Alcoholismo: desarrollos, consecuencias y tratamientos
valwria_04Documentos de Investigación27 de Marzo de 2023
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DE LA FUENTE: Estes, N. J. (1987). Alcoholismo: desarrollos, consecuencias y tratamientos (M. E. Heinemann, Ed.; A. I. Borja Albi, Trad.). McGraw Hill Interamericana de España, 56-61.
ALCOHOLISMO
DEFINICION
El concepto de alcoholismo como enfermedad o proceso patológico ha cambiado considerablemente a través de los años, pero, a pesar de que han pasado mas de cien años desde que se introdujo tal concepto no existe todavía un criterio unánime sobre la definición del síndrome. (pág. 56)
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha desempeñado un papel fundamental en la definición del alcoholismo. En 1952 definió a los alcohólicos como bebedores en exceso cuya dependencia del alcohol ha llegado a tal extremo que existe un trastorno mental evidente, o que padecen problemas de salud físicos y mentales que interfieren en sus relaciones personales, sociales y laborales, o personas que muestran signos prodrómicos de estos problemas. Dentro de este grupo el comité de salud distingue dos subgrupos, los adictos al alcohol y los bebedores sintomáticos. El ultimo grupo incluye a los individuos no adictos que producen costos sociales, económicos o médicos como consecuencia del abuso del alcohol.
En 1977 el comité del alcoholismo de la OMS publico un informe que incluía la expresión síndrome de dependencia del alcohol. El termino síndrome sugiere la concurrencia de diversos fenómenos clínicos con la suficiente frecuencia como para constituir una enfermedad reconocible.
En la octava edición de la Clasificación Internacional de la Enfermedad (CIE) se clasifica al alcoholismo como <<otras enfermedades mentales no psicóticas>>. El diagnostico se emplea como una categoría genérica que incluye las subcategorías de abusos episódicos del alcohol (borracheras periodísticas), abuso habitual del alcohol (embriaguez continua), y adicción al alcohol (dipsomanía, alcoholismo crónico, etilismo crónico). (pág. 60)
La edición más reciente del CIE abandona el termino alcoholismo, en favor del de dependencia del alcohol, que se distingue de las discapacidades relacionadas con el abuso del alcohol. Se considera al síndrome de dependencia como un conjunto de síntomas intelectuales, conductuales y fisiológicos que abarcan la característica tendencia a beber, la búsqueda de la bebida como prioridad absoluta antepuesta a otros objetivos, beber para evitar el síndrome de abstinencia y, finalmente, propensión a las recaídas. Por otra parte, la discapacidad producida por el alcohol engloba aquellas disfunciones físicas, psicológicas y sociales que son consecuencia directa o indirecta del abuso del alcohol. (pág. 61)
A. DE LA FUENTE: Ruiloba, J. V. (1991). Introducción a la psicopatología y la psiquiatría (3.a ed.). Salvat Editores, S.A., 584-585.
B. DE LA FUENTE: Estes, N. J. (1987). Alcoholismo: desarrollos, consecuencias y tratamientos (M. E. Heinemann, Ed.; A. I. Borja Albi, Trad.). McGraw Hill Interamericana de España, 11-12.
CARACTERISTICAS
Jellinek (1960) en su definición inicial, poco precisa, como el mismo reconoció, entendía el alcoholismo como todo uso de bebidas alcohólicas que comparte un perjuicio para el individuo, la sociedad o ambos. Posteriormente trazo diversos perfiles de alcoholismo, señalando ya entonces dos características esenciales: la perdida de control y la incapacidad de abstenerse. Llegamos así a un punto fundamental: la perdida de voluntariedad que el alcoholismo implica. A (pág. 584, 585)
El alcoholismo deja al individuo marcado por recuerdos y sentimientos que son muy difíciles de superar. El remordimiento, los sentimientos de culpa, de vergüenza y de autodesprecio están presentes en cualquier colectivo de alcohólicos.
