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LA MUSICA, MUSA DEL HOMBRE


Enviado por   •  21 de Abril de 2015  •  533 Palabras (3 Páginas)  •  177 Visitas

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LA MÚSICA CLÁSICA ROMPIÓ LA RUTINA DE LA CIUDAD MARIANA.

Pocos acontecimientos pueden quebrantar la rutina propia de las poblaciones en trance o con la pretensión de convertirse en ciudades; ese es el caso de Chiquinquirá, cuya calma tediosa fue interrumpida el pasado martes siete de abril haciendo que el mayor de sus templos se convirtiera en magno escenario para la música clásica; esta vez la Filarmónica Joven de Colombia, bajo la dirección del maestro Adrián Chamorro, rompió el nocturnal silencio de la Basílica para dar paso a una evocación de Wolfgang Amadeus Mozart a través de oberturas, allegros, sinfonías, menuettos y demás melodías, que en acto de magia salieron de las manos virtuosas de los jóvenes maestros y deleitaron a los asistentes con el encantador sonido deviolines, violas, violonchelos, contrabajos, flautas, oboes, fagot, cornos, trompetas y timpani, haciendo estremecer el espíritu de quienes disfrutamos de ese regalo de los dioses.

Cada interpretación musical fue aplaudida hasta radiar, y cuando finalizó la presentación de la filarmónica sentimos que su invitación a “compartir nuestra pasión” nos había llegado al fondo de nuestro ser, tocando cada fibra, hasta transportarnos a entornos de calma y goce; por eso la presentación de los maestros vestidos de camisa blanca, pantalón negro y tenis, fue despedida con una ovación y un largo aplauso, como corresponde cuando el arte se siente y se vive en cada poro. Pasado el éxtasis volvimos a la realidad, por un momento contemplamos la gran plaza de la Libertad, las viejas casonas, la luz mortecina de las luminarias que mostraban el camino a los ciudadanos que a paso lento buscaban el retorno a sus hogares.

Al calor de un tinto evocamos épocas en que la ciudad recibía agrupaciones musicales, que con sus melodías deleitaban a los habitantes de aquel pueblo que alguien a finales del siglo XIX llamaran “la ciudad de los cien pianos”, quizá para mostrar ese raro gusto por la música que han tenido los chiquinquireños y que hoy, bajo un pobre concepto de cultura, se ha refundido entre bandas y agrupaciones musicales, que cada fin de año hacen del aguinaldo una celebración muy particular, una rara mezcla de música que a veces hace apología al delito y en otras invita al consumo del “olparcito”, abandonando expresiones artísticas y tradiciones que permitían el disfrute familiar.

En fin, suena raro pero del escenario de la Basílica a la tarima de las verbenas hay apenas unos pocos metros, pero de lo artístico a lo vulgar hay una gran distancia; no hay necesidad de preocuparse por esos detalles, suele suceder “la brilla metal” igual se usa para brillar los arreos de las nobles cabalgaduras o para dar lustre a los instrumentos musicales que deleitan a los amantes de la buena música”, así no lo anotaba un interlocutor mientras se agotaba el tinto y arreciaba el frio

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