El proceso político

La política es el proceso por el cual las personas adquieren y utilizan el poder para orientar las decisiones organizativas hacia determinados intereses de grupos y personas.

La política, frecuentemente genera cambios que no estaban acordados ni previstos y que liberan a la organización de disfunciones provocadas por las costumbres y la inercia.

Existen determinados elementos que favorecen la aparición de comportamientos políticos. Así:

1. Se producen con mayor frecuencia en épocas de incertidumbre, que en aquellas en las que todo transcurre de la forma habitual o prevista.

2. Dependen del tamaño de la organización, siendo más frecuentes en las grandes que en las pequeñas entidades.

3. Son más corrientes en los niveles jerárquicos elevados que entre los directivos operativos. 4. Cuando la heterogeneidad de los miembros de la organización es elevada, la disparidad de criterios

es también mayor y, por tanto, mayor es la actividad política. 5. También es mayor la actividad política según es más elevada la relevancia de las decisiones que se plantean.

Tácticas políticas

Se denomina táctica política a la utilizada por una persona o grupo para aumentar su poder, con un objetivo último de satisfacer su propio interés.

Existen diversas clases de tácticas políticas, según sea el tipo de poder que se trata de incrementar: el poder interpersonal o el poder estructural:

1. La principal táctica política de incremento de poder interpersonal es la formación de alianzas. Las personas y los grupos forman coalición para aumentar su poder y conseguir así resultados que no podrían alcanzar individualmente. Quienes cuentan con un tipo de poder pueden aliarse con otros que cuentan con otro ayudándole a cambio de que estos apoyen, a su vez, a aquellos, en la toma de decisiones que les afectan.

2. Para el incremento del poder estructural, la principal táctica es el control de los recursos estratégicos. Quien controla el suministro de esos recursos posee poder sobre las personas cuyo éxito o supervivencia depende de ellos.

3. La tercera táctica es la denominada política destructiva, con la que, quien no puede utilizar otra táctica, trata de destruir el poder de los demás desacreditándoles ya sea haciéndoles aparecer como culpables de los hechos negativos o menospreciando sus logros positivos.

Para evitar los movimientos políticos que, como la política destructiva, no añaden nada positivo al comportamiento de la organización, sino que merman su eficacia al malgastar energía que debería aplicarse en actividades productivas, los directivos han de dar ejemplo, no adoptando ese tipo de actitudes y tácticas, y facilitar la comunicación, con la que se consigue:

- Evitar

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