Ciertos comportamientos y rasgos de personalidad como la falta de reconocimiento de todos sus actos, el dejarse manipula por los demás, la excesiva dedicación al trabajo, etcétera, son síntomas de que persisten en el alcoholito sentimientos soterrados de culpabilidad y de que aun no ha logrado mejorar su autoestima. Otros sentimientos muy frecuentes entre los alcohólicos son la soledad, la alienación y el rechazo. B (pág. 11)
Otro rasgo que caracteriza a muchos de ellos es que se sienten absolutamente únicos y diferentes a los demás. Este hecho contribuye a su aislamiento y al deterioro de su personalidad a medida que la enfermedad progresa. Otros problemas psicológicos presentes en el mundo interno del alcoholismo son la depresión y los sentimientos de desesperanza, inutilidad y falta de ilusión por la vida. B (pág. 12)
A. DE LA FUENTE: Ruiloba, J. V. (1991). Introducción a la psicopatología y la psiquiatría (3.a ed.). Salvat Editores, S.A., 589-590.
B. DE LA FUENTE: Estes, N. J. (1987). Alcoholismo: desarrollos, consecuencias y tratamientos (M. E. Heinemann, Ed.; A. I. Borja Albi, Trad.). McGraw Hill Interamericana de España, 5.
TIPOS O GRADOS
Por su difusión, no podemos eludir aquí la clasificación que de los tipos de alcoholismo hiciera Jellinek (1960). Este autor dividió los alcoholismos en cinco tipos:
- Alcoholismo alfa. Son los individuos afectos de otra patología psiquiátrica, de la cual su alcoholismo representa una consecuencia. Son, pues, bebedores de tipo sintomático.
- Alcoholismo beta. En el pueden hallarse las repercusiones orgánicas del habito, lo que hemos descrito como alcoholización. No existe dependencia y, por tanto, la suspensión del toxico no da lugar a síndrome de abstinencia.
- Alcoholismo gamma. Su característica principal probablemente sea la perdida de control; el individuo no es capaz de <<parar>>. Por otra parte, existe un aumento de la tolerancia, dependencia física y posibilidad de presentación de síndrome de abstinencia.
- Alcoholismo delta. Existe tolerancia, dependencia física y síndrome de abstinencia. La capacidad de control sobre la cantidad de bebida que se ingiere no suele hallarse alterada.
- Alcoholismo épsilon. Seria una forma de alcoholismo periódico en la que el individuo es capaz de resistir largas épocas de abstinencia hasta que, inesperadamente, se entrega a la bebida de forma compulsiva. En estos episodios etílicos se ha descrito la presentación de auténticos estados crepusculares, con conductas semiautomáticas y amnesia posterior. A (pág. 589)
Es de amplio uso en nuestro medio la clasificación de Alonso Fernández (1981), que distingue el bebedor excesivo regular, el alcoholomano y el bebedor enfermo psíquico.
- Bebedor excesivo regular (BER). Es aquel que ingiere a menudo, muchas veces diariamente, cantidades de alcohol que entrañan peligros para la salud, sin llegar nunca o casi nunca a la embriaguez. El límite entre bebedor moderado y excesivo se basa en el porcentaje de calorías proporcionadas por el alcohol etílico en el marco del número total de calorías de la dieta. Características muy importantes del bebedor excesivo regular son que no existen en su caso ni impulso a la embriaguez ni falta de control frente al consumo de alcohol. Puede llegar al alcoholismo crónico sin haber experimentado nunca un episodio de embriaguez. A pesar de ello, es el tipo de bebedor que mas a menudo desarrolla una dependencia biológica para el alcohol. Este tipo de alcoholismo coincide, según Alonso Fernández, con los tipos beta y delta de la clasificación de Jellinek.
- Bebedor alcoholomano o bebedor excesivo irregular. Se caracteriza por su inclinación irresistible a la ingestión de alcohol, a la que se entrega a intervalos irregulares de tiempo y hasta alcanzar la completa embriaguez. Actúa bajo un deseo urgente y apremiante de alcohol, que se presenta por lo general de un modo recurrente. Es una autentica necesidad psicológica y primaria de alcohol, que de forma intermitente impulsa al sujeto a buscar en la bebida alivio a vivencias insoportables. Estas vivencias prevalecerían en el enfermo y provendrían de su misma personalidad o de ciertas circunstancias ambientales que inciden en su personalidad. La aparición de la alcoholomanía es biográficamente precoz (en general en la adolescencia e incluso en la infancia). El alcoholomano coincidiría con el alcoholismo gamma de la clasificación de Jellinek.
