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La Selva Libro

hazorro6317 de Octubre de 2012

606 Palabras (3 Páginas)739 Visitas

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El Che, antítesis

del hombre unidimensional

Pensar al Che para pensarnos a nosotros mismos y tomar partido en nuestro tiempo

histórico. Impregnarnos del espíritu radical de Guevara, indagando en su mundo cultural,

político e ideológico para interpelarlo y traerlo hacia nosotros. Ese es el desafío.

No se trata de hacer arqueología. Hay que rescatar al Che del museo, el monumento y

el póster inofensivo donde lo han querido encerrar. Nada más lejano de Guevara que las

momias embalsamadas del panteón de muertos sagrados.

El objetivo consiste en conocer y pensar nuestro presente. Porque el Che es un

revolucionario del siglo XXI, ¿qué duda cabe? Su concepción de la lucha anticapitalista a escala

global, su defensa de la insurgencia popular, su oposición radical a la prepotencia del

imperialismo norteamericano, sus esperanzas depositadas en la nueva subjetividad y la cultura

socialista o su crítica de toda burocracia, ¿no son temas, preocupaciones y problemas de

nuestro tiempo? Estudiar seriamente, discutir y repensar al Che resulta imprescindible si

pretendemos tener un pensamiento contemporáneo, a la altura de nuestra época. Para ello se

torna impostergable explorar las múltiples dimensiones de su personalidad y las diversas aristas

del mito que sobre él se creó.

En la imagen que se construyó del Che predominó durante los primeros años

inmediatamente posteriores a su asesinato, la dimensión militante, activista y comprometida de

su agitada biografía. No fue una casualidad. El Che Guevara, máxima expresión de la

Revolución Cubana junto a Fidel Castro y símbolo mundial de la rebeldía anticapitalista,

representó a fines de la década del ‘60 todo lo que la vieja izquierda ya no podía ofrecer.

Coherencia entre el decir y el hacer, rechazo intransigente del doble discurso y la doble moral,

cuestionamiento radical de toda “razón de Estado” y toda burocratización del socialismo, entre

muchas otras cosas.

El Che murió joven. Sus ideales y proyectos revolucionarios eran asuntos de jóvenes.

La década del ’60 fue una década de jóvenes. El neoliberalismo de Margaret Thatcher y la

“revolución conservadora” de Ronald Reagan, que los sucedieron a nivel mundial, fueron

cosas de viejos. Representaban el regreso de todo lo vetusto, lo añejo, lo tradicional: el

autoritarismo, la explotación, la guerra, el patriarcalismo y el antiquísimo culto al fetiche del

dinero y el mercado. Si Guevara y los ’60 fueron acusados de “infantilismo izquierdista”, el

neoliberalismo no fue más que la venganza senil del ancien regime capitalista que no se decidía a

morir.

Tuvieron que pasar más de dos décadas desde el asesinato del Che Guevara para que

comenzaran a aflorar, tímidamente, otras facetas de su vida. El Che como estudioso del

capitalismo, analista de las dificultades de la transición al socialismo, teórico de los problemas

de la revolución mundial y polemista al interior del marxismo

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Hemos intentado estudiar esas dimensiones en el libro Ernesto Che Guevara: El sujeto y el poder

(Buenos Aires, Nuestra América, 2005), reeditado en Venezuela con el título Che Guevara, un

marxismo para el siglo XXI (Caracas, Nuevo Socialismo, 2009). También en el artículo “El Che

desconocido”, publicado en Casa de las Américas, La Haine y Rebelión, el 16 de junio de 2008.

La presente investigación es continuación y prolongación de aquellos libros y textos y de varios

años

...

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