El Principito es una obra literaria, escrita por el aviador y escritor Antoine de Saint-Exupéry

El Principito es una obra literaria, escrita por el aviador y escritor Antoine de Saint-Exupéry, publicada en 1943; en esta novela un aviador que estaba perdido en el desierto de Sahara debido a una avería del avión, se encuentra con un pequeño príncipe quien en ocho días le cuenta sobre su planeta de origen, el planeta B612 y relata su viaje por otros cinco planetas, en busca de una ocupación para instruirse; mediante estos planetas el escritor nos quiere hacer ver la estupidez humana y la sabiduría de los niños que la mayoría de las personas pierden cuando crecen.

En el siguiente ensayo se alterarán las experiencias del Principito en los planetas.

El Principito vivía en planeta B612, era de los más pequeños de todo el universo y en consecuencia no había en él mucho entretenimiento más que: inspeccionar la pequeñez de planeta en busca de algún baobad, los cuales eran árboles malignos que si no se detectaban a tiempo cuando eran muy pequeños después serían imposibles de aniquilar puesto que crecían aun más que una jirafa y lidiar con un árbol de tal magnitud para una persona tan diminuta como lo era el Principito no era cosa fácil, por eso tenía como rutina diaria recorrer todo el planeta en busca de algún indicio de baobad; aquí se puede ver lo poco perezoso y holgazán que era el Principito ya que aunque este fuese un trabajo aburrido estaba en sus manos velar porque los baobad, que se pudiera decir simbolizan la falta de disciplina y compromiso, no consumieran su diminuto planeta. Otra de las labores rutinarias del Principito era cuidar las única flor que había en el planeta, que para él era la más hermosa y gloriosa que pudiese existir en todo el universo, sin embargo para cualquier persona del planeta Tierra ésta sería una rosa común, con cuatro espinas; esta flor tan vanidosa a los ojos del Principito, era tan vanidosa como manipuladora; no le gustaba que el viento le soplara por las noches, por lo tanto manipuló al Principito para que le...

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