Sector Agropecuario Mexicano

Título:

Sector Agropecuario Mexicano

Introducción:

Las actividades agropecuarias están caracterizadas por altos grados de competencia, debido a los grandes números de compradores, asegurados por la imposibilidad de concentrar geográficamente la actividad productiva, así como de la homogeneidad de los productos producidos. Esto da como resultado que los márgenes de ganancia asociados con esas actividades son bastante bajos. Esto último, aunado con las fluctuaciones de los precios, hace que los ingresos de las familias de los productores involucrados en las actividades agropecuarias sean también fluctuantes y muchas veces insuficientes para tener niveles adecuados de bienestar.

Contenido:

Cuando un agricultor siembra el maíz, sabe que tiene que esperar alrededor de 120 días para tener su producto final, si el precio del maíz cambia desfavorablemente

para el agricultor, éste no tiene opción de hacer nada, a comparación con productores de otras industrias, por lo que su pérdida es irremediable. el productor de maíz conoce solamente y de manera aproximada, el volumen esperado del producto que obtendrá a

partir de la cantidad de semilla sembrada, y de otros materiales adicionales como el fertilizante o el herbicida, entre otros, por lo tanto no es posible controlar exactamente qué cantidad de producto obtendrá. Otro factor que determinará la producción es el clima y este no es posible que sea controlado por el agricultor.

En el caso de la agricultura, y debido a que la producción agrícola sigue un ciclo que no se puede alterar sobre todo al alza, puede decirse que la oferta individual de corto plazo (definido como el plazo de un ciclo) es altamente inelástica a cambios en los precios.

Los productos agropecuarios que son alimentos directos (quizás la mayoría de ellos), la demanda es inelástica alrededor del precio del mercado, porque: difícilmente se pueden almacenar por mucho tiempo, de manera que cuando su precio baja, el individuo no puede comprar mucho más de lo que regularmente compra; y regularmente no dejan de consumirse con facilidad cuando su precio aumenta, sobre todo cuando son necesarios y no tienen sustitutos muy cercanos.

La actividad agropecuaria, no puede concentrarse geográficamente sino se realiza de manera dispersa de manera que no puede influir directamente en el precio de su producto ni podrá vender su producto a un precio diferente al de los demás, porque difícil le será convencer a los compradores de que su producto es diferente o mejor. En la mayoría de los mercados de productos agropecuarios, los productores-vendedores no pueden influir en la determinación de los precios de sus productos: son precio-aceptantes.

Si existe apertura de las oportunidades de trabajo, la familia agricultora puede aumentar sus niveles de ingresos totales, pero muy seguramente caerá la producción de la granja, porque reducirá el tiempo dedicado a ella.

En ocasiones, los gobiernos intentan estabilizar los precios de los productos agropecuarios, así como los ingresos de los productores mediante la imposición de lo que se conoce como precios de garantía, los cuales son realmente precios arriba del precio del mercado, para su implantación requieren de la creación de instituciones oficiales, ya que se tiene que intervenir en el mercado, comprando o vendiendo el producto al precio establecido.

En la última parte del siglo, el PIB muestra una composición que ha dejado casi de fuera la actividad primaria del país. Se han sugerido muchas razones por las que ha pasado esto, una de ellas (Lugo Chávez, 1990) es que el campo ha perdido toda su competitividad debido a que el gobierno mexicano jamás se preocupó por estimular la actividad agropecuaria al mismo tiempo que estimulaba la actividad industrial; esto provocó que se diera un fuerte fenómeno de emigración del campo a las ciudades,

dejando al campo sin recursos humanos que lo pudieran seguir trabajando para elevar su competitividad.

Otra parte de la explicación del porqué el sector primario aporta tan poco a la actividad económica del país son los bajos niveles de productividad del campo. Se argumenta que año con año se observa el escaso o casi nulo incremento en el valor de las cosechas, ya que el área de la superficie sembrada es casi siempre la misma (e incluso ha caído en los últimos tiempos para algunos cultivos importantes), como también es casi constante el número de mexicanos dedicados a actividades agropecuarias.

En cuanto a consumo de los productos se analizó que la alimentación del pueblo de México sigue estando orientada importantemente hacia el maíz, que es el principal producto de su dieta. Se notó también el hecho de que en el país se consume más carne de aves que de bovinos, y que la carne de porcino se encuentra en un distante tercer lugar. Sin embargo, cuando se compara el consumo aparente con la producción, nos encontramos con que el producto más importante de la dieta de los mexicanos no logra abastecerse con la producción nacional. Como resultado de ese déficit, el consumo nacional tiene que ser cubierto en parte con importaciones.

Mientras la población total creció aproximadamente 350% durante el último medio siglo, la urbana se incrementó diez veces, debido primordialmente a un proceso intenso de migración campo-ciudad, promovido seguramente por los efectos de la industrialización y las mejores oportunidades de empleo y condiciones de vida en las ciudades.

En México, la creación de empleos en zonas urbanas no sólo favoreció la migración; también hizo posible que el salario urbano creciera por encima del de las zonas rurales.

En resumen, puede decirse que en efecto, el desarrollo

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