Stanley Kubrick
xRealPornoResumen2 de Octubre de 2012
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Cuando en 1972, Stanley Kubrick estrenó su ahora mítica película "La Naranja Mecánica", un periodista le preguntó qué significado tenía el mostrar a su protagonista Alex (el líder de una banda de jóvenes adictos que experimentan un profundo placer en golpear, torturar y matar personas), como un devoto fanático de la música clásica. Kubrick, respondió que ello significaba el fracaso de la cultura por construir una sociedad moral. Esta respuesta, a primera vista desconcertante del famoso cineasta, no estaba alejada de la realidad experimentada en el siglo XX: los nazis, liderados por Hitler, habían sido, a pesar de su probada crueldad y del genocidio judío, unos devotos cultores del arte. Stalin, que eliminó dentro de la desaparecida Unión Soviética más personas que las fallecidas en la Segunda Guerra Mundial, impulsó el desarrollo del ballet y una serie de artes y ciencias. Para no ir tan lejos, luego de la transmisión a nivel nacional del primer "Vladivideo" el 14 de setiembre de 2000, se propagaron otros tantos en los que se mostraba como concurrentes a la ya tristemente célebre "salita del SIN" (Servicio de Inteligencia Nacional del Perú, durante el gobierno Alberto Fujimori), a personas instruidas, con maestrías, doctorados, que habían trabajado para organismos internacionales, etc.
¿Qué podemos aprender de todo lo expuesto? Que no basta la instrucción o la capacitación profesional o artística para alcanzar valores morales. Esta conclusión es importante. No obstante, algunos pueden no distinguir esta conclusión y arribar a otra, que puede ser engañosa: que no es necesaria la moral para alcanzar el éxito en la vida. ¿Por qué debe ser la moral algo importante? ¿Lo es? Eso depende de lo que entendamos como moral. En lo personal y tras mi experiencia profesional y académica, he llegado a entender y a hacer propia la idea que originalmente plasmó Aristóteles: sólo la moral puede generar Educación. Todo aquello que se hace o cultiva con prescindencia de la moral, simplemente termina sucumbiendo, termina demostrando su verdadera naturaleza efímera e irrelevante.
He aquí la diferencia entre una mera instrucción o capacitación y la Educación: la formación moral, la dimensión humana. Esa es la misión importante que tenemos quienes nos hemos dedicado a la Docencia y a la Educación. Pero, esta misión cobra una muy importante dimensión cuando se trata de la formación de profesionales en Turismo y Hotelería.
El Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, en su 22º Edición define la Hospitalidad de la siguiente manera:
(Del lat. hospitalĭtas, -ātis).
1. f. Virtud que se ejercita con peregrinos, menesterosos y desvalidos, recogiéndolos y prestándoles la debida asistencia en sus necesidades.
2. f. Buena acogida y recibimiento que se hace a los extranjeros o visitantes.
La primera definición de Hospitalidad la concibe como una Virtud. La virtud es la base de la Moral. La segunda definición, empieza con "buena acogida y recibimiento". Calificar como buena una actividad, ya implica un juicio de valor, es decir, un juicio moral. No se puede dar una buena acogida o un buen recibimiento a los huéspedes sin tener como base rectora un código moral. La moral es la esencia y la base de nuestra profesión, alrededor de ella gira y hacia ella avanza.
Quienes asumen la carrera como un mero conjunto de habilidades o técnicas para agradar al cliente, para preparar platos o bebidas, para guiar a un grupo de turistas, etc., sólo van a llegar a ser parte del sector. Un profesional en Turismo y Hotelería no centra su profesión en actividades. Su punto de partida y de llegada es su propia concepción del mundo, su propia concepción de orden, su propia conciencia de lo bueno y lo malo. Todo lo que haga
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