EL NIÑO CON EL PIJAMA DE RAYAS
maria.rodriguez28 de Enero de 2014
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ESCENA 1. EL FURIAS.
Padre: El jueves por la noche —anunció—.Si teníamos algún plan para el jueves por la noche, ya puedes cancelarlo.
Madre:Tú puedes cambiar tus planes si quieres, pero yo he quedado para ir al teatro con...
Padre: El Furias quiere hablar de un asunto conmigo. Acabo de recibir una llamada esta tarde. Sólo le va bien el jueves por la noche y vendrá a cenar.
Madre: No lo dirás en serio ¿Va a venir aquí? ¿A nuestra casa?
Padre: A las siete en punto —confirmó—. Así que será mejor que preparemos una cena especial.
Madre: ¡Cielos!
Bruno:¿Quién es el Furias?
Padre:Lo pronuncias mal, El Furias No. El... ¡Bueno, es igual!
Bruno: Pero ¿quién es?
Padre: Sabes muy bien quién es el Furias.
Bruno: No.
Gretel: Dirige el país, idiota ¿Es que no lees el periódico?
Madre: No llames idiota a tu hermano, por favor.
Gretel: ¿Puedo llamarlo estúpido?
Madre: ¡Gretel! ¿Va a venir solo?
Padre: He olvidado preguntárselo. Pero supongo que vendrá con ella.
Madre: ¡Cielos!
Padre: A ver, niños. Ya sabéis que esta velada es muy especial, ¿verdad? Y que es muy importante para mi carrera que esta noche todo salga bien. Por tanto, hay una serie de reglas básicas que estableceremos de antemano. —Regla número uno —dijo—. Cuando llegue el Furias, os pondréis de pie en el recibidor, en silencio, y os prepararéis para saludarlo. No diréis nada hasta que él se dirija a vosotros, y entonces contestaréis con voz clara, articulando bien las palabras. ¿Entendido?
Bruno: Sí, Padre
Padre: Así es precisamente como no quiero que habléis. Vocaliza bien y habla como un adulto. Espero que ninguno de los dos se comporte como un niño pequeño. Si el Furias no os hace caso, vosotros no digáis nada; mirad al frente y demostradle el respeto y la cortesía que merece un dirigente de su talla.
Gretel: Por supuesto, Padre .
Padre: Y mientras Madre y yo estemos cenando con el Furias, vosotros dos debéis permanecer en vuestras habitaciones sin hacer ruido. No quiero a nadie correteando por la casa ni deslizándose por la barandilla. No quiero interrupciones. ¿Me habéis entendido? No quiero que ninguno de los dos nos cause molestia alguna. —Quedan establecidas las reglas básicas —sentenció.
LLEGA FURIAS.
Padre: Y éstos son mis hijos. Gretel y Bruno.
Furias: ¿Y quién es quién?
Eva: Qué niños tan adorables ¿Y cuántos años tienen, si no es indiscreción?
Gretel: Yo tengo doce, pero él sólo tiene nueve —Y también sé hablar francés
Furias:¿Francés? ¿Y para qué quieres hablarlo?
Eva: Yo también sé hablar francés . El francés es un idioma muy bonito y está muy bien que lo aprendas.
Furias: ¡Eva!
Eva: Me gustan tus zapatos, Bruno, pero me parece que te aprietan un poco —añadió con una sonrisa—. Si es así, deberías decírselo a tu madre antes de que te lastimen los pies.
Bruno: Sí, me aprietan un poco
Gretel: Normalmente no llevo tirabuzones
Eva: ¿Por qué no? Te quedan preciosos.
Furias: ¡Eva!
Eva: Ha sido un placer conoceros —dijo antes de entrar en el comedor y sentarse a la izquierda del Furias.
SALE FURIAS.
Madre: marcharnos de Berlín. Y para ir a un sitio como...
Padre: no tenemos alternativa, al menos si queremos seguir...
Madre:. como si fuera lo más normal del mundo, pero no lo es, no lo es...
Padre: lo que pasaría sería que me enviarían a algún sitio y me tratarían como...
Madre: esperarás que crezcan en un sitio como...
Padre: y punto. No quiero oír ni una palabra más sobre este asunto
ESCENA 2. EL DESCUBRIMIENTO DE BRUNO.
Bruno: ¿Qué haces? No toques eso. Madre ¿qué pasa? ¿Por qué Maria está revolviendo mis cosas?
Madre: Está haciendo las maletas.
Bruno: ¿Haciendo las maletas? ¿Por qué? ¿Qué he hecho? Madre ¿qué pasa? ¿Vamos a mudarnos?
Madre: Ven conmigo. Mira, hijo, no tienes que preocuparte Ya verás, de hecho vas a vivir una gran aventura.
Bruno: ¿Qué aventura? ¿Vais a mandarme a algún sitio?
Madre: No, no te vas sólo tú —repuso ella, y por un instante pareció que quería sonreír—. Nos vamos todos. Tú, Gretel, tu padre y yo. Los cuatro.
Bruno: Pero ¿adónde? —preguntó—. ¿Adonde nos vamos? ¿Por qué no podemos quedarnos aquí?
Madre: Es por el trabajo de tu padre. Ya sabes lo importante que es, ¿verdad?
Bruno: Sí, claro.
Madre: Bueno, pues a veces, cuando alguien es muy importante —continuó Madre—, su jefe le pide que vaya a algún sitio para hacer un trabajo muy especial.
