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Economia.


Enviado por   •  10 de Enero de 2014  •  Tesis  •  769 Palabras (4 Páginas)  •  165 Visitas

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LEER ENTRE LINEAS

20 agosto 2010 in Uncategorized

La palabra Inteligente, proviene del latín: intellegere o inter-legere, inter que significa entre y legere que significa leer o escoger, lo que se traduce en “aquel que saber leer entre líneas”. De aquí que para ser verdaderamente inteligente hay que aprender el delicado arte de poder rellenar los huecos vacíos de la información que recibimos a diario.

Por construcción nuestro cerebro posee la habilidad natural de entender lo que sucede a nuestro alrededor y completar las informaciones que provienen de imágenes, gestos, silencios, olores, ruido; en general, todo lo que nos llega por los sentidos, pero además tiene el poder de completar lógicamente aquello que falta en la escena. Esto explica porqué imágenes como la siguiente:

Veamos un triángulo donde no lo hay. Los científicos usan esta habilidad para desarrollar varias explicaciones posibles a un mismo fenómeno y crear hipótesis, lo que es muy útil porque la mayoría de los experimentos y en sentido general el método de investigación aporta muy poca información traducible en conclusiones ante la ausencia de un observador que las interprete.

En nuestro apreciado mundo de las letras los artistas también aprovechan esta capacidad de completar información dejando que el público sea quien “cree” aquello que no es evidente y ésto hace de los libros una herramienta maravillosa para desarrollar nuestra inteligencia porque el lector se convierte en participador activo del proceso viendo triangulos imaginarios en medio de los capítulos, cuentos o extractos.

Lo que poca gente conoce es que las universidades de escritores, y los métodos de enseñanza de la escritura insisten en que el autor cree “estilos indirectos”, es decir manifestar las cosas en acciones en vez de decir de forma llana lo que estas acciones significan.

Si dijera: “Irene y yo vivíamos solos en una casa enorme. Irene tejía para no aburrirse. Todos los días limpiabamos la casa entre los dos.”…

Entonces el cuento no sería “La Casa Tomada” de Julio Cortázar: “Nos habituamos Irene y yo a persistir solos en ella, lo que era una locura pues en esa casa podían vivir ocho personas sin estorbarse. Hacíamos la limpieza por la mañana, levantándonos a las siete, y a eso de las once yo le dejaba a Irene las ultimas habitaciones por repasar y me iba a la cocina…Me pregunto qué hubiera hecho Irene sin el tejido. Uno puede releer un libro, pero cuando un pullover está terminado no se puede repetirlo sin escándalo.”

Este es uno de mis relatos favoritos porque explota al máximo la integración del lector en el cuento: “El sonido venía impreciso y sordo, como un volcarse de silla sobre la alfombra o

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