La Selva Libro
hazorro6317 de Octubre de 2012
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El Che, antítesis
del hombre unidimensional
Pensar al Che para pensarnos a nosotros mismos y tomar partido en nuestro tiempo
histórico. Impregnarnos del espíritu radical de Guevara, indagando en su mundo cultural,
político e ideológico para interpelarlo y traerlo hacia nosotros. Ese es el desafío.
No se trata de hacer arqueología. Hay que rescatar al Che del museo, el monumento y
el póster inofensivo donde lo han querido encerrar. Nada más lejano de Guevara que las
momias embalsamadas del panteón de muertos sagrados.
El objetivo consiste en conocer y pensar nuestro presente. Porque el Che es un
revolucionario del siglo XXI, ¿qué duda cabe? Su concepción de la lucha anticapitalista a escala
global, su defensa de la insurgencia popular, su oposición radical a la prepotencia del
imperialismo norteamericano, sus esperanzas depositadas en la nueva subjetividad y la cultura
socialista o su crítica de toda burocracia, ¿no son temas, preocupaciones y problemas de
nuestro tiempo? Estudiar seriamente, discutir y repensar al Che resulta imprescindible si
pretendemos tener un pensamiento contemporáneo, a la altura de nuestra época. Para ello se
torna impostergable explorar las múltiples dimensiones de su personalidad y las diversas aristas
del mito que sobre él se creó.
En la imagen que se construyó del Che predominó durante los primeros años
inmediatamente posteriores a su asesinato, la dimensión militante, activista y comprometida de
su agitada biografía. No fue una casualidad. El Che Guevara, máxima expresión de la
Revolución Cubana junto a Fidel Castro y símbolo mundial de la rebeldía anticapitalista,
representó a fines de la década del ‘60 todo lo que la vieja izquierda ya no podía ofrecer.
Coherencia entre el decir y el hacer, rechazo intransigente del doble discurso y la doble moral,
cuestionamiento radical de toda “razón de Estado” y toda burocratización del socialismo, entre
muchas otras cosas.
El Che murió joven. Sus ideales y proyectos revolucionarios eran asuntos de jóvenes.
La década del ’60 fue una década de jóvenes. El neoliberalismo de Margaret Thatcher y la
“revolución conservadora” de Ronald Reagan, que los sucedieron a nivel mundial, fueron
cosas de viejos. Representaban el regreso de todo lo vetusto, lo añejo, lo tradicional: el
autoritarismo, la explotación, la guerra, el patriarcalismo y el antiquísimo culto al fetiche del
dinero y el mercado. Si Guevara y los ’60 fueron acusados de “infantilismo izquierdista”, el
neoliberalismo no fue más que la venganza senil del ancien regime capitalista que no se decidía a
morir.
Tuvieron que pasar más de dos décadas desde el asesinato del Che Guevara para que
comenzaran a aflorar, tímidamente, otras facetas de su vida. El Che como estudioso del
capitalismo, analista de las dificultades de la transición al socialismo, teórico de los problemas
de la revolución mundial y polemista al interior del marxismo
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Hemos intentado estudiar esas dimensiones en el libro Ernesto Che Guevara: El sujeto y el poder
(Buenos Aires, Nuestra América, 2005), reeditado en Venezuela con el título Che Guevara, un
marxismo para el siglo XXI (Caracas, Nuevo Socialismo, 2009). También en el artículo “El Che
desconocido”, publicado en Casa de las Américas, La Haine y Rebelión, el 16 de junio de 2008.
La presente investigación es continuación y prolongación de aquellos libros y textos y de varios
años
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