Bonsai

Bonsai

Christine  Nöstlinger

En principio, yo no habría estado en contra de la clase de religión si alguno de los acróbatas tuviera  algo más que el eterno cuento del amor al prójimo,  el Tercer mundo, la vergüenza, la vida que no nació, el amor responsable y otras cosas de esas. No me opongo a que se hable de esos temas ; por mí, hasta semanas enteras. Podrían ser materia de examen, pero habría que despacharlos en otras clases. En religión, ¡quiero tener religión!.

Esperanzado, pongo a prueba a cada acróbata en las primeras horas que pasa con nosotros, incluidos los genios que a veces nos llegan, preguntándoles: “Disculpe, ¿Puede crear Dios una piedra tan pesada que el mismo no la pueda alzar?”.

Y sufro un amargo desencanto cada vez que me dicen que no debo de hacer preguntas tan imbéciles. O le están prohibidas a uno tales tonterías de la pubertad,o ellos dicen que no se dejaran atrapar con bromas pesadas. Pero esto no es ni una tontería ni una broma pesada, sino un serio interrogante hacia la omnipotencia divina. Claro que esto no solo lo ignoraban los acróbatas, sino también mis compañeros de clase, que tampoco captan lo que me preocupa y cuan fundamental es esto para mí. Creen que son tretas baratas para acróbatas, al igual que todas esas preguntas que me hubiera gustado que los acróbatas me respondieran, No logran entender que a alguien le interesen estos temas.

Por desgracia estoy rodeado de puros bobos, donde cargar cabezas huecas es lo normal, y donde un poco de paja en la cabeza sería demasiado peso.

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