Bruno: ¿Qué clase de trabajo?
Madre: Es un trabajo muy importante. Un trabajo para el que se requiere un hombre muy especial. Lo entiendes, ¿verdad?
Bruno: ¿Y tenemos que ir todos?
Madre: Por supuesto. No querrás que Padre vaya solo a hacer ese trabajo y que esté triste, ¿no?
Bruno: No, claro
Madre: Padre nos añoraría mucho si no nos tuviera a su lado
Bruno: ¿A quién añoraría más? ¿A mí o a Gretel?
Madre: Os añoraría a ambos por igual
Bruno: Pero ¿y la casa? ¿Quién cuidará de ella mientras estemos fuera?
Madre: De momento tenemos que cerrar la casa. Pero algún día regresaremos.
Bruno: ¿Y está muy lejos? Ese sitio al. Que vamos. ¿Está a más de un kilómetro?
Madre: ¡Qué gracia! Sí, Bruno, está a más de un kilómetro. La verdad es que está bastante más lejos.
Bruno: No querrás decir que nos vamos de Berlín, ¿verdad?
Madre: Me temo que sí. El trabajo de tu padre es…
Bruno: Pero ¿y la escuela?. ¿Y Karl y Daniel y Martin? ¿Cómo sabrán ellos dónde estoy cuando queramos hacer cosas juntos?
Madre: Tendrás que despedirte de tus amigos por un tiempo. Pero descuida, volverás a verlos más adelante. Y no interrumpas a tu madre cuando te habla, por favor
Bruno: ¿Despedirme de ellos? ¿Despedirme de ellos? ¿Despedirme de Karl y Daniel y Martin? ¡Pero si son mis tres mejores amigos para toda la vida!
Madre: Bueno, ya harás nuevas amistades
Bruno: Es que nosotros teníamos
Madre: ¿Planes? ¿Qué clase de planes?
Bruno: Eso no puedo decírtelo
Madre: Lo siento, hijo, pero tus planes tendrán que esperar. No tenemos alternativa.
Bruno: Pero…
Madre: Basta, Bruno. Precisamente la semana pasada te quejabas de cómo habían cambiado las cosas en los últimos tiempos.
Bruno: Bueno, es que no me gusta que ahora haya que apagar todas las luces por la noche.
Madre: Eso lo hace todo el mundo. Así nos protegemos. Y quién sabe, quizá estemos más seguros si nosj marchamos. Bueno, ahora quiero que subas y ayudes a Maria a hacer tus maletas. No tenemos tanto tiempo como me habría gustado para prepararnos, gracias a ciertas personas.
ESCENA 3. LA CASA NUEVA.
Bruno: Me parece que nos hemos equivocado.
Madre: A nosotros no nos corresponde pensar. Ciertas personas toman las decisiones por nosotros.
Bruno: Me parece que nos hemos equivocado. Creo que lo mejor será olvidar todo esto y volver a casa. La experiencia es la madre de la ciencia
Madre: Te voy a enseñar otro refrán —dijo—: «Al mal tiempo, buena cara.»
Bruno: Pues yo no veo que pongamos buena cara. Creo que deberías decirle a Padre que has cambiado de idea. Si no hay más remedio que pasar el resto del día aquí, y cenar y quedarnos a dormir esta noche porque todos estamos cansados, no importa, pero mañana tendríamos que levantarnos temprano si queremos llegar a Berlín antes de la hora de merendar.
Madre: Bruno, ¿por qué no subes y ayudas a Maria a deshacer las maletas?
Bruno: —¿Para qué voy a deshacer las maletas si sólo vamos a...?
Madre: —¡Sube, Bruno, por favor!. Estamos aquí, hemos llegado, éste será nuestro hogar en el futuro inmediato y tenemos que poner al mal tiempo buena cara. ¿Me has entendido? Significa que ahora vivimos aquí —explicó Madre—. Y no se hable más. Bruno, he dicho que subas y deshagas las maletas ahora mismo
Bruno: Este no es mi hogar y nunca lo será –Se dirige a su cuarto- Mi madre me ha dicho que venga a ayudarte
Criada María: Si quieres, separa todo eso y ve poniéndolo en esa cómoda de ahí.
Bruno: ¿Tú qué piensas de todo esto, Maria?
Criada María: ¿De qué?
Bruno: De esto. De que hayamos venido a un sitio como éste. ¿No crees que hemos cometido un grave error?
Criada María: Yo no soy nadie para opinar sobre eso, señorito Bruno —repuso Maria—. Tu madre ya te ha explicado que el trabajo de tu padre...
Bruno: Jo , estoy harto de oír hablar del trabajo de Padre! Es de lo único que se habla, la verdad.
Pasa el teniente Kotler.
Bruno: ¿Quién era ése?
Criada Maria: Uno de los soldados de tu padre, supongo. Ya los iremos conociendo.
Bruno: Creo que no me cae bien. Parece demasiado serio.
Criada María: Tu padre también es muy serio.
Bruno: Sí, pero él es Padre. Los padres han de ser serios.
Criada María: Bueno, es que tienen un trabajo muy serio. O al menos eso creen ellos. Pero yo en tu lugar evitaría a los soldados.
Bruno: Aparte de eso, no veo qué otra cosa puedo hacer Ni siquiera creo que haya alguien
...