Economia.

Me parece que es conveniente contarles una breve historia sobre el rol de las ideas. Siempre les estoy preguntando a mis alumnos al principio de mi primera clase sobre quién tiene mayor poder o influencia en la sociedad. Por ejemplo, ¿Quién ha tenido mayor influencia en la historia del mundo, después de Jesucristo? La respuesta, Uds. se encontrarán es sorpresiva. Muchas personas responderían con nombres de algunas elites, algunos bonitos, algunos políticos, algún rey o unos grandes empresarios. Empero, consideren un hombre inteligente, un poco feo y con la barba desordenada, que odió a los ricos y también a los judíos (aunque también era judío), que abandonó a su familia y que vivió del patrocinio del padre rico de su amigo. El era un académico menospreciado por sus colegas. De igual manera, como hoy en día son despreciados los representantes de la escuela austríaca y de la "public choice" citados muchos en este libro.

No obstante, este hombre y sus ideas despreciadas han influido en el mundo más que cualquier otra persona. Verdaderamente, por medio de su doctrina diseminada por sus discípulos, ha matado más gente y ha destruido más propiedades y vidas y familias que cualquier otra persona. Su nombre era Karl Marx.

Pues, este hombre tenía una idea que, con el tiempo, le brotó como un gran árbol.

Las ideas tienen poder, como sabían los fundadores de los EE.UU., y los productores y generadores de ideas tienen la mayor influencia en la sociedad, a largo plazo. La verdad es que el lápiz es más poderoso que la espada.

Hoy día, comenzamos con unas nuevas ideas en este libro, que pueden influir mucho en la sociedad (gracias a esta Universidad), aunque puedan ser despreciadas en este momento por muchas personas. Empezamos por derribar la idea que el Estado puede solucionar los problemas mejor que el Mercado.

Interrumpo un minuto para contar una historia (que me contó el Dr. Boettke) sobre el emperador Romano que tenía que juzgar un concurso de cantantes. "Hay una antigua leyenda según la cual a un emperador romano se le solicitó dirimir un concurso público entre dos cantantes. Oyendo al primero, el emperador simplemente confirió el premio al segundo bajo la presunción de que éste no podía ser peor que aquél. Por supuesto, la presunción del emperador podía, de hecho, ser errada. El segundo cantante podía haber sido efectivamente peor. La teoría del fracaso del mercado desarrollada en los 1950 cometió el mismo error del emperador. Demostrando que la economía de mercado fallaba en hacer realidad un equilibrio competitivo general era una cosa, pero para aseverar alegremente que la provisión pública de bienes podría corregir sin costo la falla era una materia completamente diferente" (del libro, página 3). La realidad es que la suministración del Estado ha fracasado mucho

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