Características, funciones sociales y el comportamiento ético del emprendedor

Características, funciones sociales y el comportamiento ético del emprendedor

Quiero empezar definiendo la palabra emprender: significa empezar a hacer una cosa determinada, en especial cuando exige esfuerzo o trabajo o cuando tiene cierta importancia o envergadura. Uno puede emprender ya sea por un reto, cumplir un sueño o incluso por necesidad, pero no todo el mundo tiene que hacerlo (emprender), ni tiene la capacidad. La razón de esto es lógica, debe haber de todo (en este mundo) es lo que nos engrandece como raza humana.

Varias son las características que tiene o debe tener un emprendedor, tales como ser apasionado, creativo, perseverante, ver oportunidades, tener confianza en sí mismos, saber tomar decisiones/correr riesgos (y afrontarlos), aprender constantemente, dotes comerciales, ser valientes y trabajar en equipo. Explicando cada una de ellas puedo decir que ser apasionado debe significar vivir por y para su negocio para lograr alcanzar metas y sueños, es lo que ayuda a sacar fuerzas donde a veces no las hay.

Ser creativo es mantenerse barajando posibilidades de negocio, sentir la necesidad de crear y tener gran capacidad de poder llevar ideas a cabo. Tener perseverancia es no rendirse si se llegase a fallar, lograr ver posibilidades de los fracasos como obtener aprendizajes para poner en práctica en otros negocios u otras ideas.                                                       Ver oportunidades es como un sentido de olfato para generar oportunidades y dar soluciones a los problemas de los consumidores, aportando valor con soluciones y servicios nuevos.                                         La confianza en uno mismo es importante, ya que saben que con trabajo y esfuerzo conseguirá llegar a sus objetivos.                                          Saber tomar decisiones y saber correr riesgos además de afrontarlos es una característica que va ligada con varias de estas otras características.

Los dotes comerciales son la capacidad de saber explicar correctamente su o sus negocios, saber vender y venderlo a los clientes, proveedores o inversores.                                                                                              La valentía viene ligada a tomar decisiones y tomar riesgos.                         El aprendizaje constante es fundamental, ya que el emprendedor tiene que estar formándose constantemente, no sólo en cuestiones de su sector, sino también para afrontar o aprontar situaciones a veces complicadas, y que debe saber gestionar, como cuando falta motivación, cómo ser productivo, cómo obtener dotes de liderazgo, saber hablar en público, entre otras.                                                                                       Y, por último, pero no menos importante, tienen la capacidad de trabajar en equipo, deben ser líderes y deben saber gestionar a sus equipos.

El empresario emprendedor cuando se prepara para crear una empresa, se capacita en temas tributarios, contables, de marketing, pero también debe prepararse en su propio auto desarrollo como persona, porque el proyecto empresarial que se propone adelantar es ante todo un proyecto de vida, del cual no solo depende su propio bienestar, sino el de sus colaboradores, clientes, proveedores, etc. La cultura emprendedora de los profesionales les permite a las organizaciones ser competitivas y crear riqueza incremental. Dado que el emprendimiento es la fuerza vital que se fundamenta en los principios, valores, conocimientos, creencias y convicciones de las personas y que se manifiesta en sus deseos, aspiraciones, comportamientos y realizaciones, éste no se puede enseñar o transmitir a partir de los modelos pedagógicos tradicionales, requiere un entrenamiento más personalizado. Para llevar adelante una política ética, con responsabilidad social y que potencie el emprendimiento las empresas deben tener claramente definido y difundido entre todos sus colaboradores

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