La tregua

LA TREGUA

Este libro es presentado en forma de diario, el escritor de este lleva por nombre Martín Santomé. En el relata los días que a su consideración tiene cierta relevancia en su vida, igualmente, detalla cómo es la relación con sus hijos, y así mismo, narra la historia de su nuevo amor, los problemas que existieron desde que la conoció hasta cómo fue que terminó.

Martín era un hombre de 49 años cuya vida sólo consistía en la rutina. Enviudó a los 28 años criando solo a 3 hijos, los cuales parecía no conocer y apenas convivir con ellos. Seguido trataba de recordar a su esposa, lamentablemente no lo podía hacer de una manera realista,a veces, ni siquiera podría recordar su manera de pensar o algunos rasgos característicos de ella.

Llevaba trabajando varios años en una oficina. Un día le fueron asignados tres empleados, dentro de los cuales destaca una mujer, él en su posición machista no podía asignarla a un trabajo de esfuerzo corporal, el paso de los días permitieron que esos pensamientos se fueran esfumando e incluso su relación con ella se fue haciendo buena, había aumentado su confianza en aquella mujer de apellido Avellaneda.

Aquella confianza depositada en esa mujer pronto se fue convirtiendo en atracción, llegó el momento, en el cual, no podía evitar mirarla y sonrojarse por ello, él sabía que esta situación no podía trascender más allá de una fantasía, la diferencia de edad era enorme, además, en ese momento la joven tenía pareja.

Los pensamientos de amor de este hombre se fueron controlando, prefería enfocarse en la inexistente relación con sus hijos, incluso, pronto llegaron amistades viejas, mismas que, lo hicieron cuestionarse sobre cómo es que ha dejado pasar la vida, sobre aquellos cambios de los cuales no ha sido consciente que ha atravesado.

Dentro del trabajo todo continuaba igual, a excepción de una situación, aquella joven en la cual tenía interés, había terminado con su pareja, dato que, permitió que Santome tuviera esperanza de llegar a intentar algo con ella. Pronto puso manos en el asunto, vigilaba sus horarios, los lugares que frecuentaba y a las personas con las que estaba. Todo lo anterior no lo hacía por acosarla, por lo menos no directamente, más bien lo hacía para tratar de coincidir con ella, para tratar de que el comienzo de su futura relación fuera casual, y que así, no se sintiera forzada a algo por la situación de jefe que tenía sobre ella, y claro, por la edad.

La insistencia de iniciar una relación por mera coincidencia comenzaban a cansarlo porque no lograba encontrarse con ella de manera casual. Un día, después de esperar en un café por un par de horas finalmente logra conseguirla, lamentablemente, en esa ocasión no se pudo dar una cita, pero, la joven de nombre Laura, permitió dar a entender que en otro momento estaría dispuesta a tenerla.

El hombre se encontraba extasiado y nervioso. Finalmente llegó el día de la cita pospuesta y aquel sujeto de 49 años no dudó en confesarle el amor que sentía desde hace un tiempo por ella, la joven quedó perpleja, pero, no sorprendida, al parecer ella sabía de los sentimientos que había

...