Obra De Teatro "El Adivino"

Escarabajo , el campesino adivino

Personajes:

*Escarabajo

*Mujer

*Hombre rico

*Rey (Zar)

*Lacayo

*Cocinero

*Cochero

Escena 1

Era un campesino pobre y muy astuto apodado Escarabajo, que quería adquirir fama de adivino.

Un día robó un cofre a una mujer, lo escondió en un montón de paja y se empezó a alabar diciendo que estaba en su poder el adivinarlo todo. La mujer lo oyó y vino a él pidiéndole que adivinase dónde estaba su cofre. El campesino le preguntó:

-¿Y qué me darás por mi trabajo?

-Un saco de harina y un kilo de manteca dijo ella.

-Está bien.

Se puso a hacer como que meditaba, y luego le indicó el sitio donde estaba escondido su cofre.

Escena 2

Dos o tres días después desaparecieron las hijas de uno de los hombres más ricos del pueblo. Era Escarabajo quien las había secuestrado y conducido al bosque, donde las había dejado atadas a un árbol.

El señor mandó llamar al adivino, y éste, imitando los gestos y procedimientos de un verdadero mago, le dijo:

-Envía tus criados al bosque; allí están tus hijas atadas a un árbol.

Fueron al bosque, encontraron las hijas, y el contento propietario dio al campesino cien monedas de oro. Desde entonces creció su fama, extendiéndose por todo el país.

Escena 3

Por desgracia, ocurrió que a la Reina se le perdió su anillo de boda, y por más que lo buscaron por todas partes no lo pudieron encontrar.

Entonces la reina mandó llamar al adivino, dando orden de que lo trajesen a su palacio lo más pronto posible. Los mensajeros, llegados al pueblo, cogieron al campesino, lo sentaron en un coche y lo llevaron a la capital. Escarabajo, con gran miedo, pensaba así:

«Ha llegado la hora de mi perdición. ¿Cómo podré adivinar dónde está el anillo? Se encolerizará la reina y me expulsarán del país o mandará que me maten.»

Escena 4

Lo llevaron ante la reina, y ésta le dijo:

-¡Hola, adivino! Si adivinas dónde se halla mi anillo te recompensaré bien; pero si no haré que te corten la cabeza.

Y ordenó que lo encerrasen en una habitación separada, diciendo a sus servidores:

-Que le dejen solo para que medite toda la noche y me dé la contestación mañana temprano.

Lo llevaron a una habitación y lo dejaron allí solo.

El campesino se sentó en una silla y pensó para sus adentros: «¿Qué respuesta daré a la reina? Será mejor que espere la llegada de la noche y me escape; apenas los gallos canten dos veces huiré de aquí.»

Escena 5

El anillo de la reina había sido robado por dos servidoras de palacio; una era la lavandera y la otra la cocinera .Hablaron las dos entre sí, diciendo:

-¿Qué haremos? Si este adivino sabe que somos nosotras las que hemos robado el anillo, nos condenarán a muerte. Lo mejor será ir a escuchar a la puerta de su habitación; si no dice nada, tampoco lo diremos nosotras; pero si nos reconoce por ladronas, no hay más remedio que rogarle que no nos denuncie a la reina.

Escena 6

Así lo acordaron, y la lavandera se fue a escuchar a la puerta. De pronto se oyó por primera vez el canto del gallo, y el campesino exclamó:

-¡Gracias a Dios! Ya está una; hay que esperar a la otra.

La lavandera se le paralizó el corazón de miedo. Acudió a su compañera, diciéndole:

-¡Oh amiga, me ha reconocido! Apenas me acerqué a la puerta, exclamó: «Ya está una; hay que esperar a la otra.»

-Espera, ahora iré yo -dijo la cocinera; y se fue a escuchar a la puerta.

En aquel momento los gallos cantaron por segunda vez,

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