El Zarco

INTRODUCCION

Antes de comenzar con la reseña de “El Zarco”, no podemos dejar a un lado al autor de esta gran novela: Ignacio Manuel Altamirano; un brillante escritor, periodista, maestro y político mexicano nacido en Tixtla guerrero el 13 de noviembre de 1834 y murió el 13 de febrero de 1893 en la ciudad de san remo, Italia; fundó varios periódicos y revistas muy influyentes de esa época. Entre sus obras más importantes podemos resaltar clemencia, publicada en 1869, la navidad en las montañas en 1870, cuentos de invierno en 1880 y el zarco publicada en 1901 y que es la novela en la cual nos basaremos para presentar este ensayo. El zarco relata la vida mexicana que comprende los años en que fueron promulgadas las leyes de reforma y donde Benito Juárez era presidente de nuestro país. La historia del Zarco se desarrolla en Yautepec, un pueblecito que en aquella época pertenecía al Estado de México, esta obra nos da a conocer la inseguridad y peligros que asechaban a la población de la república mexicana, principalmente en el Estado de México y entidades aledañas. Este relato fue escrito entre los años de 1885 y 1888, pero fue publicada hasta 1901, consta de 25 capítulos y en cada uno de ellos se refleja lo que fue México en un momento dado.

EL ZARCO

La historia se desarrolla de 1861 a 1863, periodo en el cual México estaba en las últimas etapas de la guerra de reforma o guerra de los tres años. Los hechos se desarrollaron en los estados de México, Morelos, Tlaxcala y poblaciones como Yautepec, Xochimancas, Atlihuayan, entre otras; mismas que pertenecen a las entidades ya mencionadas. Entre los personajes más importantes encontramos al Zarco, Manuela, Pilar, Doña Antonia, Nicolás y algunos que aparecen al final de la novela pero que son claves para el desarrollo de la historia como por ejemplo, Don Martin y el tigre.

Todo comienza en Yautepec, una población modesta y donde la mayoría de los habitantes se dedicaban a la producción de cítricos, llegándose a convertir en el principal productor de estos alimentos, a pesar de tener un buen trabajo y sustento, los habitantes de este poblado vivían atemorizados por los constantes saqueos y asesinatos que un grupo de ladrones llamados “los plateados” –dándoles este nombre por traer adornados sus trajes con plata- hacían en la mayoría de las comunidades que pertenecían a esa comarca; por eso mismo Doña Antonia una mujer viuda, trabajadora y dedicada a su hogar trataba de cuidar a Manuela – su única hija- de estos malhechores, que tenían fama no solo de matar y robar cuanto pueblo fuese posible, sino también de raptar a mujeres bellas y delicadas como manuelita, por esta razón la mamá de esta joven quería que su hija contrajera matrimonio con Nicolás, un muchacho que se dedicaba a la herrería en la hacienda de Atlihuayan y que era muy querido por todos, por ser un hombre trabajador, sincero, pero sobre todo de nobles sentimiento y que amaba a manuela con todo su corazón, sin embargo ésta lo despreciaba, lo humillaba y le decía insultos que herían la dignidad de su enamorado.

Pilar por su parte era ahijada de doña Antonia, esta chica al igual que manuelita era muy bella, sin embargo esta era humilde, nada altiva y que desde hacía mucho tiempo estaba enamorada de Nicolás, pero éste nunca se dio cuenta de que pilar lo quería pues estaba ciego por el amor que le tenía a manuela y que ésta en nada le correspondía, cómo habría de hacerlo si ella estaba enamorada de uno de los bandidos más temidos de la región al que apodaban “el zarco” nombrado así por el color azul de sus ojos; este sujeto visitaba a manuela noche con noche para que uno al otro se demostraran el amor que se tenían, en una de sus visitas manuela le dijo que su mama quería irse de Yautepec con una tropa del gobierno que venía de la ciudad de México, porque según en esta ciudad estaría segura, manuela le dijo que no quería dejarlo de ver y que prefería dejar a su madre e irse con él, fue así como acordaron fugarse la noche siguiente. Al siguiente día manuela estaba nerviosa, sin apetito y con muchos deseos que llegara la noche para poder estar por fin con su amado; llego la hora acordada, manuelita salió descalza de su casa con mucho cuidado para no ser descubierta, llevando solo una linterna y un suéter sobre su cabeza ya que una tormenta se había desatado momentos antes de que ésta se fugara con el malhechor, se aproximó a la huerta y en el tronco de uno de los arboles junto a una adelfa cabo un hoyo del cual saco una bolsa de cuero con alhajas que su novio le había obsequiado, después de tener las joyas se dirigió hacia donde estaría el zarco esperándola y como era de suponerse este ya estaba ahí, junto con algunos amigos .esperando a la joven, sin más preámbulos manuela subió al caballo del bandido y desaparecieron entre las montañas.

A la mañana siguiente doña Antonia se dirigió al cuarto de su hija, sin embargo ésta no estaba, su mama la buscó en todos los lugares donde podía estar pero todo fue en vano porque manuela está muy lejos de allí, su madre desesperada pensó que los plateados habían robado a su hija, pero más tarde, la joven mandó una carta en la cual explicaba a su madre por qué y con quien se había ido por voluntad propia, la señora fue con el prefecto de Yautepec a pedir ayuda a la tropa del

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