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Evasor


Enviado por   •  20 de Mayo de 2013  •  Informes  •  663 Palabras (3 Páginas)  •  233 Visitas

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Para un Estado totalitario el peor crimen que pueda cometer un ciudadano no es robar la cartera del transeúnte, ni sustraer dinero del erario, ni quitarle la vida al vecino, no, el peor crimen es no pagar impuestos.

En no pocos países no pagar impuestos se considera un delito de orden federal. Al Capone, el gangster que tenía asoleados a los norteamericanos, se le podía perdonar que monopolizara la venta de alcohol, que extorsionara a quien no se sometía a su poder, incluso el gobierno se podía hacer de la vista gorda ante los ajusticiamientos frecuentes contra quien se atreviera a hacerle la competencia.

Pero lo que el Estado no le podía perdonar era que no pagara religiosamente sus impuestos. Por negligencia, por olvido o porque se quiso pasar de listo, ese fue el error que acabó con Al Capone.

En México, diputados, senadores, policía, Hacienda, Tesorería, etc., se lanzan en abierta persecución contra la economía informal bajo el pretexto de que no pagan impuestos.

También clausuran negocios bien establecidos porque no tienen máquinas registradoras tal como las exige el Fisco, clausura los pequeños talleres montados en casas particulares y pega tremendas corretizas contra los vendedores ambulantes que, por supuesto, no están registrados en Hacienda y por lo tanto no pagan impuestos.

Me he dado la tarea de estudiar algunos casos de la economía informal, la que no paga impuestos y he llegado a la conclusión que lejos de atacarlos se les debería dar una medalla de Héroes de la Nación. Por ahora, déjeme mencionarle un caso. Es un querido amigo que trabajaba de burócrata en alguna oficina de gobierno.

En uno de los cambios sexenales le toco las de perder y perdió la chamba. Con cuatro hijos pequeños, la esposa, su madre y dos perros flacos que mantener decidió no buscar trabajo asalariado sino fabricar, por su cuenta, ositos de peluche.

Se compró una máquina de coser, materia prima y con jornadas agotadoras empezó a abrir mercado: en los tianguis, puerta por puerta, en las esquinas y donde se le ocurriera vendía sus ositos de peluche.

Como al año ya tenía dos empleadas y las ventas seguían creciendo. Para no hacerle el cuento largo esta persona le dio estudios en escuelas privadas a todos sus hijos, se construyó una buena casa, ahora tiene 7 trabajadores, está más diversificado y está pensando en abrir otro tipo de negocios, incluso le dan ganas de llevar su mercancía fuera del país.

Durante los diez años que lleva de funcionar, sin registrarse, sin pagar impuestos ¿a quien ha perjudicado? A los trabajadores no, pues nunca les puso una pistola en la cabeza para que le trabajaran a fuerzas.

Tampoco ha perjudicado a sus clientes pues todos se han ido gustosos con sus ositos de peluche. Compró cemento, arena y varilla para construir su

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