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Cuadernillo Musica

markanto17 de Agosto de 2014

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Bloque I. De los sonidos a la música

Aprendizaje Esperado

Utiliza grafías no convencionales para registrar e interpretar sus creaciones sonoras y la de sus compañeros.

Contenido

Contextualización

Exploración de paisajes sonoros y las causas y efectos que los originan, realizando una audición de la acústica de diferentes espacios y lugares que producen los fenómenos sonoros.

Los paisajes sonoros son los paisajes auditivos de nuestro mundo.

Actividad

Lee con atención el cuento “El sonido de la lluvia” y contesta las siguientes preguntas.

El sonido de la lluvia

Texto: Adriana Ferraggine

Imágenes: Verónica Delacroix

Luisito dijo: —Me cambiaron el sonido de la lluvia. Y se puso a llorar.

— ¿Qué te pasa, Luisito? —preguntó la mamá.

Me da miedo —contestó Luisito, abrazado al cuello de la abuela.

La mamá lo miró raro.

El papá también.

—Lávate la cara, que te doy un caramelo —dijo la abuela mientras le buscaba uno en la caramelera azul.

Y Luisito se sintió muy, pero muy solo.

Y, como nadie lo entendía, cerró la boca y se conformó:

—Total, hasta la próxima lluvia me olvido.

Pero a la madrugada, otra vez llovió.

Y Luisito otra vez tuvo miedo.

Y se puso a llorar.

Y eran las cuatro de la mañana.

Y la mamá tuvo que levantarse a consolarlo.

Y el papá le dijo “grandulón”.

Y a él le dio mucha vergüenza.

Luisito, entonces, cerró la boca y pensó:

“La próxima vez que llueva, voy a tener que investigar yo solito, nomás”.

Pero esa noche no llovió.

Ni la próxima.

Ni la siguiente.

Ni la sucesiva.

Varios días pasaron, hasta que volvió a llover. Y otra vez, de noche.

Cuando Luisito escuchó los sonidos misteriosos de la lluvia, volvió a tener miedo.

Pero se lo aguantó.

Y no lloró.

Y se levantó. Y miró.

La lluvia caía igual que siempre, de arriba para abajo.

Y el patio se veía igual que siempre, de seco a mojado.

Y las plantas reaccionaron igual que siempre, de achicharradas a rozagantes.

Pero el ruido de la lluvia, efectivamente, había cambiado.

El tiqui tiqui tiqui era clan clan clan. Clan Clan Clan. ¡CLAN CLAN CLAN!

Luisito se agarró la cabeza, se tapó las orejas y largó un chillidito agudo de protesta que despertó al loro.

El loro gritó y despertó al gato.

El gato, al perro.

El perro, a la abuela.

La abuela, a la mamá y la mamá, al papá.

La mamá se enojó.

El papá gritó.

Y la abuela se resfrió y empezó a estornudar.

Todo por su culpa.

Inmediatamente, lo secaron de la cabeza a los pies, le cambiaron el pijama y los soquetes, y lo mandaron a dormir solito, por más miedo que tuviera.

Luisito, entonces, cerró la boca y pensó:

“Tendré que esperar una nueva lluvia”.

Y esperó. Y cuando volvió a llover, por suerte era de día.

De día todo se veía mejor. Hasta lo que le daba miedo.

Así es que salió al patio y, cuando escuchó el clan clan clan, no gritó. Ni lloró.

Se quedó calladito, esperando una señal.

Y el clan clan clan llamaba como si dijera “aquí, aquí, aquí”.

Y Luisito fue.

Y lo encontró.

En el rinconcito, debajo de la cuerda de tender la ropa, al lado de la parrilla y las macetas, su platito de cuando era bebé se llenaba de agua.

Clan Clan Clan.

Entonces, Luisito lo levantó, lo llevó a su cuarto y lo secó.

“Pobrecito”,

...

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