Reseña "Pa' Que Nos Den Tierra"

“Pa poder que nos den la tierra”

Hay una tensión de horas entre los ESMAD y los indígenas que desde hace unos días vienen trabajando en el proceso de recuperación de 16 fincas; históricamente los dominios de las comunidades indígenas han sido reducidos a las reservas naturales, muchos de estos territorios son montañosos y son consientes que la siembre intensiva de cultivos rompe con las reservas hidrológicas, por esto consideran urgente la liberación de la madre tierra no solo por las malas practicas agrícolas sino también por el abuso y monopolización de los terrenos a partir del enraizamiento de la producción industrial.

Este es un proceso que tuvo inicio el 2 de septiembre de 2005 cuando la comunidad del resguardo indígena de Huellas caloto ocupo la finca la Emperatriz bajo la consigna “libertad para la madre tierra”. Aun así el gobierno de forma contestataria promueve un discurso distinto a las mesas de concertación y dialogo usando la violencia. Los indígenas se defienden con piedras palos y machetes, al frente ganando terreno un escuadrón antidisturbios, la fuerza bruta no se ve con claridad hasta que los testimonios de las victimas aparecen a flote, entonces volvemos a la misma irracionalidad del poder estatal y la incapacidad para concertar procesos de dialogo, no es extraño no encontrarlos, solo es mas triste ver que los procesos democráticos se han perdido junto a la dignidad del hombre; mientras los pueblos indígenas han reivindicado el ejercicio de la palabra la sociedad colombiana la ha gastado en las cortinas alienantes del individualismo.

A mi parecer Colombia a sufrido ese fenómeno a través de la historia y las condiciones actuales solo extienden la quietud que nuestro país ha vivido a lo largo y ancho del territorio.

La pieza documental “pa poder que nos den la tierra” realizado el 25 de noviembre de 2005 para un proceso de recuperación de 16 fincas, entre ellas la hacienda el “Japio” muestra el parcial abandono del estado colombiano con nuestras comunidades indígenas y el silencio que ha impuesto el despotismo de los dirigentes ante el pueblo colombiano nos arrastrara sin remedio a un acto reaccionario conjunto.

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