LA AGONÍA Y EL ÉXTASIS

La película se centra en Miguel Ángel, un reconocido y talentoso artista florentino, de gran sensibilidad y pasión por su arte: esculpir el mármol. Sin embargo, debido a su personalidad y roces con el papa Julio II, Miguel Ángel, se ve enfrentado a un nuevo reto, pintar el techo de la capilla Sixtina. Es aquí donde inicia la agonía de Miguel Ángel, de abstraerse más allá de la técnica y la forma, de encontrar su misión como artista, siendo recompensado con el éxtasis del arte, haciendo trascender su apropiación de mundo en lo que será una de sus obras maestras más reconocidas, demostrando así que el arte es uno solo.

A menudo, a lo largo de la historia, debido a las nuevas tecnologías y nuevas percepciones de las sociedades, surgen distintas formas de hacer arte. Desde técnicas y ramas milenarias como es la escultura, la pintura, la arquitectura o la música, hasta artes muy modernos e impensados como pueden ser el cine, la música a partir de sonidos electrónicos y hasta el arte culinario, son formas de expresar la emocionalidad del artista. Sentimientos que la sociedad sentirá.

Como se mencionó anteriormente, en la película vemos a un famoso escultor de la época, Miguel Ángel, quién por diversas circunstancias es obligado a pintar. Se le confía el techo de la capilla Sixtina. Miguel Ángel sin ser pintor, se siente humillado y comienza a pintar de mala gana. No pasará mucho tiempo hasta que por un incidente en una taberna, Miguel Ángel se da cuenta de su deber, de su propósito de artista, de su carencia espiritual y de la forma en que puede sanar su agonía. No es esculpir la habilidad de Miguel Ángel, no era este su don, sino que su verdadero don, y por el cual el papa finalmente confiesa su admiración y lo denomina “el don más perfecto”, era la de ser artista. La de sentir, percibir y expresar el sentir de la sociedad. Más allá de la técnica y los materiales. Este es su amor, su éxtasis.

En los años en los que se pintó el techo de la capilla Sixtina, es precisamente al comienzo del periodo renacentista en Europa. Miguel Ángel fue uno de los grandes exponentes de este movimiento. En sus frescos, vemos al hombre desnudo, orgulloso de su cuerpo, y a un Dios benévolo, dejando atrás las ideas de la vergüenza por el cuerpo desnudo o las del Dios castigador.

Es precisamente este cambio de paradigma universal lo que Miguel Ángel logra captar y mostrar en sus obras, y particularmente en el techo de la capilla Sixtina.

He aquí la grandeza y la razón de las palabras que el papa Julio II dice a Miguel Ángel. Este, sin ser pintor por excelencia, enfrentado al reto de pintar este gran techo, demuestra el verdadero rol del artista en la sociedad, su pasión y su necesidad de hacer arte. Escucha a la sociedad y la siente. Mostrando así que el arte es uno solo, independiente de la técnica, es el don de representar el sentir social, apropiándose

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