La Castañeda
lorelain4 de Octubre de 2012
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EL MANICOMIO GENERAL LA CASTAÑEDA
La presente lectura de La Castañeda nos habla de la leyenda del lugar mismo es decir de un manicomio General y la Vida de sus internos así como de sus primeros años de funcionamiento a principios del siglo XX, pues La Castañeda transcurre durante los años lozanos de la histeria y las enfermedades morales. Es un tiempo fértil para el manicomio, y por ende para el sufrimiento. Fue la institución psiquiátrica más importante del país durante el siglo XX. Cuando se inauguró, las familias internaron a hombres y mujeres que reunían los requisitos para ser considerados como locos y merecedores de tratamiento psiquiátrico. En este artículo se exploran las bases culturales del encierro terapéutico a través de los imaginarios que la sociedad mexicana de aquellos días tenía sobre locura, sus causas, síntomas y tratamientos.
Se Decía que es manual de procesos porque entre médicos y pacientes había un roce reglamentado, es decir, lleno de registros. En los casos médicos , la situación física de contacto en la cual se encontraron los psiquiatras y los internos fue una institución de beneficencia pública dedicada a la atención de hombres, mujeres y niños diagnosticados como enfermos mentales, localizada en la periferia de una ciudad que crecía de manera desmesurada y en la frontera temporal entre regímenes por lo regular descritos como antagónicos: el último año de la modernizadora administración de Porfirio Díaz y la fase más temprana del México revolucionario.
La interacción psiquiatra interno, según está registrada en los archivos médicos de la institución, fue, al mismo tiempo, menos armoniosa y menos irregular que lo descrito en la exégesis médica de la época. Fue menos armoniosa porque la aquiescencia de los pacientes al diagnóstico psiquiátrico implicaba algún grado de desacuerdo y fricción, y fue menos irregular porque, incluso dentro de las jerarquías del hospital psiquiátrico, los psiquiatras recibían con agrado, y de hecho incitaban, la muy necesaria participación de los pacientes y de sus familiares en la elaboración de los diagnósticos.
Esta historia se desarrolló en los diálogos obsesivos, entrecortados, oscuros de internos y doctores; comisarios y familiares; policías y licenciados; alrededor del tema de la locura. Todo formaba parte de la conversación: la fe, el sexo, la pobreza, la pérdida, las distintas formas del rencor, los celos, el amor, la política. Ahí donde los médicos intentaban componer una figura profesional, traduciendo lo que escuchaban a los términos de la incipiente psiquiatría, los internos lograron con frecuencia transmitir sus experiencias personales con el padecimiento mental. El lenguaje de la calle se introducía, así, a los diagnósticos institucionales. El veredicto familiar. La versión más íntima.
La Castañeda permaneció abierta durante 58 años y cumplió con diversas funciones sociales: un hospital, un lugar de cobijo, una cárcel apenas disfrazada, una última oportunidad, un archivo. Una metáfora de los tiempos por venir. Un futuro que ya nos alcanzó.
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