La Castañeda

La castañeda

La historia de nuestro país es muy interesante, sobre todo en las comparaciones que se pueden hacer en cuanto al desarrollo que ha tenido a lo largo del tiempo.

En este presente escrito hablaremos un poco de la historia de la salud mental y de cómo se trató de ayudar a los pacientes que “padecían” una enfermedad mental para las épocas de las que se habla.

En México, bajo el mandato del presidente Porfirio Díaz, se creó un instituto donde se pudieran tratar las enfermedades mentales que afectaban a las personas para esas épocas, y fue asa que en 1910 se inauguró La Castañeda, el cual daba paso a la modernidad de esa época, puesto que era un centro para tratar y encerrar a las personas que tenían un padecimiento mental.

Para esos tiempos, se creía que las enfermedades mentales se podían curar con el encierro, pero que los pacientes no debían de sentirse completamente encerrados, es por eso que se planeó que la Castañeda tuviera áreas extensas y libres para que los pacientes no se sintieran aislados del mundo.

Se dice que la idea de la sociedad de ese tiempo era crear un “palacio de la locura”, porque querían quitar a las personas que dañaban a la sociedad con sus comportamientos amorales, como se hace con las frutas, separando a las frutas buenas de las malas; y así apartando a las personas que no seguían las normas de lo moral de las demás para evitar que se contagiara a más personas y que la sociedad fuera decadente.

El tratamiento que se les daba a las personas que eran consideradas locas era principalmente el encierro, y se creía que el agua tenia efectos curativos sobre las personas, por ejemplo a los pacientes maniacos y alteraciones de ese tipo se les daban baños con agua muy fría, con la esperanza de que les ayudara a reaccionar. Y los pacientes deprimidos y apáticos se les daban baños de agua caliente; además de que a todos se les trataba de alimentar bien para que se curaran.

La Castañeda fue construido con un conjunto de 25 edificios, todos con las intenciones y planificaciones de poder separar a las personas según la enfermedad que padecían. A las personas distinguidas se les trababa de una manera diferente, puesto que tenían dinero pagaban para que se les diera trato especial, con mejores alimentos y además no usaban uniformes, eran la clase preferencial.

Después estaban los tranquilos, y estos eran personas con depresión, entre otras patologías. También estaban los tranquilos B, y estos eran iguales que los tranquilos normales, solo que ellos pagaban, solo un poco menos que los distinguidos, todo para obtener mejores comidas y tratos especiales, pero menos que los de clase preferencial.

Después estaban los epilépticos y epilépticas, y entre ellos estaban todos aquellos que la sociedad tachaba de ser mal portados y de desobedecer lo que estaba moralmente bien para esa época.

Y por último estaba los imbéciles o idiotas, y en este grupo se encontraban las personas con síndrome de Down, personas con autismo, con retrasos mentales, o simplemente con alguna discapacidad mental.

¿Quiénes decidían quien estaba loco y quién no? ¿Cómo se diagnosticaba a una persona loca?

Como sabemos para esas fechas no existían las pruebas que ahora existen y tampoco era concebible la posibilidad de saber con exactitud quien estaba realmente loco y quien no tanto. Los diagnósticos los hacia la propia sociedad.

Las familias con tal de evitar que un integrante de la familia hiciera el “ridículo” ante la sociedad, preferían encerrarlos en la Castañeda y en este lugar eran simplemente recibidos.

Antes se creía que si una persona era alcohólica y se casaba y tenía hijos, sus hijos nacerían con epilepsia, y si las personas epilépticas se reproducían sus hijos serían unos “imbéciles”. Y eso era muy vergonzoso para ellos.

La locura era más evidente en la ciudad que en las zonas rurales, puesto que se pensaba que las personas de la sociedad urbana estaban más expuestas a la diversión, distracciones y demás cosas que los hacían más vulnerables a padecer una enfermedad mental, y en cambio las personas de la sociedad

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