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La Campaña De Carlos Fuentes


Enviado por   •  6 de Enero de 2014  •  1.700 Palabras (7 Páginas)  •  211 Visitas

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La Siega

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Amores como el nuestro. La campaña de Carlos Fuentes.

Por Franco Cavagnaro

Hay libros que por algún motivo se nos escapan de las manos o peor aún parecen rehuir el hallazgo. La campaña (1990) de Carlos Fuentes había tenido una vida esotérica y misteriosa en mi biblioteca. Finalmente he podido leerla y me he llevado varias sorpresas. Novela bastante ágil, aunque algo efectista. Fuentes siempre llevado por los temas históricos y paradigmáticamente mexicanos, en La campaña deja de lado esa preferencia y centra la trama en el periodo de las guerras de independencia sudamericana en un itinerario que une sus principales ciudades: Buenos Aires, El Alto Perú, Santiago, Lima, Maracaibo y Veracruz.

La novela sigue el autoconocimiento y la plasmación del ideal roussoniano de Baltasar Bustos, su búsqueda de igualdad y libertad en los procesos hacia la independencia de los jóvenes países que intentaban liberarse del yugo español. Sin embargo, el verdadero puntillazo argumental es el obsesivo amor carnal de Bustos por Ofelia Salamanca, esposa del Marqués de Cabra, Presidente de la Audiencia de Buenos Aires, a quien seguirá a lo largo de toda América, incendiado por el platónico deseo que lo lleva a dejar su acomodada vida porteña. Entonces a la par y en competencia, se desarrollará su participación en las guerras de independencia desde el lado patriota y su búsqueda del amor carnal con la marquesa. Dos caras de una misma moneda. Dos deseos en busca de realización. No obstante, el viaje, como ocurre con otras novelas de iniciación, se torna aquí en el motivo de descubrimiento de la identidad de Bustos. Benedict Anderson en su impecable libro sobre la idea de formación de las naciones (Comunidades imaginadas) trata de explicar el forjamiento de la identidad de los criollos americanos: el viaje de los intendentes y burócratas criollos durante la Colonia alentaba sus conciencias, ellos se reconocían otros en relación a los peninsulares. Lo mismo ocurre con Bustos, el viaje por Sudamérica lo hará reflexionar acerca de su origen, su vida y su destino, encadenado al de toda América, una especie de Che Guevara pre republicano.

La estancia de Bustos en los países en los cuales guerrea y sigue a Ofelia, también lo obliga a cavilar sobre sus realidades y sus posibilidades. Buenos Aires es la ciudad abierta al contrabando, a las ideas europeas y revolucionarias, como el narrador y amigo de Bustos dice sobre su ciudad: aquí solo hay fraude. Ciudad despreciada por la Corona, donde se prohíbe la existencia de una universidad, pero donde las ideas circulan rápidamente. No por nada los dos amigos que rodean a Bustos, Dorrego y Varela (éste último el narrador) son uno lector asiduo de Voltaire y el otro admirador de Diderot. La novela precisamente se inicia con el plan de conquista de Bustos en Buenos Aires. Ideará un secuestro del hijo de Ofelia para reemplazarlo por el hijo de una esclava negra. El siguiente paso sería entregarlo sano y salvo para que ella se enamorase del artífice del engaño por agradecimiento. Sin embargo algo sale mal y el niño reemplazado muere quemado en la alcoba del hijo de Ofelia y la negra a quien Bustos entrega el verdadero niño huye con él. Los destinos de ambos son intercambiados y los sueños de Bustos desvirtuados.

Este fracaso obliga a Bustos a huir de la ciudad porteña hacia su verdadero hogar: la pampa. Su padre es un estanciero y representa con sus costumbres y sus tradiciones la esencia gaucha del interior y pone sobre el tapete la gran dualidad argentina a inicios de la República: puerto vs. estancia, comercio vs. ganadería. Su llegada lo hace diferenciarse de esos gauchos que habitan la pampa, meros salvajes, incivilizados a diferencia de él y su cultura porteña (he aquí el germen de la desigualdad fundadora de las repúblicas sureñas y el tema del debate que las dividirá en el siglo XIX. Recuérdese Facundo o novelas como Doña Bárbara). Su padre lo obliga a decidir: ¿quedarse a hacerse cargo de la estancia o viajar para cumplir sus ideales (o como bien sabe Bustos, continuar su búsqueda de Ofelia Salamanca)? Este opta por la guerra y sale hacia el Alto Perú, casi al mismo tiempo, oh ironía, desde Buenos Aires le ordenan también unirse al ejército libertador en el Alto Perú.

La verdadera prueba de fuego del intelectual porteño que reniega un poco de los matreros de la pampa, es internarse en las alturas andinas del antiguo Alto Perú para intentar la independencia de la región (¡tranquilo Evo!). Participa en algunas batallas y conoce a los caudillos que se disputan el liderazgo. Otro de los grandes dilemas sudamericanos surge en estas refriegas: el caudillaje y el centralismo de poderes ajenos. Fuentes, en boca de Bustos, con mucha perspicacia, se refiere a este largo mal nombrando a estos vastos territorios inhóspitos como republi-quetas, bajo el mando de un caudillo y sus montoneras, encargadas de combatir

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