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El Tunel.

vladhy7Síntesis22 de Abril de 2013

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el tunel de ernesto sabato Publicado en Cieza Digital

El bolchevismo llevaba implícito un componente mesiánico y milenarista. Con ellos, el bolchevismo incluía el mito del eterno retorno y superaba la linealidad del tiempo newtoniano. A través de estos componentes el comunismo se veía como la vuelta a una Arcadia feliz, al paraíso de la hermandad de los seres humanos. La Revolución de Octubre se convirtió en un hecho moral en la medida que en el imaginario popular se convirtió en el medio para el establecimiento del “paraíso de la justicia”.

En sus mil años de historia, Rusia se ha configurado como una entidad histórica particular. Una entidad que se caracteriza principalmente por su naturaleza campesina, multiétnica, multinacional, multirreligiosa y multicultural. Ya en el siglo XIX, algunos autores (Danilevskii) trataron de definir a Rusia como Civilización. En los años 20, como consecuencia de la crisis cultural provocada por la Revolución, surgió un importante movimiento filosófico-político-cultural que definió a Rusia con el concepto de Eurasia.

La singularidad del proceso histórico ruso viene condicionada:

- Por la ubicación geográfica de Rusia entre dos mundos culturalmente diferentes: Asia y Europa.

- Por la independencia del mismo con respecto a los procesos históricos de Europa occidental y Asia, lo que ha dado lugar a la formación de una entidad histórica con sus específicos elementos constituyentes (cultura, economía, explotación de recursos, acomodación de la población al territorio y al clima, establecimiento de las formas sociales de explotación de los recursos naturales y de la agricultura, etc.).

- Por la presencia de importantes componentes del mundo oriental asiático.

- Por el continuado enfrentamiento con la cultura occidental europea.

- Por la presencia, a pesar del enfrentamiento, de importantes elementos de la propia cultura europea occidental.

Rusia sufre desde el siglo XVIII una crisis de modernización, es decir, está inmersa en un proceso de modernización que presupone la llegada a un punto final, un estado de Modernidad. El proceso de modernización ruso ha estado acompañando de un proceso de eclosión y elaboración cultural que ha dado lugar a la formación y consolidación de la conciencia nacional rusa. Elementos fundamentales que han contribuido a la consolidación de dicha conciencia nacional han sido la literatura rusa y soviética de los siglos XIX y XX, la filosofía rusa de la solidaridad en sus diferentes elaboraciones, la historia, la ciencia y la técnica rusa y soviética.

El principal conflicto dentro de esta crisis de modernidad radica en la existencia de diferentes modelos de modernización y diferentes modelos de “objetivo final”, es decir de Modernidad. Hay un proyecto de modernidad con claras influencias exógenas que presupone la imitación del modelo de modernización europeo occidental y la renuncia a las particularidades nacionales rusas. Hay otro proyecto de modernización que presupone la continuidad de la trayectoria histórica rusa, es decir un modelo de modernización, en lo fundamental endógeno y nacional que se apoya en el desarrollo de los recursos nacionales (sean estos espirituales, económicos, culturales, etc.).

La intensa presión del capitalismo occidental a finales del siglo XIX y principios del XX y los intentos realizados por imitar el modelo de modernización occidental (exógeno) e incorporar a Rusia al ámbito de influencia del capitalismo europeo occidental llevaron al mundo campesino ruso al borde de su desaparición. Esta tensión produjo una situación revolucionaria que eclosionó en la Revolución de 1905-1907. Dicha revolución fue una guerra de nuevo tipo con la participación activa de campesinos y trabajadores. Los trabajadores actuaban como parte de dos mundos y adelantaban lo que posteriormente sería la característica fundamental del sistema soviético. Por un lado actuaban como obreros portadores de los atributos de esta clase social, pero por otra parte actuaban como campesinos. Su reciente “proletarización” les permitía ser todavía portadores de las concepciones del mundo del campesinado y comportarse y actuar como campesinos. Puede hablarse de una dualidad en su conciencia de clase. Por estas y otras características la revolución de 1905-1907 puede ser considerada como el ensayo y la “universidad” de la Revolución de Octubre.

La Revolución de Febrero de 1917 (liberal) fue un intento de imponer de forma definitiva el modelo de modernización occidental (exógeno), y por ello un intento de cambiar la trayectoria histórica de Rusia, sacarla de su “corredor” histórico. El aspecto fundamental de aquel intento fueron las resistencias que generó en el mundo campesino ruso.

