaltación del individualismo hasta el punto de contraponer el principio del libre examen de las escrituras, rechazando la autoridad de la jerarquía eclesiástica.

La reforma protestante encontró un magnifico caldo de cultivo entre los pensadores humanistas, y muchos reformadores fueron grandes humanistas (Melanchton, Zwinglio y Calvino), ya que estos humanistas eran grandes críticos de la situación de degradación moral del clero y la jerarquía eclesiástica. También hay que decir que algunos humanistas abandonaron las ideas reformadoras asustados por su radicalidad y la tendencia a la ruptura con la Iglesia, y por el pesimismo antropológico anti-humanístico del “sola fides, sola gratia” (principio material de la reforma).

Detalles como estos principios llevan a la ruptura entre la Reforma y el Humanismo y se reflejará en problemas como la trascendencia y la libertad del hombre. El luteranismo se proclama como un movimiento dialéctico, de contrastes, y así afirma la completa sumisión a Dios, de la servidumbre del arbitrio humano, frente al libre albedrío defendido por los católicos, y que defendió Erasmo.

R2 REFORMA CONTERREFORMA

El desprestigio creciente de la iglesia de occidente, más atenta a su propio enriquecimiento material que a la dirección espiritual de sus fieles, a lo largo de los siglos XIV y XV; la progresiva secularización de la vida social impuesta por el humanismo renacentista; y la ignorancia y relajación de costumbres del bajo clero, fueron los factores principales que desencadenaron la Reforma y la contrarreforma.

Se conoce como Reforma al movimiento radical producido en la iglesia occidental durante el siglo XVI que, sobrepasando cuestiones disciplinares, planteó problemas doctrinales de enorme trascendencia para el cristianismo, los cuales llevaron a la separación de algunas iglesias, denominadas globalmente con el nombre de protestantes. La contrarreforma fue tanto la reacción de la iglesia que permaneció fiel a la tradición del papado romano en oposición al emergente protestantismo, como el movimiento de reforma producido dentro de la Iglesia Católica romana durante los siglos XVI y XVII.

Antecedentes de la Reforma

A finales de la edad media (siglos XIV y XV), la iglesia occidental sufría un período de desconcierto y decadencia que favoreció el desarrollo del gran cisma de occidente (1378-1417), provocado por el traslado de la sede papal a Aviñón de 1305 a 1370 y por la elección simultánea de dos y aun tres pontífices. La aparición del conciliarismo, doctrina surgida del cisma, que subordinaba la autoridad del papa a la comunidad de fieles, representada por el concilio, así como el nepotismo y la inmoralidad de algunos papas, pusieron de manifiesto la necesidad de llevar a cabo una reforma radical en el mismo seno de la iglesia. En este sentido resulta simbólico el hecho de que el inicio de la Reforma protestante, con la proclamación de las 95 tesis de Martín Lutero el 31 de octubre de 1517, se produjera por la llegada de los legados pontificios anunciando una indulgencia papal a cambio de la donación de fondos para la construcción de la basílica de San Pedro en Roma.

Por otra parte, dentro de la iglesia habían surgido ya movimientos de reforma que abogaban por una vida cristiana más conforme con el evangelio. En el siglo XIII surgieron las órdenes mendicantes con la notable figura de san Francisco de Asís. En los siglos XIV y XV destacaron como predicadores san Vicente Ferrer, san Bernardino de Siena y san Juan de Capistrano. Además, en el siglo XV se produjo una renovación

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