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Economia .

lolita0302Tesis3 de Junio de 2014

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Introducción

La economía es la ciencia social que estudia la forma en que las sociedades asignan sus

recursos escasos a la producción de los bienes y servicios que van a satisfacer sus necesidades

(siempre crecientes). El estudio de la economía puede dividirse en dos grandes campos. La

teoría de los precios, o microeconomía, que explica cómo la interacción de la oferta y la

demanda en mercados con distintos niveles de competencia determinan los precios de cada bien,

el nivel de salarios, el margen de beneficios y las variaciones de las rentas. La microeconomía

parte del supuesto de comportamiento racional. Los ciudadanos gastarán su renta intentando

obtener la máxima satisfacción posible o, como dicen los analistas económicos, tratarán de

maximizar su utilidad. Por su parte, los empresarios intentarán obtener el máximo beneficio

posible por sobre sus costos de producción.

El segundo campo, el de la macroeconomía, comprende los problemas relativos al nivel de

empleo y al índice de ingresos o renta de un país. El estudio de la macroeconomía surgió con la

publicación de La teoría general sobre el empleo, el interés y el dinero (1936), del economista

británico John Maynard Keynes. Sus conclusiones sobre las fases de expansión y depresión

económica se centran en la demanda total, o agregada, de bienes y servicios por parte de

consumidores, inversores y gobiernos. Según Keynes, una demanda agregada insuficiente

generará desempleo; la solución estaría en incrementar la inversión de las empresas o del gasto

público, aunque para ello sea necesario tener un déficit presupuestario.

II. Principales escuelas de pensamiento económico a través del tiempo

Las cuestiones económicas han preocupado a muchos intelectuales a lo largo de los siglos. En la antigua Grecia, Aristóteles y Platón disertaron sobre los problemas relativos a la riqueza, la

propiedad y el comercio. Durante la Edad Media predominaron las ideas de la Iglesia, se impuso

el Derecho Canónico, que condenaba la usura (el cobro de intereses abusivos a cambio de

efectivo) y consideraba que el comercio era una actividad inferior a la agricultura.

La economía, como ciencia moderna independiente de la filosofía y de la política, data de la

publicación de la obra Investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones

(más conocida por el título abreviado de La riqueza de las naciones, 1776), del filósofo y

economista escocés Adam Smith. El mercantilismo y las especulaciones de los fisiócratas

precedieron a la economía clásica de Smith y sus seguidores del siglo XIX.

A. Mercantilismo

El desarrollo de los modernos nacionalismos a lo largo del siglo XVI desvió la atención de los

pensadores de la época hacia cómo incrementar la riqueza y el poder de los estados nacionales.

La política económica que imperaba en aquella época, el mercantilismo, fomentaba el

autoabastecimiento de las naciones. Esta doctrina económica imperó en Inglaterra y en el resto

de Europa occidental desde el siglo XVI hasta el siglo XVIII.

Los mercantilistas consideraban que la riqueza de una nación dependía de la cantidad de oro y

plata que tuviese. Aparte de las minas de oro y plata descubiertas por España en el continente

americano, una nación sólo podía aumentar sus reservas de estos metales preciosos vendiendo

más productos a otros países de los que compraba. El conseguir una balanza de pagos con saldo

positivo implicaba que los demás países tenían que pagar la diferencia con oro y plata.

Los mercantilistas daban por sentado que su país estaría siempre en guerra con otros, o

preparándose para la próxima contienda. Si tenían oro y plata, los dirigentes podrían pagar a

mercenarios para combatir, como hizo el rey Jorge III de Inglaterra durante la guerra de la

Independencia estadounidense. En caso de necesidad, el monarca también podría comprar

armas, uniformes y comida para los soldados. Jean. B. Colbert (1619-1683), ministro de Luis

XIV, institucionalizó la exportación de productos franceses para crear oro y a cuyos efectos

desarrolló de forma muy importante la industria gala.