La respuesta de la cultura rusa a las presiones del modelo modernizador representado por la Revolución de Febrero fueron la Revolución de Octubre (socialista) y el bolchevismo. La Revolución de Octubre no fue una revolución desde arriba, sino un proceso natural, popular, en parte espontáneo. Una respuesta desde abajo a la crisis en la que se encontraba Rusia en aquellos momentos. La Revolución de Octubre no fue una revolución obrera en un país capitalista que permitió el paso del capitalismo al socialismo. Fue una revolución de campesinos y obreros en un país no capitalista donde se daban determinados elementos de un capitalismo periférico incipiente, entre ellos una clase obrera minoritaria con comportamientos y valores de origen campesino. Fue una revolución donde el principal agente revolucionario era el propio campesinado. Mientras que el marxismo clásico partía de la idea de que, bajo la presión disgregadora del capitalismo, el campesinado debía desaparecer y dar lugar a la burguesía rural y al proletariado, la realidad rusa mostró que el campesinado ruso, pese a los elementos disgregadores del capitalismo presentes en Rusia, había conseguido digerir los intentos de los distintos gobiernos de destruir el mundo campesino por decreto y transformar a los campesinos en granjeros acomodados y en obreros. Los intentos de reforma, entre ellas las de Stolipin, chocaron siempre con la encarnizada resistencia de los campesinos, que se negaron a la destrucción de sus estructuras tradicionales de vida articuladas alrededor de la comunidad campesina, de la propiedad y gestión de la tierra de forma colectiva y de las concepciones del mundo que de ellas se desprendían. De aquel conflicto, en sus aspectos fundamentales, la comunidad campesina salió reforzada y con ella el campesinado como “clase en sí”.

El protagonismo del campesinado en la Revolución condicionó toda la evolución posterior del proyecto soviético. El bolchevismo, a pesar de su componente marxista, europeo, fue la expresión, la manifestación, la alternativa de la cultura rusa al modelo occidentalista (exógeno) de modernización. La formula de Lenin para definir el socialismo (socialismo = poder soviético + electrificación de todo el país) era en definitiva la definición del modelo de modernización del bolchevismo: por un lado la electrificación como expresión de la industrialización, y esta última incorporada al bolchevismo por el industrialismo presente en el marxismo; por otro lado, el Poder soviético, los soviets, como expresión de las formas de organización de autogobierno de la cultura campesina rusa. El Estado soviético fue un Estado de nuevo tipo que incorporó las formas tradicionales de organización campesina del poder. Los soviets (consejos), considerados habitualmente en la bibliografía sobre la historia de la URSS como la manifestación por excelencia de la autogestión obrera y del poder obrero, son en realidad la manifestación de las formas campesinas de organización del poder. Los soviets no fueron un fenómeno de la cultura del proletariado urbano ni fueron “inventados” por el proletariado ruso; son un fenómeno específico de la cultura campesina tradicional de Rusia que, con diferentes nombres (mir, obshina, obschestvo, obchestvo, sjod, sjodka, etc.), están presentes en la cultura de organización social y del poder del campesinado ruso. Esta cultura de lo comunal y colectivo había dado lugar en Rusia al desarrollo del que quizá fue en su momento el movimiento cooperativo (en su sentido moderno) más importante del mundo. En 1913 había en Rusia más de 30.000 cooperativas y sus miembros superaban los diez millones de personas. Fueron los soldados rusos, en su 99% campesinos, y los obreros todavía con comportamientos campesinos, los que recurrieron, en el ambiente hostil de las grandes ciudades como San Peterburgo y Moscú, y en los frentes y acuartelamientos militares, a los soviets como formas de organización y gestión de un poder que, con la disolución del Estado zarista en febrero de 1917, había quedado sin una representación y concreción efectiva del mismo. La participación de los obreros industriales rusos en los soviets urbanos tenía más que ver con la pervivencia de las formas de entender y aprehender el mundo en su componente campesino que con la expresión de su relativamente nueva cultura proletaria.

El objetivo principal de la Revolución de Octubre y del proyecto soviético puede ser resumido con la siguiente frase: “alcanzar al capitalismo para huir de él” (Lenin y Max Weber expresaron esta idea desde posiciones filosóficas diferentes). A finales del siglo XIX y principios del XX estaba claro que la introducción en Rusia de los elementos del capitalismo occidental estaba convirtiendo a ésta en una zona periférica del capitalismo, complementaria y dependiente de la economía occidental. El desarrollo de esta tendencia llevaba implícita la destrucción de la sociedad rusa en la forma como

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