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CASA MONASTERIO “LOS CAÑOS”


Enviado por   •  7 de Enero de 2022  •  Síntesis  •  2.278 Palabras (10 Páginas)  •  191 Visitas

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CASO 1        CASA MONASTERIO “LOS CAÑOS”

        Pepe Montero es el alma de Casa Monasterio “Los Caños”, posiblemente el mejor lugar para descansar y relajarse dentro del Parque Natural de las Encinas. Y también es un alojamiento distinto a cualquier otro y un nuevo concepto de hotelería. El monasterio parece ser un reflejo de su propietario, y el propietario aparenta la solidez y el carácter del edificio. Pero esa unión ha sido bastante casual. Pepe, un emprendedor hecho a sí mismo, veía como la meta de su vida dedicarse a regentar un alojamiento en el que él pudiera disfrutar tanto como sus clientes (también de más descanso que trabajo). Había pensado siempre en restaurar alguna casa del Parque Natural, en el que ya tenía un negocio de alquiler de bicicletas. El boom inmobiliario le permitió con tres compras y ventas de sus sucesivas viviendas, multiplicar por diez su patrimonio personal entre 2000 y 2005. Este último año vendió su última casa, traspasó el negocio de las bicis y vendió su taller de cerámica para comprar y rehabilitar el antiguo monasterio situado en el paraje que llaman de los caños. Casi le cuesta una ruina.  Pero con paciencia, trabajo y, de vez en cuando, ayuno, pudo terminar la zona central del monasterio, compuesta por veinte celdas-habitaciones, el refectorio (convertido en salón –comedor) y la cocina (en la que reconstruyó el horno y quedó pendiente la chimenea.) Con el tiempo puedo ahorrar suficiente para reconstruir cinco pequeñas casitas que estaban junto al monasterio (tres almacenes contiguos y dos casas de labriego cercanas que estaban situadas en el mismo terreno). La capilla es el reto final, pero por su valor histórico y protección no la puede restaurar Pepe a título individual.

Afortunadamente la decoración monacal no es la más cara del mercado. Así que al final todo se hizo. Despacio, pero se hizo. Despacio parece ser el lema de Pepe. Lento como un corredor de fondo y no como una tortuga. Su casa monasterio quiere combinar lo tradicional, lo local, lo unido a la tierra, con el presente y el futuro. Su concepto de hotel se inserta dentro de la filosofía slow travel, que tiene su origen en el slow food frente al fast food. A las personas y organizaciones que comparten esta forma de ver el mundo se dirige Pepe. Sus clientes son en un 40 por ciento particulares que buscan el reposo, el retiro, disfrutar del campo y de un ritmo de vida nada acelerado (por unos días o temporada), y eso a precios asequibles.  Otro 40 por ciento de la facturación proviene de empresas que encuentran en Casa Monasterio Los Caños el lugar ideal para celebrar sus acciones formativas, para realizar procesos complejos de negociación o para tomar decisiones difíciles en grupo.  Son pocas empresas, pero de considerable tamaño y fieles al monasterio. Alrededor del 20 por ciento de las ventas provienen de asociaciones (la mayoría ecologistas) que utilizan el monasterio con las mismas finalidades que las empresas. Estas asociaciones tienen una tarifa del 50 por ciento de lo que se cobra a las empresas. Aun así, Pepe tiene problemas de ocupación los días laborales del otoño e invierno, como ocurre con los demás alojamientos de la zona.

En total en el Parque coexisten tres hoteles, dos hostales y veinticuatro casas rurales autorizadas. Además, la gente de los pueblos cercanos se ha acostumbrado a alquilar alguna habitación de su casa, de modo que se está creando un importante negocio informal alrededor de esta actividad. También existen otros proyectos para crear nuevos alojamientos. En concreto, dos de las cinco haciendas que en el Parque Natural ofrecen celebraciones estaban pensando poner habitaciones a disposición del público. Una ya tenía una suite nupcial para las bodas. Por otro lado, la Caja de Ahorros de la provincia también iba a construir un hotel en el otro extremo del Parque. Todos estos proyectos se han paralizado ante la caída de las expectativas debido a la crisis inmobiliaria y financiera.

Pepe ha sabido adaptarse a los nuevos tiempos. Él dice que tiene un monasterio 2.0. Cree en la comunicación directa entre productor y consumidor, no en los intermediarios. La única forma de reservar una celda o una de las casitas del monasterio es directamente con Pepe, a través del teléfono o en el 90 por ciento de los casos, mediante las diferentes formas de contactos virtuales, que para él son la última frontera de la actividad turística, tan importante como el cambio que en su día supuso la aviación comercial para el sector.

Pepe sólo ofrece a sus clientes alojamiento y desayuno. Después del desayuno sus huéspedes tienen libertad de horario y de movimientos para conocer el Parque o descansar. No hay más horarios establecidos el resto del día. Pepe quiere que sus clientes se sientan como en su casa, pero sin comer en casa. No en la de Pepe. En todo caso, tienen un acuerdo con un restaurante situado en la finca vecina, por el que sus clientes pueden comer a la carta o con precios concertados para almuerzo y cena y reservarlo con Pepe. A cambio, éste puede traer agua del pozo del restaurante, ya que en su terreno no puede hacer perforaciones debido a las restricciones impuestas por la normativa del Parque Natural. La situación de las placas solares fue el más difícil, porque su visibilidad es muy restringida por la normativa de este Parque. Pero Pepe no quería renunciar a ellas, ya que suponían una instalación muy costosa, pero que cubría las necesidades energéticas que había previsto.

Pepe también ha apostado siempre por sistemas que cuidaran el medio ambiente y respetaran el medio natural y también el entorno social tradicional. En casa Monasterio Los Caños el desayuno no es tipo buffet, sino un desayuno tradicional ecológico compuesto por pan (que elabora el propio Pepe en el horno de su cocina, utilizando leña proveniente de la limpieza de los montes y siguiendo la receta tradicional de la zona) y aceite, queso y tomates y producción ecológica. Estos ingredientes y la harina se las proporciona la cooperativa de cultivo ecológico del Parque, cuyos socios son también clientes. El café, la leche, el azúcar, las mermeladas y la mayoría de los productos necesarios para el hotel se los proporciona Raúl, el de La Gallina Clueca, el único intermediario al que recurre Pepe. Raúl ha apostado por el comercio justo, por poner en contacto directo a sus proveedores y a sus clientes, y por los productos tradicionales y ecológicos. Abastece a Pepe de todo tipo de artículos, incluyendo alimentación, higiene, limpieza y textiles. Raúl y Pepe piensan que sus respectivos negocios deben contribuir a la mejora del mundo y de la sociedad de la que forman parte. Y esto les cuesta dinero. Pepe tiene una lista de comprobación con mediciones semanales, para probar que su impacto en el medio ambiente es mínimo. Y entre el tiempo, las pruebas y sus análisis se le va una cantidad importante al mes. Las materias primas y los productos higiénicos que utiliza el hotel, la leña para el horno y parte de las instalaciones han supuesto un coste adicional para Pepe respecto a lo que hubiera necesitado si hubiera sido menos exigente en esta materia. Pero, aparte de ser una apuesta personal, también está convencido de que sus clientes están especialmente sensibilizados con los temas medioambientales y ven con buenos ojos esta política de su hotelero-anfitrión. La casa monasterio Los Caños es definitivamente el lugar para darse un respiro en el Parque Natural las Encinas.

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