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Textileria


Enviado por   •  5 de Mayo de 2013  •  2.682 Palabras (11 Páginas)  •  525 Visitas

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HISTORIA

Desde épocas preincaicas el algodón y el pelo fino de camélidos sudamericanos han sustentado el desarrollo de la actividad económica en gran parte del Perú. Las lanas de oveja y el pelo fino de alpacas y vicuñas, caracterizan los departamentos de Puno, Cuzco, Arequipa, Ayacucho y Junín, mientras los algodones Pima, Tangüis y del Cerro refieren a las producciones de Piura, Lima, Ica y Lambayeque. Esta gran cobertura territorial y la existencia y desarrollo de actividades ligadas a estos recursos facilitaron la organización de aldeas, talleres, ciudades intermedias y ciudades capitales. En ellas la acción creadora y pasión de los antiguos artesanos peruanos produjo tejidos y prendas de gran calidad y belleza.

La evidencia más concreta nos remonta hasta la península de Paracas, donde se desarrolló una cultura extraordinaria, que generó todo un legado a la tradición textil peruana. Los Paracas plasmaban en sus creaciones su propia forma de interpretar el mundo. Sus diseños, figuras, tejidos y colores, expuestos principalmente en sus mantos, revelan una maestría en las técnicas del tejido. La actividad textil influenció en la vida cotidiana de los peruanos, denotando rango y situación social. Los tejidos cumplían distintas finalidades: económicas, sociales, ceremoniales y funerarias, siendo algunos de sus usos: redes de pesca, bolsas, hondas, camisas, faldellines, vinchas, calzado, mantos, tapices, muñecas y mortajas funerarias.

La destreza de los artesanos pre-incas y sus conocimientos en el tratamiento de la fibra, los tintes naturales y la confección de tejidos, fueron notables. Cultivaron algodones nativos, marrones y de tonos rosáceos, esquilaban llamas para tejidos burdos y alpaca y vicuña para los tejidos finos.

Teñían las fibras animales y vegetales después de limpiarlas, cardarlas y antes de hilarlas, utilizando pigmentos minerales o tintes vegetales que se adherían o impregnaban en la fibra con ayuda de mordientes. Poseían una admirable experticia en los procesos de pigmentación textil, obtenían el rojo de la cochinilla, el azul del índigo o añil, el amarillo del molle y de arcillas ferruginosas, el marrón de la tara y frutos secos, el naranja de la semilla de achiote y el morado del múrice. En la hilatura utilizaban el huso, con el cual la fibra era estirada, torcida e hilada. Para tejer el hilo utilizaron hasta tres estructuras: el telar de cintura, el telar vertical y el telar horizontal, éste último servía para confeccionar tejidos burdos y los dos primeros se utilizaban en los tejidos más finos. Estas estructuras comprendían dos ejes, entre los cuales se disponía la urdimbre y se completaba el tejido con ayuda de instrumentos de madera que facilitaban el paso y ajuste de las tramas. Conocieron además técnicas textiles en brocados, tapicerías, dobles telas y gasas.

En el incanato, la institución de la reciprocidad demandaba grandes cantidades de prendas finas para ser obsequiadas entre los nobles del Tahuantinsuyo, asimismo la mita guerrera obligaba al estado a cubrir los requerimientos logísticos del ejército. Para atender estas necesidades, los incas instituyeron los Acllahuasis u obrajes femeninos, donde las mamaconas confeccionaban prendas finas y burdas.

Durante la colonia llegaron el telar a pedal y las nuevas versiones del telar vertical. Los españoles trajeron un nuevo proceso de confección, que incluía el corte y la costura de telas para hacer trajes y objetos. Los artesanos se especializaron en alfombras, colchas en bajorrelieve, frazadas, pisos tejidos a mano, en sus tradicionales llicllas y mantas y en prendas con influencia occidental como los ponchos y los chullos.

A inicios de la república, el cultivo principal en las grandes haciendas era la caña de azúcar. Progresivamente cobraría importancia el algodón. La liberación de los esclavos negros originó una llegada masiva de mano de obra asiática para remplazarlos en las labores del campo. Finalizada la guerra con Chile, ésta había ocasionado el debilitamiento de ciertas elites terratenientes y el surgimiento de nuevos grupos de poder, constituidos principalmente por inmigrantes europeos. La orientación del aparato productivo nacional hacia el sector exportador se consolidó y convirtió en fuente principal de ingresos para el fisco. En ese contexto un científico puertorriqueño, Fermín Tangüis, desarrolla en el valle de Pisco una variedad de algodón de fibra larga, resistente, suave y apropiada para el teñido que se constituye en uno de los principales productos de agro exportación en la costa central del Perú. Años más tarde, p

ara el valle de Piura, el agricultor Emilio Hilbk Seminario importaría de Arizona la variedad “Pima”, de fibra extra larga, extraordinaria calidad y gran suavidad.

Las dos guerras mundiales, la guerra de Corea y la de Vietnam, posibilitaron el incremento de los precios de las materias primas, entre ellas el algodón, convirtiéndose durante un par de décadas, en uno de los principales productos de exportación del país. En estos años aumentó la productividad del campo, mejoraron las prácticas en las haciendas, creció el sector manufacturero textil y se dieron transferencias técnicas desde Inglaterra e Italia.

La explotación de lanas y pelo fino, estuvo concentrada en los departamentos de Cusco y Puno. Desde la colonia se crearon muchos obrajes y chorrillos, destinados a producir telas y despacharlas a Potosí, ubicándose la mayoría de ellos en el Cusco. Luego de la independencia se activó un dinámico comercio lanero entre los departamento de Cusco, Puno y Arequipa, convirtiéndose éste último en el centro comercial más importante de la zona por su cercanía al puerto de Islay, por donde se exportaba la lana a Europa.

A inicios del siglo XX, las elites de comerciantes y latifundistas, afincadas en los departamentos del sur del Perú, fueron las propulsoras de la inversión industrial. Es así como se constituyeron las fábricas de tejidos de lana y las hilanderías, activándose también en este caso la cadena productiva de las lanas, con la participación de ganaderos, comerciantes e industriales.

Hasta aquí podemos afirmar que el sector textil en el Perú se desarrolló aprovechando la riqueza genética, tanto del algodón como de los camélidos sudamericanos, los pisos ecológicos y la destreza y versatilidad de los artesanos (capaces de crear sus propias técnicas para procesos complejos como los de hilado, teñido y tejeduría, así como asimilar y adaptar nuevas tecnologías). Ellos controlaron los procesos de diseño, el desarrollo de colores e incluso la comercialización. La actividad textil estuvo vinculada al desarrollo de talleres y posteriormente al de plantas industriales, siempre intensivas en mano de obra y en conocimientos tecnológicos

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