Cosmeticos

El costo de la canasta básica ha venido siendo un tema de gran importancia nacional. Diariamente los medios de comunicación nos anuncian cuánto han aumentado los precios, cuánto aumentó el precio del arroz, el de la papa, el del maíz, etc. Tampoco es difícil encontrase tan agrio tema en las conversaciones cotidianas; los consumidores están sintiendo una reducción en su poder adquisitivo, pero, ¿Qué significa exactamente esto? ¿Qué es lo que el panameño promedio va a dejar de consumir? Mejor dicho: ¿Cómo está haciendo uso de su ingreso el panameño promedio? ¿Está haciendo un uso apropiado de su ingreso?

La producción de bebidas alcohólicas no se ha detenido desde hace ya bastante tiempo. La producción de licor durante el 2010 fue de casi 223 millones de litros y el año siguiente vivió un aumento de 14 millones de litros, sin contar diciembre. ¿Qué significa esto? El consumo per cápita de licor es de casi 6,8 litros de alcohol puro, lo que coloca al país en el mayor consumidor per cápita de estas bebidas en Centroamérica y uno de los mayores en América latina.

Un comportamiento similar lo podemos encontrar en los juegos de azar: En el año 2013 se apostaron 500 millones de dólares en casinos y salas de juego de todo el país.Comparándolo con hace diez años las apuestas casi se han duplicado (en el año 2000 se dedicaron 350 millones de dólares).

Según cálculos e informes de diarios, el adulto panameño gastó en el 2014 en juegos de azar (sin contabilizar juegos clandestinos, chinguia, casa grande, peleas de gallo y otros) alrededor de $2,015.00.

Las consecuencias sociales son tales que se ha estimado que el 2% de la población panameña padece de ludopatía (adicción al juego).

Por otro lado tenemos que el alcance de la telefonía celular en Panamá es total. Cifras de la Autoridad de Servicios Públicos (ASEP), revelan que hasta marzo, en el país hay más celulares que habitantes (al cierre del año 2013 se contabilizaron 6.4 millones de celulares activos). El consumismo es tan grande que hay personas que gastan más en tarjetas celulares que en comida. De hecho, según un estudio de la consultora Dichter and Neira, el panameño prefiere comprar una tarjeta telefónica que adquirir una libra de arroz, obtener una bandeja de cerdo o beber unas latas de cerveza.

Todo esto es un comportamiento altamente criticable, que tristemente los gobiernos y la sociedad ignoran. Lo preocupante no es tanto el aumento de la canasta básica, que no negamos que es un problema, sino el mal uso del ingreso personal por parte de la población. Ya que, como observamos, destina gran parte de éste a bienes y servicios banales y perjudiciales para la sociedad en general.

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