Esta preocupación mercantilista por acumular metales preciosos también afectaba a la política

interna. Era imprescindible que los salarios fueran bajos y que la población creciese. Una

población numerosa y mal pagada produciría muchos bienes a un precio lo suficiente bajo como

para poder venderlos en el exterior. Se obligaba a la gente a trabajar jornadas largas, y se

consideraba un despilfarro el consumo de té, ginebra, tejidos de seda, entre otros. De esta

filosofía también se deducía que era positivo para la economía de un país el trabajo infantil. Un

autor mercantilista tenía un plan para los niños de los pobres: "cuando estos niños tienen cuatro

años, hay que llevarlos al asilo para pobres de la región, donde se les enseñará a leer durante dos horas al día, y se les tendrá trabajando el resto del día en las tareas que mejor se ajusten a su edad, fuerza y capacidad".

B. Fisiocracia

Esta doctrina económica estuvo en boga en Francia durante la segunda mitad del siglo XVIII y

surgió como una reacción ante las políticas restrictivas del mercantilismo. El fundador de la

escuela, François Quesnay, era médico de cabecera en la corte del rey Luis XV. Su libro más

conocido, Tableau Économique (1758), intentaba establecer los flujos de ingresos en una

economía, anticipándose a la contabilidad nacional, creada en el siglo XX. Según los fisiócratas,toda la riqueza era generada por la agricultura; gracias al comercio, esta riqueza pasaba de los agricultores al resto de la sociedad. Los fisiócratas eran partidarios del libre comercio y dellaissez-faire (doctrina que defiende que los gobiernos no deben intervenir en la economía).

También sostenían que los ingresos del Estado tenían que provenir de un único impuesto que

debía gravar a la actividad primaria, la única fuente de riqueza para ellos. Adam Smith conoció a los principales fisiócratas y escribió sobre sus doctrinas, casi siempre de forma positiva.

C. Escuela Clásica

Como cuerpo teórico coherente, la escuela clásica de pensamiento económico parte de los

escritos de Smith, continúa con la obra de los economistas británicos Thomas Robert Malthus y

David Ricardo, y culmina con la síntesis de John Stuart Mill, discípulo de Ricardo. Aunque

fueron frecuentes las divergencias entre los economistas desde la publicación de La Riqueza de

las Naciones (1776) de Smith hasta la de Principios de Economía Política (1848) de Mill, los

economistas pertenecientes a esta escuela coincidían en los conceptos principales. Todos

defendían la propiedad privada, los mercados y creían, como decía Mill, que "sólo a través del

principio de la competencia tiene la economía política una pretensión de ser ciencia". Compartían

la desconfianza de Smith hacia los gobiernos, y su fe ciega en el poder del egoísmo y su famosa

"mano invisible", que hacía posible que el bienestar social se alcanzara mediante la búsqueda

individual del interés personal. Los clásicos tomaron de Ricardo el concepto de rendimientos

decrecientes, que afirma que a medida que se aumenta la fuerza de trabajo y el capital que se

utiliza para labrar la tierra, disminuyen los rendimientos o, como decía Ricardo, "superada ciertaetapa, no muy avanzada, el progreso de la agricultura disminuye de una forma paulatina".

El alcance de la ciencia económica se amplió de manera considerable cuando Smith subrayó el

papel del consumo sobre el de la producción. Smith confiaba en que era posible aumentar el nivel general de vida del conjunto de la comunidad. Defendía que era esencial permitir que los

individuos intentaran alcanzar su propio bienestar como medio para aumentar la prosperidad de

toda la sociedad.

En el lado opuesto, Malthus, en su conocido e influyente Ensayo sobre el Principio de la

Población (1798), planteaba la nota pesimista de la Escuela Clásica, al afirmar que las

esperanzas de mayor prosperidad se escollarían contra la roca de un excesivo crecimiento de la

población. Según Malthus, los alimentos sólo aumentaban adecuándose a una progresión

aritmética (2-4-6-8-10, etc.), mientras que la población se duplicaba cada generación (2-4-8-16-

32, etc.), salvo que esta tendencia se controlara, o por la naturaleza o por la propia prudencia de

la especie. Malthus sostenía que el control natural era "positivo": "El poder de la población es tan superior al poder de la tierra para permitir la subsistencia del hombre, que la muerte prematura tiene que frenar hasta cierto punto el crecimiento del ser humano". Este procedimiento de frenar el crecimiento eran las guerras, las epidemias, la peste, las plagas, los vicios humanos y las

hambrunas, que se combinaban para controlar el volumen de la población mundial y limitarlo a la oferta de alimentos.

La única forma de escapar a este imperativo de la humanidad y de los horrores de un control

positivo

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