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Música clásica


Enviado por   •  14 de Diciembre de 2014  •  2.505 Palabras (11 Páginas)  •  153 Visitas

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Música clásica

Franz Liszt.

Franz Schubert.

Frederick Chopin.

Johann Sebastián Bach.

Joseph Handy.

Ludwig van Beethoven

Robert Schumann.

Wolfang Amadeus Mozart.

En sentido popular, la música clásica es la música de tradición «culta». Este término tiene mucha aceptación en los medios escritos, y así lo recoge la Real Academia Española.1 Es el nombre habitual que reciben la música académica (también llamada música «docta») exclusivamente de Occidente.

En la Historia de la música y la musicología, se llama «música clásica» únicamente a la música del clasicismo (entre 1750 y 1820).2 Con este sentido, el término música clásica aparece por primera vez en el Oxford English Dictionary en 1836: se refería exclusivamente a las composiciones europeas más destacadas del siglo XVII.3

Existe una expresión que abarca casi todos los períodos para definir su época de mayor esplendor: período de la práctica común.

La música académica ―como una música que requería de mucho virtuosismo― aparece en Europa aproximadamente en 1450.

Desde principios del siglo XX, la composición culta (la que tiene una cierta complejidad en notación e instrumentación) comienza a situarse generalmente fuera de la tradición anterior, mediante la composición radicalmente atonal y disonante y otras tendencias opuestas.

Índice

• Formalización y contenido

• Interpretación

• Influencias de la música popular

• Notación musical

• Instrumentación

• Historia de la música docta

• Orígenes

• Períodos históricos

• Véase también

• Referencias

• Bibliografía

• Enlaces externos

Formalización y contenido

La música culta está hecha exclusivamente para ser oída, a diferencia de otras músicas adjuntas a otras formas de entretenimiento (la música de cine es ejecutada a veces en salas de concierto). Los conciertos de música clásica suelen tener una atmósfera solemne, se espera que el público esté en silencio para evitar distraer al músico y los oyentes. Los intérpretes de ordinario visten de manera formal, una práctica vista como un gesto de respeto para la música y el público; y tampoco interactúan directamente o bromean con el público. Lecturas privadas de música de cámara pueden tener lugar en ocasiones domésticas más informales.

Como en las bellas artes, la música clásica aspira a comunicar una cualidad trascendental de la emoción, que expresa algo universal acerca de la condición humana. Si bien la expresión emocional no es una propiedad exclusiva de la música clásica, esta honda exploración en la emoción permite que la mejor música clásica alcance lo que ha sido denominado lo «sublime» en el arte. Muchos ejemplos pueden citarse para demostrar esto. Por ejemplo, la musicalización del poema de Friedrich Schiller «Oda a la Alegría» en la Novena sinfonía de Beethoven, que suele interpretarse en actos de independencia nacional o de celebración, como aquella famosa ocasión en que la dirigió Leonard Bernstein para celebrar la caída del Muro de Berlín, y la tradición japonesa de tocarla para celebrar el Año Nuevo. Sin embargo, otros compositores, como Iannis Xenakis, argumentan que el efecto emocional de la música en los oyentes es arbitrario y que, por lo tanto, la complejidad objetiva o el contenido de información de la pieza es lo supremo.

A lo largo de la historia, los padres se aseguraron que sus hijos y familiares fuesen instruidos en la música culta desde muy temprana edad. Una experiencia musical temprana daba las bases para un estudio serio posterior. Para aquellos que deseaban ser ejecutantes, cualquier instrumento es prácticamente imposible de aprender a nivel profesional si, o al menos un instrumento similar, no eran aprendidos desde la infancia. Algunos padres buscaban la enseñanza musical por razones sociales o en un esfuerzo por impartirles un útil sentido de la auto-disciplina; las lecciones parecen mostrar también un incremento en el desempeño académico. Algunos consideran que el conocimiento de las obras de la música clásica es parte de una buena cultura general.

Interpretación

Los compositores clásicos aspiran imbuir a su música de una relación muy profunda entre su contenido afectivo (emocional), y los medios con los que lo logra. Muchas de las obras clásicas más elogiadas hacen uso del desarrollo musical, el proceso por el que un germen, idea o motivo musical es repetido en distintos contextos, o alterados de tal manera que la mente del oyente, conscientemente o no, compara las diferentes versiones. Los géneros clásicos de la forma sonata y la fuga emplean rigurosamente formas de desarrollo musical. Generalmente, las obras de música clásica muestran una gran complejidad musical gracias al uso que hace el compositor del desarrollo, modulación (cambios de tonalidad), variación antes que la exacta repetición, frases musicales que no siempre tienen la misma longitud, contrapunto, polifonía y una armonía sofisticada. Además, muchas obras clásicas bastante largas (de 30 minutos a 3 horas) son construidas a partir de jerarquías de unidades más pequeñas: las frases, los períodos, las secciones y los movimientos. El análisis schenkeriano es una rama de la música que intenta distinguir estos niveles estructurales.

Su transmisión escrita, junto con la veneración dada a ciertas obras clásicas, ha llevado a la expectativa de que el ejecutante tocará la obra de tal modo que realizará en detalle las intenciones originales del compositor. Por lo tanto, las desviaciones de las instrucciones del compositor a veces son condenadas como

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