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Caperucita Roja


Enviado por   •  1 de Junio de 2014  •  Síntesis  •  1.965 Palabras (8 Páginas)  •  579 Visitas

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Caperucita Roja es un cuento escrito por Perrault y publicado allá por el año 1697 (hace 300 años) en un compilado llamado ‘Historias o cuentos de antaño’. El argumento sintético del cuento era más o menos así: La protagonista, Caperucita Roja, una niña conocida así por llevar una caperuza de este color, engañada por un lobo, muere devorada tras no seguir los consejos de su madre. ¿Muere?!… ¿devorada?!… si, en la versión original Caperucita era masticada, saboreada, engullida, digerida y posteriormente eliminada vía conducto excretor por el lobo.

La primera intensión de este cuento era, asustar niñas para que no se detuvieran en parajes solitarios a hablar con desconocidos. En la reedición de los hermanos Grimm , la versión más famosa y difundida, reeditada en el año 1812, se suaviza un poco el cuento y para no traumatizar a los niños con la desaparición de manera violenta de Caperucita, introducen la figura del leñador, que en su papel de héroe salva a Caperucita y rescata a la abuela de las tripas del animal en cuestión.

La Caperucita Roja, ha inspirado muchas versiones, pero no recuerdo ninguna versión que dignificara a la abuelita, se me ocurre que hay un punto de honor en esta historia, y que si alguien la hubiese versionado tomando en cuenta este aspecto, no habrían tantos abuelitos deambulando solos por las calles, haciendo grandes colas para cobrar su pensión por vejez, por ejemplo, esa que luego un “malandro” les arrebata, y no necesariamente en la vía, excluidos del seno familiar, en lugares fríos, despojados de todo lo que construyeron.

Caperucita Roja, el primer caso de Maltrato en la tercera edad. Continúo. El cuento tiene un grado intenso de violencia. Escenas de horror, como el hecho de que la abuela y la protagonista del cuento (que además se trata de una niña) son devoradas; y aunque esta otra violencia no se describe de forma manifiesta, el que la abuelita de Caperucita viva sola en el Bosque , lo era-La madre envía a Caperucita a visitar a la abuelita enferma y me pregunto – ¿por qué la anciana vive sola y no con ellas como está mandado, o si me apuras, por qué no está bien cuidada en una residencia donde las sacan de excursión, a bailar y a compartir con otras viejecitas?, aunque tampoco es lo ideal ,porque estaría excluida del seno familiar, del amor de los suyos. Y puede que la señora sea muy independiente y prefiera vivir sola, pero, los abuelitos son como los niños, no se saben cuidar, y no pueden “bandearse” solos por las limitaciones propias de la edad- ¿Por qué estar solitos en medio de un bosque a merced de un lobo?

La Dinámica actual de las familias ha colocado a los abuelos, en una especie de «zona de aparcamiento» como bien lo expresó, el Papa Benedicto XVI, algunos se sienten como una carga en la familia y prefieren vivir solos o en residencias para ancianos, con todas las consecuencias que se derivan de estas opciones, como si no hubiesen tenido ningún protagonismo en nuestras vidas, como trastos viejos: ¿Quién no recuerda a sus abuelos? ¿Quién puede olvidar su presencia y su testimonio en el hogar? ¡Cuántos de nosotros llevan su nombre como signo de continuidad y de gratitud! Por más que la vida familiar se torne difícil, por los requerimientos actuales, no podemos olvidar que nuestros abuelos, se entregaron, se sacrificaron por nosotros y lo más elemental: No debemos desconocer el hecho de que todos, absolutamente todos, salvo que te mueras antes de llegar a esa edad, vamos a llegar ahí, los abuelitos solo nos llevan algo de ventaja, pero para allá vamos, todos sin excepción. La juventud es solo una etapa que precede irremediablemente, a la de nuestros abuelos.

Y es que, en muchas otras culturas ser abuelo es una condición digna y morada de honorabilidad y admiración, fuente de sabiduría ,lamentablemente nuestra cultura se esfuerza por hacernos creer que es el fin de una vida productiva, consumista, exitosa, amorosa y que el reloj biológico nos debe hacer repensar nuestras relaciones propias y con el resto de las personas, cuando en realidad lo único que ocurre es que por fin puedes hablar con la soledad sin sentirte solo, es mirar a tu alrededor todo lo que conseguiste, lo que hiciste de tus hijos, compartir toda esa experiencia transformada en amor con los nietos, es saber que al final de la vida hay una sola buena noticia “El amor” y que es por eso que la rigidez de la crianza muere en manos de un abuelo, solo importan las sonrisas en sus pequeños rostros, que por eso es que, no hay nada mejor que un helado antes de almuerzo, un ratico mas frente a la TV, o una aburrida tarea pospuesta por el juego.

Entonces, porqué no enseñarle a los niños a través de los cuentos o sus reediciones, el respeto y amor hacia la tercera edad; hasta por egoísmo, pensando solo en cuanto lleguemos ahí. En la versión original de este cuento, no se le dio esta connotación sencillamente porque no existía el maltrato hacia los abuelos, eran queridos, protegidos, considerados por sus familias. Cuántas veces no hemos visto nietos irrespetando a sus abuelitos, y a los hijos permitiendo el maltrato hacia sus padres, ofendiéndolos y expresándose en términos peyorativos de ellos, llegando a extremos de burla, ni que decir si alguno de estos abuelitos sufre de demencia senil o de alguna otra patología que afecte su razón, hasta amarrados como un animal salvaje, ignorando que en manos de especialistas se podrían suavizar los síntomas de cualquier desgaste de la edad, de las funciones propias del ser humano. Hay abuelitos que resultan más lucidos que cualquier persona de corta edad, pero que, por el deterioro,

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