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EL FUMIGADOR

Carmen63711 de Noviembre de 2014

844 Palabras (4 Páginas)226 Visitas

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EL FUMIGADOR, Pilar Adón.

Se trata de un relato de Pilar Adón que está en la línea de Henry James.

Es una narración con focalización externa, presentada por un narrador omnisciente heterodiegético. Está escrita en estilo indirecto donde hay pasajes de estilo indirecto libre y de estilo directo.

Uno de los problemas que se nos plantean al leer la obra es que perdemos la noción de tiempo y de lugar geográfico. El único rasgo temporal que aparece es la diferencia entre la noche y el día. El único matiz geográfico viene dado cuando se describen elementos naturales, por lo que sabemos que están en un entorno rural, lo único que sé se cita al nombrar “el bosque”.

A lo largo de la historia se van produciendo continuas analepsis, cuando la nodriza le da cuentas a Darío de breves puntualidades de su vida ulterior.

En este cuento, las intertextualidades están claramente presentes. Aparece el elemento de alienación, al igual que Gregor Samsa en la Metamorfosis; son seres incomprendidos que viven en un mundo propio y alienados de la sociedad. Aquí entran en juego los fumigadores que dominan a los elementos vitales que alguien considera raro. Obsérvese la fuerte relación con la eliminación de cualquier atisbo de diferencias en el nazismo.

Desde mi punto de vista, está presente de un modo muy llamativo, una intertextualidad con el personaje de Guasimodo del Jorobado de Notre-Dame. Tanto Darío como el jorobado son seres deformes excluidos y apartados de la sociedad que busca la armonía perfecta en la que un ser distinto no tiene cabida. Al igual que en el Jorobado, en el Fumigador el lector se identifica positivamente con el protagonista, son seres que le sugieren una ternura especial por la injusticia de su exclusión social. Se subyace de aquí el elemento mítico del buen salvaje.

El simbolismo es muy importante en este cuento, en el que todo elemento que aparece posee un matiz simbólico que nos ayuda a comprender mejor la trama. El elemento simbólico más importante que abarca el cuento es el bosque. El bosque representa lo oscuro, lo prohibido, lo desconocido. Además es el elemento gracias al cual se mantienen separados de la sociedad, donde saben que nadie los va a encontrar.

Por otro lado, la casa está en un estado de iluminación continua, pues durante toda la noche el faro del zaguán permanece encendido para ahuyentar a los insectos y a los ladrones. Parece una especie de paradoja que la casa posea esa luminosidad (recordemos que está revestida de cristal y no de ladrillos) pues sus habitantes viven en tiniebla psíquica y en la ocultación y el engaño. Así, la narración está constituida con recursos elusivos que aluden la verdadera realidad.

La caracterización de los personajes no es exhaustiva sino que se deduce de la manera de actuar de los mismos.

Darío es un niño deforme e imperfecto. Lo pretenden preparar para el éxito pero apartándolo de la sociedad y en secreto. Algo que no tiene mucho sentido pues están excluyéndolo progresivamente de un mundo real y llevándolo a un mundo de las ideas irreal. Obsérvese aquí el sentido inverso de la educación platónica, pues están descendiendo de nuevo a esa “cueva” metafórica para vivir engañados por unas sombras producidas por otros.

El otro personaje es la nodriza. Aparece designada con el sobrenombre de “la nodriza” a lo largo de todo el cuento quizás para acentuar así su frialdad. En ella no hay relación ni comunicación espiritual con Darío, lo trata frívolamente aunque en determinados momentos podamos verla actuar condescendientemente, fruto tal vez de que le va tomando cariño al pobre niño.

La figura del marido de la nodriza es el que apaga el farol del saledizo por las mañanas, vive en la misma casa pero está ajeno a la realidad de la nodriza y Darío.

La historia se puede dividir en dos partes:

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