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El Corazon Delator


Enviado por   •  17 de Noviembre de 2013  •  450 Palabras (2 Páginas)  •  389 Visitas

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EL CORAZÓN DELATOR

Cuento corto que trata de un hombre, cortés, atento, noble, NERVIOSO, y que tiene una de las pocas demencias que se pueden encontrar en personas con estas características: presume de obsesión por esas pequeñas cosas de la vida; las menos notables, las más irritantes.

"...Creo que era su ojo. Sí ¡esto era! Uno de sus ojos se parecía a los del buitre. Era un ojo azul pálido, nublado, con una catarata. Siempre que caía ese ojo sobre mí se helaba mi sangre. Y así poco a poco, gradualmente, se me metió en el cerebro la idea de matar al anciano y librarme para siempre, de este modo, de aquella mirada."

Podrá parecer cierto, de cierta manera, la idea de irritación de una cosa tan desagradable a la vista, y más que eso, de algo que te hace sentir incomodo, pero una persona CUERDA, no pierde noches sin dormir, o tiempo en pensar una manera de deshacerse de esa pequeña e insignificante cosa, que a momentos, te descontrolan.

"...¿Hubiera sido tan prudente un loco?", objeta este hombre. ¡Por supuesto que si!, un loco trata a sus victimas con tanta cautela que no puede deleitarse más en la espera y planeación del asesinato, que en el acto mismo.

Al fin de cuentas. Al estar planeado por noches el asesinato, por obra de la naturaleza, y de su propia presión hacia el anciano, este muere por su propia naturaleza, no sin antes saber lo que este hombre le estaba preparando por noches.

corazon delator

Con o sin alivio (un loco no especificaría su satisfacción de algo que no hizo) el hombre despedaza el cuerpo del anciano ("...¿Hubiera sido tan prudente un loco?") y con descriptiva cautela los deposita en los andamios del piso del cuarto del anciano.

Maravillosamente llega la policía al lugar. El hombre no tiene miedo de que lo encuentren culpable de algo que no cometió. Pero no todo le salió de la manera planeada. Su cuerpo, su mente, sus oídos solo podían sentir ese horrible ruido: "...Era un ruido sordo, ahogado y continuo, semejante al producido por el tic-tac del reloj envuelto en algodones."

Los agente, convencidos del fuera de lugar de su presencia en la casa, satisfechos de lo declarado, estaban por salir, cuando el hombre escucho y sintió más fuerte el sonido, incontrolable, LOCO, gastado en agonía, creyendo que los policías burlándose de su desesperación estaban, citó las siguientes palabras: "... -¡Miserables!... No disimulen por más tiempo! ¡Lo confieso todo! ¡Arranquen esas tablas! ¡Aquí, aquí! ¡Es el latido de su imparable corazón!"(Un corazón muerto, de un anciano muerto)

Introducción:

"¡De veras! Soy muy nervioso, extraordinariamente

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