La Gallina Degollada

La Gallina Degollada

Horacio Silvestre Quiroga Forteza fue un cuentista y poeta uruguayo que nació el 31 de diciembre de 1878. Fue el maestro del cuento latinoamericano, de prosa vívida, naturalista y modernista. Se caracteriza por relatar la naturaleza bajo rasgos temibles y horrorosos al igual que el estadounidense Edgar Allan Poe, con quien fue comparado en varias ocasiones por la similitud en su estilo, comparaciones que no lo molestaban, ya que lo denominaba su primer y principal maestro.

Entre sus obras se encuentra La Gallina Degollada, cuento que publicó por primera vez en su obra más emblemática Cuentos de amor de locura y de muerte, en 1917, que incluyen otros cuentos como Una estación de amor, El solitario, La muerte de Isolda, El infierno artificial, entre otros, que siguen la corriente de los aspectos más extraños de la naturaleza, el horror, enfermedad y sufrimiento para los seres humanos.

Teóricamente el cuento, según Ricardo Piglia, siempre tiene dos historias y en su segunda tesis expone que su historia secreta es la clave de la forma del cuento y de sus variantes. Con base en esto, la primera historia del cuento La Gallina Degollada se presenta cuando una pareja joven, Mazzini de 28 años y Berta de 22, deciden tener un hijo como consagración a su cariño y amor. Con la llegada de su primer hijo, creyeron haber alcanzado la felicidad, hasta que la criatura alcanzó el año y medio y unas convulsiones lo sacudieron dejándolo para siempre sin inteligencia, sin instinto, quedando profundamente idiota y colgante.

Así mismo, pusieron toda la esperanza en su segundo hijo, a quien le ocurrió lo mismo a los dieciocho meses, según la pareja, su sangre y su amor, sobre todo, estaban malditos y en su desesperación ya no pedían belleza e inteligencia como en el primogénito, solo querían un hijo como todos. Seguidamente sobrevinieron mellizos, repitiéndose el patrón y que tenían cierta facultad imitativa pero nada más y con quienes parecía haberse concluido la aterradora descendencia.

Sin embargo, transcurrieron tres años y hasta ahí se responsabilizaron de sus hijos y en la desesperanza de no haber tenido descendientes sin ninguna condición, cayeron en la necesidad de buscar culpables discutiendo su papel como padres. En sus esperadas reconciliaciones nació otra esperanza por otro hijo, naciendo así una niña, (SIENDO ESTE EL CRUCE DE LA HISTORIA 1 CON LA SEGUNDA HISTORIA) en quien pusieron toda su complacencia lo que hizo que fuera creciendo con mala crianza.

Aún con la llegada de Bertita, continuaron sus problemas de pareja, por otra parte, sus hijos, por ese hecho no recibieron más muestras de afecto y el cuidado de ellos pasó a ser tarea de la sirvienta. La noche en la que Bertita cumplió cuatro años, producto

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