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LA MÚSICA EN LOS CULTOS DIONISIACOS


Enviado por   •  5 de Febrero de 2022  •  Documentos de Investigación  •  5.910 Palabras (24 Páginas)  •  173 Visitas

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III. ARTE Y RELIGIÓN

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LA MÚSICA EN LOS CULTOS DIONISIACOS

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Adriana Renero*

La música en la antigüedad griega

Para penetrar en el mundo musical griego

es preciso alejarnos de nuestras cate-

gorías estéticas habituales y pensar en modos, ritmos y armonías diferentes. Al mismo tiempo, es indispensable advertir que en la sociedad griega arcaica la música ocupaba un lugar fundamental, pues mantenía estrechos vínculos con la medicina, la as-tronomía, la religión, la filosofía, la poesía y la pedagogía, entre otras disciplinas. Lo anterior responde a que la música era considerada un arte peculiar y ambiguo dotado de “poderes especiales” porque actuaba como fuerza capaz de precipitar al hombre a la locura, al mismo tiempo que la curaba, o bien, de elevarlo hasta la divinidad.

Si bien la ambigüedad es significativa y se atenderá más adelante, conviene resaltar que la fascinación de la música, junto con el gesto enig-mático que se le reconoció, deriva principalmente del aspecto que mejor la caracteriza: “se expresa sin que se pueda jamás aprehender su objeto”.1 Así pues, la música se nos brinda enigmática, pero también compleja en tanto el sonido que produce puede concebirse de múltiples formas: como elemento físico-matemático, según su función técnico-lingüística, su cua-lidad artística, ética, mística o según su función religiosa-ritual.

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  • Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional Autónoma de México, México.

1 Enrico Fubini, La estética musical desde la antigüedad hasta el siglo xx, Madrid,

Alianza, 2000, p. 32.

Intersticios, año 10, núms. 22/23, 2005, pp. 259-271

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Esta última función de la música o el papel que, más o menos podemos decir, desempeñaba en los cultos dionisiacos será parte de lo que atende-remos adelante; apoyándonos en testimonios antiguos, nos aproximaremos a sus elementos distintivos (instrumentos, modos o motivos musicales, cualidades, etc.) y a la manera en que la música puede considerarse un recurso para el éxtasis y la embriaguez dionisiaca, dicho con otras palabras, como recurso para la experiencia de comunión con Dionysos.

Instrumentos y modos musicales

Si bien con el tiempo los instrumentos musicales han sufrido varia-ciones sobre sus formas, sus materiales, sus nombres y, relativamente, sus sonidos, no será difícil reconocerlos a continuación. Los modos musicales de la antigüedad griega, en cambio, han variado profundamente; aunque no tengamos forma de conocerlos con exactitud, es posible llegar a una aproximación.

Diversos mitos contienen la música como uno de sus rasgos prin-cipales, ya sea vinculada a la poesía, en conexión con la cosmogonía o con la vida social; el mito de Orfeo, Apolo, Marsyas y Dionysos son algunos ejemplos de ello. Sin revisar detalladamente cada uno de éstos, haremos un par de observaciones que los relacionan: a) la música de Apolo es considerada propia de una forma de vida ordenada, racional y civilizadora a diferencia de la música que, como observaremos, corres-ponde a Dionysos; b) la concepción de la música que aflora en el mito de Orfeo2 es análoga a la que brota del mito de Dionysos. Ambos se centran en la peculiaridad de la música como “poder especial” o, si se quiere decir, “sobrenatural”, pero también muestran notables diferencias entre las cuales se destaca su instrumento musical: mientras Orfeo porta la lira, Dionysos tañe la flauta.

Orfeo canta y acompaña su canto con los sonidos procedentes de la lira; la facultad de hechizo o encantamiento, que conocemos de su mito, deriva de dos elementos diferentes aun cuando ambos se presenten fusio-nados: la poesía y la música. Por otro lado, a Orfeo se le ha representado en actitud serena y contenida; Dionysos, en cambio, expresa su furor con el sonido sugestivo emitido por la flauta y celebra su rito únicamente con la ayuda de la música, que se vuelve más grandiosa aún por medio de la danza que la acompaña: se le ha representado casi siempre como

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  1. Dentro del mito órfico, la música es una potencia mágico-encantadora y oscura que subvierte las leyes naturales y que puede reconciliar en una unidad los principios opuestos sobre los que se rige la naturaleza: vida y muerte, cielo y tierra, etcétera. Estas antinomias llegan a anularse unas a otras o a disolverse en el canto ejecutado por Orfeo, precisamente por el poder mágico de su música.

Intersticios, año 10, núms. 22/23, 2005, pp. 259-271

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bailarín, como si por ello simbolizara las fuerzas primigenias puestas en movimiento gracias al potencial inmerso en el sonido. De aquí que el embeleso o cautivo órfico sea tan distinto del furor báquico.

La diferencia entre ambos dioses es una muestra de la dialéctica que se presentó en el mundo musical griego y quedó simbolizada por la intensa oposición entre la citarística y la aulética, o entre la cítara o (una de sus variaciones) la lira y la flauta, y que fue motivo de controversia sobre la prioridad y la antigüedad de uno u otro instrumento.3 En este punto vale la pena que nos detengamos.

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