El zarco

El zarco

Bueno la historia de este libro escrito por Ignacio M. Altamirano narra la historia de amor de de una muchacha de un pequeño pueblo llamado Yautepec y el líder de los plateados llamado el zarco durante la guerra de reforma y cuyo amor era imposible por el hecho de que el zarco era un bandido.

En el primer capitulo nos narra como era Yautepec, era un pueblo donde la gente era tranquila, sencilla y hospitalaria y en aspecto era muy bella y llena durante todo el año de naranjos y limoneros

En el segundo capitulo se empieza a desenvolver la gran historia de amor en donde narra que manuelita, una chica demasiado linda vivía con otra muchacha más o menos de la misma edad y un mujer más grande que era su madre y se llamada doña Antonia quien las cuidaba de salir a la calle ya que en esa época los plateados eran muy peligrosos para las matanzas y raptos en los pueblos y haciendas aledañas al sur del Estado de México. Doña Antonia trataba de convencer a su hija de casarse con Nicolás, un hombre honrado y bueno para llevarlas lejos de los peligros de Yautepec. Pero manuela siempre se negó casarse con Nicolás por que decía que era un indio, a pesar de eso Nicolás las iba a visitar casi diario a su casa para ver a su amada manuelita.

Un día Nicolás le dijo a Doña Antonia que vendría a Yautepec una guardia del gobierno ya que primero irían a Cuernavaca para buscar a los bandidos, pero Nicolás creía que no los capturarían, pues los plateados andan en grandes grupos de más de 100. Doña Antonia se alegró mucho al oír estas noticias, pues era su oportunidad de marcharse definitivamente de Yautepec con Manuela y sin correr el riesgo de ser asaltadas en el camino.

Esa misma noche en el pueblo había un hombre joven de 30 años, alto, bien proporcionado y cubierto de plata, por lo cual era obvio que pertenecía a los plateados. Cuando vio a Nicolás pensó en que ya tendría él su merecido, pero por lo pronto iba a visitar a su amada a la cada de Doña Antonia. Al acercarse a la barda del huerto hizo llamar a Manuela, quien con una dulce y amorosa voz respondió a su llamado y se asomó por una escalinata en el huerto.

El Zarco visitaba a Manuelita seguido con quien mantenía una relación. Nadie en el pueblo sospechaba de la relación entre estos dos, pues nadie se atrevía ni a asomarse por la noche por temor a los plateados. Manuela le dijo al Zarco de la llegada de la guardia militar y sobre la partida a México que planea su madre para los próximos días. El Zarco le pide que se valla con ella para que así puedan vivir junto y jamás los separen. Manuela acepta y de fuga con el zarco la próxima noche y abandonar a su familia y su amado Yautepec. Manuela le promete al zarco que ara todo lo que le pida.

Al día siguiente, Nicolás visitó a Doña Antonia para informarle que la tropa arribaría a Yautepec al día siguiente por la mañana y estaría muy poco tiempo en el pueblo. Doña Antonia le pidió que vendiera su huerto y que fuera a visitarlas a México.

Doña Antonia estaba preocupada por el extraño comportamiento de su hija desde un tiempo atrás pero pensaba que era por su encierro para protegerla de los bandidos y estaba segura que en México cambiarían las cosas. También se lamentaba de que no amara a Nicolás, quien ya estaba resignado al desprecio de Manuelita.

Por la noche el Zarco llegó al huerto con unos amigos, subió a Manuela al caballo y se fugaron de Yautepec.

Al día siguiente, Nicolás le informarlo a doña Antonia que la tropa arribaría a Yautepec al día siguiente por la mañana y estaría muy poco tiempo en el pueblo. Doña Antonio le dijo que vendiera su huerto y que fuera a visitarlas a México. Antes de marcharse, Nicolás prometió ayudar a Doña Antonia en lo que le pedía, pues estaba enamorado de manuela.

Por la noche el Zarco llegó al huerto con unos amigos, subió a

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