- Bebedor enfermo psíquico. Un grupo de bebedores son enfermos mentales que se entregan a la bebida a fin de modificar las vivencias y las tensiones emocionales que les produce su enfermedad (depresión, ansiedad, estado paranoides). La pauta de beber de este grupo no es uniforme, si bien predominan entre ellos los contactos aislados con la bebida, que con cierta frecuencia conducen a la embriaguez. Este tipo de bebedor coincidiría con los alcoholismos alfa y épsilon de la clasificación de Jellinek. Aunque la mayoría de ellos beben para anular sus vivencias desagradables, un número reducido de ellos lo haría con el objetivo de exaltar determinadas sensaciones patológicas. A (pág. 590)
FASES
También en este aspecto Jellinek ha influido en nuestra forma de enfocar la evolución del alcoholismo. El modelo de Jellinek consiste en un proceso unidimensional con cuatro fases.
- Fase I, o fase prealcohólica. Se caracteriza por el uso del alcohol para relajarse y enfrentarse a las tensiones y al estrés de la vida diaria. Por desgracia, el uso continuado de la bebida con este propósito lleva a un aumento progresivo de la tolerancia física al alcohol, y la persona cada vez debe beber mas cantidad y con mayor frecuencia para conseguir los mismos efectos.
- Fase II, o fase alcohólica temprana. Comienza con una perdida pasajera de consciencia, un breve periodo de amnesia, durante o después de una borrachera. Esta etapa del alcoholismo de caracteriza por los siguientes hechos: 1) mas perdidas de la consciencia; 2) beber a hurtadillas; 3) creciente preocupación por la bebida y por las situaciones que provoca; 4) intentos de evitar la bebida y de racionalizar su consumo, y 5) sentimientos de culpabilidad e intentos de negar la evidencia como mecanismos de defensa.
- Fase III, o fase crítica. Suele producirse la adicción real. La dependencia física es evidente y se pierde el control sobre la bebida. Otros hechos característicos de esta fase son la perdida del trabajo, los conflictos matrimoniales, separación y divorcio, problemas de relaciones personales y aumento de la agresividad. El individuo es capaz de arriesgar todo lo que ha conseguido a lo largo de su vida para seguir bebiendo.
- Fase IV, o etapa crónica. En este punto el alcohólico experimenta muchos de los horrores que tradicionalmente se asocian al alcoholismo. Pueden aparecer graves enfermedades hepáticas, como la cirrosis. Otros posibles trastornos son la polineuropatía, la cardiomiopatía, la pancreatitis, la hipertensión, la taquicardia, las lesiones del sistema nervioso central, la anemia, las lesiones musculares óseas y cutáneas y el cáncer de boca, las cuales pueden darse por separado o en diversas combinaciones. Si se interrumpe la ingestión de alcohol de forma brusca el enfermo puede sufrir alucinaciones terroríficas, temblores violentos, fuerte agitación, episodios paranoicos y otros problemas psiquiátricos. En las ultimas fases del alcoholismo son frecuentes las depresiones agudas, los comportamientos maniacodepresivos, los sentimientos de inutilidad y desesperanza, los pensamientos e impulsos suicidas, los episodios de pánico, miedo y autodesprecio. B (pág. 5)
DE LA FUENTE: Ruiloba, J. V. (1991). Introducción a la psicopatología y la psiquiatría (3.a ed.). Salvat Editores, S.A., 586-589.
ETIOLOGIA (CAUSAS)
La etiología del alcoholismo constituye todavía un capitulo oscuro. Las investigaciones que se han ido realizando parecen apuntar a un sistema etiológico multidimensional, en el que la pluralidad de factores implicados estaría en relación con los distintos tipos de alcoholismo o las diferentes formas que la enfermedad alcohólica puede adoptar y de las que nos ocuparemos más adelante.
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