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El Buscon


Enviado por   •  17 de Febrero de 2014  •  7.725 Palabras (31 Páginas)  •  532 Visitas

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EXPOSICIÓN ORAL - PRIMER INSTANCIA DE FINAL

“El que busca encuentra (pocos amigos)”

La vida del Buscón (o Historia de la vida del Buscón, llamado don Pablos; ejemplo de vagamundos y espejo de tacaños) es una novela picaresca en castellano, escrita por Francisco de Quevedo.

El Buscón, es una de las novelas fundamentales de la picaresca española. Su autor Francisco de Quevedo retrata las andanzas, gracias y, sobre todo, desgracias de un joven llamado Pablos que intenta subir desde su mísera escala social y alcanzar el rango de caballero. En ella el lector se adentra en un mundo divertido. Donde los infortunios del protagonista, narrados por él mismo, es lo que le mueve a la risa; encontrándose con un cúmulo de situaciones, personajes, incidentes, espacios…

Dentro de la complejidad propia que presenta la composición de esta novela, resulta una apasionante aventura dramatúrgica acercarla, aunque sólo sea tangencialmente, al universo cerrado de un escenario. ¿Pero cómo?

“Somos un país de pícaros”, se sigue oyendo cotidianamente en calles españolas. Y lo damos por válido sin entrar en el fondo del asunto. Desde esta premisa también se puede trabajar sobre el texto como un pícaro más: arramplar, construir, refundir, deconstruir, romper, enlazar, pegar, inventar, recopilar…

Todo clásico siempre se ve desde los ojos de la época del espectador que lo lee o contempla. Es su experiencia vital la que le hará observarlo de una u otra forma. Pero siempre desde su tiempo. Es imposible para un espectador actual entrar en la miserable realidad del siglo de oro. Y aunque lo intente llevará en su bagaje la perspectiva de las desventuras actuales, las hambrunas africanas, las migraciones desesperadas, las imágenes de las pateras cruzando el estrecho… La aldea global, la intercomunicación, un mundo al alcance de la mano… También esos sucesos históricos que ha vivido y que le dan otro giro histórico: las torres gemelas, el 11M, la guerra del golfo… Todo suma, uno no puede sustraerse y sentirse un espectador virginal del siglo XVII. Queramos o no estamos en nuestro tiempo y desde él observamos el pasado.

El espectador de nuestra propuesta quizá considere prestar atención desde el ayer al hoy, y tal vez se haga algunas preguntas del estilo: ¿Qué queda de la picaresca en nuestra contemporaneidad? ¿Qué paralelismos o divergencias encontramos? Y así disfrutar de un clásico titulado Historia de la vida del Buscón, llamado don Pablos.

En este trabajo analizaremos la novela desde lo picaresco y pondremos en contraposición a Pacheco de Narváez, otro enemistado con nuestro Francisco de Quevedo para poder observar los posibles puntos de censura o no para esta obra de arte.

Datación

El libro se publicó por primera vez en 1626, aunque circuló antes en copias manuscritas algunas de las cuales se conservan hoy en día. Quevedo nunca reconoció haber escrito El Buscón, probablemente para esquivar problemas con la Inquisición, y su silencio sobre esta obra, pese a estar la autoría fuera de toda duda, ha incrementado los problemas en la datación de su composición. Se han propuesto fechas que van de 1604 a 1620 y un proceso de reelaboración posterior en el que Quevedo estaría trabajando hasta cerca de 1640.

Es una de las obras de Francisco de Quevedo, escrita entre 1603 y 1608, lo que hace de ella una de las primeras novelas del género picaresco. Fernando Lázaro Carreter considera que la primera versión fue redactada en 1603-1604, mientras que Francisco Rico indica 1605. Frente a esta opinión generalizada, Américo Castro considera que debe ser una obra de madurez, y sitúa su redacción hacia 1620.

Quevedo estuvo en la Universidad de Alcalá de Henares desde 1596 hasta 1600. Y, entre 1601 y 1604, estudió Teología en Valladolid, por entonces capital del reino. Quevedo ya demostraba su precoz ingenio, escribiendo en esta primera década del siglo XVII numerosas y variadas obras literarias, entre las que se encuentra El Buscón.

Se divulgó, como otros ejemplos de literatura clandestina, en copias manuscritas. Posiblemente existieron dos versiones: una primitiva y otra revisada que Lázaro Carreter sitúa entre 1609 y 1614. La versión más antigua se recoge en el manuscrito 303 bis (olim Artigas 101), conservado en la Biblioteca de Menéndez Pelayo (Santander, Cantabria). El llamado “Manuscrito Bueno” por haber pertenecido al bibliotecario Juan José Bueno, se encuentra depositado en la Biblioteca de la Fundación Lázaro Galdiano, de Madrid.

La primera edición se publicó en Zaragoza el año 1626. No contó con el permiso del autor, aunque en el título se le imputa la autoría sin dudarlo: “Por don Francisco de Quevedo Villegas, Cavallero de la orden de Santiago y Señor de Iuan Abad”. En relación con los manuscritos, tenía correcciones y supresiones debidas a la censura. Tuvo gran éxito. La segunda edición, de ese mismo año, aparece con un pie de imprenta falso (Zaragoza, 1626) para camuflar la verdadera plaza de edición, que había sido Madrid.4 Se tradujo muy pronto a varias lenguas. Entre 1626 y 1648 fue editado en Barcelona, Valencia, Zaragoza, Ruan, Pamplona, Lisboa y Madrid. No obstante, Quevedo siguió ignorando su existencia, no incluyendo esta novela en el listado de sus obras que elaboró en 1640. Probablemente se debe a problemas con la Inquisición.

Las ediciones del texto

Las ediciones modernas de El Buscón se basan en el manuscrito «Bueno» (B), en el manuscrito conservado en Santander (S), en un manuscrito procedente de un códice de la catedral de Córdoba (C) y en las dos ediciones princeps impresas realizadas en Madrid en 1648, basadas a su vez en la de Zaragoza de 1628 (E).6 Aunque estrictamente hablando la auténtica edición princeps sería la impresa en 1626 en Zaragoza por el librero Roberto Duport.7

Hoy existe unanimidad en considerar a B el mejor testimonio conservado del texto tal y como lo concibió Quevedo por ser muy cuidadoso en su grafía y contener pocos errores; de hecho su calidad es tal que se ha pensado que estaba destinado a ser regalado a algún personaje importante. Se cree que S, C y E proceden de otro arquetipo común (X) y que probablemente S y C también proceden de un subarquetipo.

Frente a esa unanimidad sí que ha habido diferentes interpretaciones sobre la datación y la filiación entre las diferentes fuentes. Según una de ellas B sería el testimonio más antiguo (dentro de las dos primeras décadas del siglo XVII) y las diferencias entre S, C y E provendrían de sucesivas revisiones del texto por parte de Quevedo y/o errores de los copistas o impresores. Según la

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