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El cine dadaista y surrealista


Enviado por   •  15 de Febrero de 2020  •  Exámen  •  930 Palabras (4 Páginas)  •  256 Visitas

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El cine dadaísta y surrealista: Luis Buñuel

Ya vimos que el París de los llamados “felices 20” fue un jardín abonado para todas las simientes de los iconoclastas del arte tradicional. Sin embargo, pronto se verá que el vanguardismo de la Escuela impresionista era de una timidez apabullante, casi decimonónica, comparada con las audacias de los hijos cinematográficos que le nacerán al futurismo, al dadaísmo y al surrealismo. Pero Delluc ha sido quien les ha abierto el camino ,quien primero ha visto en el cine un vehículo cultural. Cumplida su etapa, la nueva promoción de terroristas del arte se apoderará de aquel lenguaje recién descubierto para dinamitar a la civilización burguesa que ha llevado al mundo al conflicto bélico.

Los primeros estampidos de la nueva vanguardia fueron obra del pintor sueco Viking Eggeling, uno de los fundadores del movimiento dadaísta haciendo nacer el cine abstracto con Diagonal Symphonie (1921). Otro amigo suyo, el alemán Richter, con sus Rythmus (1921-23-25), y su también amigo y pintor alemán Ruttman con su Opus I (1923) y siguientes, inauguraron la escuela experimental alemana, que nacía bajo el signo de la abstracción y el geometrismo, a la busca del ritmo de las formas puras y de la música visual.

Pero lo más vivo del cine vanguardista de los años 20 nació de la orgía surrealista que prendió en Europa como reguero de pólvora tras el célebre manifiesto de André Breton (1924). Parido de las entrañas del dadaísmo, arremetió con violencia contra los convencionales cánones establecidos para retornar a la pureza del automatismo psíquico y a las motivaciones irracionales del subconsciente. Los nuevos poetas realizarán su revolución estética a través de los senderos del humor, la paradoja, el erotismo, el sueño y la locura. No es raro que la fiebre surrealista contagiase al cine, pues, como ha explicado


Buñuel, es el “mecanismo que mejor imita el funcionamiento de la mente en estado de sueño”, y el sueño es la forma más pura de automatismo psíquico. Sin embargo, este automatismo reflexivo de los surrealistas es lo que menos se parece a la laboriosa y prolongada elaboración de una película: ésta será la mayor paradoja del cine surrealista que va a nacer.

Germaine Dulac, escritora y militante feminista, fue la encargada de inaugurar el surrealismo en el cine con La coquille et le clergyman (1927), presentada en el célebre Studio des Ursulines; no fueron los burgueses irritados quienes protestaban, sino Antonín Artaud y sus amigos, que mostraban desacuerdo en la realización de la película. Pero hoy La coquille et le clergyman se nos antoja una venerable pieza arqueológica, testimonio del furor surrealista que se abatió sobre una Europa ya lejana. Otra película vanguadista fue Disque 927 (1929).

Estas experiencias vanguardistas estaban inspiradas por una hipertrofia formalista, inventando y experimentando atrevidos recursos que fueron madurando e incorporándose al lenguaje cinematográfico habitual: montaje acelerado, sobreimpresiones, desvanecidos, etc. De aquí nacerá la gran tradición francesa de los maestros de la cámara, que va de Renoir a Godard, y a partir de ahora se cuestionarán todos los códigos del relato y de la representación cinematográficos.

El movimiento surrealista francés se vio bruscamente enriquecido en 1928 con la arrolladora personalidad del español Luis Buñuel. Su influencia religiosa, al haber estudiado en los Jesuistas, le llevó a celebrar misas simuladas con sus compañeros; otra influencia fue la entomología (estudio de los insectos). En 1925 dio el gran salto a París, donde su interés por el cine le llevo a penetrar profesionalmente dirigiendo en 1929 Un perro andaluz, rodada en 15 días y produciendo efecto de una bomba. Su obertura es coherente con la agresividad del movimiento

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