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La Niña Que Perdi En El Cierco


Enviado por   •  3 de Mayo de 2014  •  359 Palabras (2 Páginas)  •  465 Visitas

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Argumento de la novela: La niña y yo somos distintas. Ella permanece tal cual la deje hace tiempo, obstinadamente niña, rubia, quieta y como fragmentada a veces. En cambio a mí se me han aburrido ligeramente los pasos de caminar, se me gastaron las suelas, pero aun estoy viva y al parecer, sigo entera.

Somos distintas la niña y yo y, sin embargo, tan parecidas. Hay mucho de su forma de mirar en mis ojos y traje conmigo algunas de sus tristezas. Eran tristeza que el quedaban enormes de grande, que lo colgaban como si fueran prestadas, por eso las traje.

Desde nuestro corredor yo las podía ver perfectamente, sin entender que hacían tan lejos de su juventud sin haber conseguido pareja.

Las veía justo a esa hora en que las sombras agrandaban las cosas y también los recuerdos, hablándose más con los ojos que con las palabras, contemplando quien sabe, otra tarde de menos o la vida que continuaba sin ellas.

Aunque eso sí, costaba abarcarlas a todas desde una sola mirada, y había veces que de tanto esfuerzo hasta se me acalambraban los ojos, porque eran nada menos que cinco las hermanas.

De pronto, apareció una luz aquí y otra más lejos, y el camino entero se lleno de luces. Ahí están todos mis momentos, todos mis seres queridos. Papa, mama y la media docena de hijos apretados contra ellos. Entonces no los perdí. Son incorruptiblemente míos .Algo más lejos me parece divisar también a Rita, y a mi abuela con sus plagueos, porque sin ellos, dejaría de ser mi abuela. Todas las cosas tal como habían sido.

Tomadas de la mano y los ojos muy abiertos, recorrimos aquellos lugares tantas veces recorridos. El sol, que almidona nuestros delantales, detrás; las dos persiguiendo al viento. Más arriba, varios tonos de azules se han reunido para formar el cielo, un cielo hondo que lleva en procesión sus nubes y, más abajo, entre esas calles tibias con olor a rio, algo achacosa la pobre, carcomidas de tiempo sus ventanas y puertas, pero abiertas, de par en par abiertas para darme la bienvenida. Me invita a pasar. Me recibe con su olor de jazmines.

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