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Problema: enfermedades asociadas al uso de herbicidas – Caso: glifosato


Enviado por   •  3 de Mayo de 2023  •  Tareas  •  1.367 Palabras (6 Páginas)  •  32 Visitas

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Problema: enfermedades asociadas al uso de herbicidas – Caso: glifosato

Componentes del Campo de la Salud de Lalonde: Ambiente, Estilos de vida, Biología humana.

El glifosato es un herbicida utilizado en todo el mundo en superficies agrícolas, en parques, plazas y calles de algunas ciudades para eliminar malas hierbas y arbustos. Un negocio espectacular para los fabricantes de este agrotóxico, en especial para Monsanto que patentó una soja transgénica resistente a las fumigaciones de Rondup, su marca registrada. Esta soja transgénica reemplazó a los cultivos tradicionales en muchos países y Argentina no es la excepción. Las avionetas fumigan glifosato sobre pueblos, escuelas y hospitales ubicados en la cercanía de los campos de soja y en concordancia, un aumento alarmante en la incidencia de cáncer y otras enfermedades en las zonas fumigadas provocó una ola de protestas que incentivó la realización estudios científicos a nivel nacional, muchos de los cuales establecieron relaciones directas entre la exposición al glifosato y la ocurrencia de enfermedades[1] [2]. Fue la lucha de las Madres de Ituzaingó en Córdoba, iniciada hace 20 años, la que dio visibilidad al conflicto ambiental  y propició los primeros cambios legislativos. La industria contraatacó con sus propios estudios, defendiendo la inocuidad del Rondup[3]. Y la OMS tardó demasiado en reconocer los efectos del glifosato: recién en el 2015 un grupo de trabajo de la IARC, el organismo de la OMS de investigación sobre el cáncer, concluyó que el glifosato era un “probable carcinogénico para humanos” basándose en “suficiente evidencia de carcinogenicidad en animales de experimentación y evidencia limitada de cáncer en humanos para el linfoma no Hodgkin”[4] [5]. El glifosato fue entonces categorizado en el “Grupo 2A”, segunda categoría en peligrosidad sólo superada, por ejemplo, por la radiación ionizante. “Por la nueva clasificación, el glifosato es tan cancerígeno como el PCB (compuesto químico que se usaba en los transformadores eléctricos) y el formaldehido, ambos miembros del Grupo 2A en cuanto su capacidad de generar cáncer en humanos” (Medardo Avila Vazquez, de la Red de Médicos de Pueblos Fumigados)[6]. Un dato de color es que en Argentina recién a principios del 2021 el Instituto Nacional del Cáncer de la República Argentina, reconoce públicamente la validez y cientificidad del informe del IARC[7].

No obstante, la discusión del problema de los efectos de los agrotóxicos en la salud y el ambiente y el cuestionamiento del modelo de los agronegocios, choca con la connivencia de las estructuras estatales y con la mirada dominante del ambientalismo que, en palabras de Dichiro, G. (1999)[8] “lo que cuenta como medio ambiente es únicamente la preservación de zonas silvestres y la protección de especies en peligro de extinción […] la salud humana, la contaminación de las comunidades o de los lugares de trabajo y la sustentabilidad económica, no cuentan como temas ambientales”. Es decir que, en el relato construido por algunos funcionarios públicos, por los empresarios del agronegocio y por la complicidad mediática hegemónica, el conflicto ambiental generado por la contaminación con glifosato y la salud humana y animal simplemente no existe[9].

Todos dan cuenta de los efectos del glifosato en el ambiente y en la salud. En Argentina se utilizan más de 270 millones de litros cada año, los organismos de control no miden la toxicidad crónica del químico y, desde hace décadas, se suman familias y pueblos que denuncian los efectos de las fumigaciones. No obstante las empresas no están obligadas a revelar públicamente los productos químicos patentados en estas formulaciones herbicidas y, en consecuencia, los reguladores e investigadores no pueden estudiar a fondo estas sustancias químicas "inertes" para determinar sus efectos sobre la salud, tanto solas como en combinación con otras.

La comprensión social de la salud enfocada en de los “determinantes sociales de la salud” es promovida por la Comisión de Determinantes Sociales de la Salud de la OMS (CDSS, 2008) y reconoce diferentes componentes que condicionan los procesos de salud-enfermedad, explicitando problemáticas a resolver como las desigualdades sociales (limitadas al plano de “mejorar las condiciones de vida” y “repartir recursos”). El problema es que la reunión de evidencias sobre los “factores sociales” fragmenta la realidad al suponer que pueden tratarse de forma aislada y que pueden ser modificados (Almeida Filho, 2004)[10]. Pierden así su dimensión sociohistórica quedando reducidos a “factores de riesgo”, “elecciones inadecuadas” de estilos de vida, etc, aspectos individualizantes y moralizantes y reducen los problemas a una cuestión de “gerencias”, careciendo de reflexiones críticas respecto del sistema capitalista que impone un orden devastador para la vida, la salud y la supervivencia.

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