MAS RIESGO, MAYOR COSTE

MÁS RIESGOS MAYOR COSTE

Una pérdida de credibilidad de un País (rating bajo) supone un encarecimiento  de la financiación no solo para el País, sino también para sus empresas y sus bancos.

Toda deuda emitida con aval del Estado será más cara (aunque se emitan sin aval): las células, titulaciones, bonos,  participaciones preferentes se traducen en un incremento del coste del pasivo además de presionar sobre los márgenes.

Ante un aumento del riesgo de impago, el Tesoro tiene que ofrecer más rentabilidad a los inversores para captar sus ahorros: perdida de capitalización ante una débil posición del País para afrontar la crisis.

El incremento de la prima de riesgo bono-País hace que el coste de financiación de todas las entidades residentes sea mayor.

 Por otro lado, el Credit Default Swap (CDS) del País, o lo que es lo mismo, el coste del seguro en caso de impago de la deuda también se encarece, al igual que los tipos de interés. El problema se agrava ante débiles expectativas de crecimiento económico, rigideces en el mercado laboral y el alto endeudamiento del sector privado.

Por todo lo anterior, los inversores internacionales se retraen (la aversión al riesgo provoca fuga de dinero por órdenes de venta), por el contrario invierten cuando observan políticas fiscales prudentes, gasto disciplinado y capacidad para absorber perturbaciones económicas-financieras.

Si una agencia de calificación (S&P) rebaja e rating Riesgo-País, significa que aumenta la posibilidad de impago además de una disminución de la calidad crediticia (las consideraciones dependen del grado de calificación). Para mantener el Rating-País se necesita un esfuerzo conjunto del sector público y privado.

Los Instrumentos/operaciones financieras de alto riesgo pueden ser un elemento detonante de una crisis generalizada en los mercados de crédito con el consiguiente colapso de liquidez en el mercado monetario y por ende la ralentización del crecimiento.

Cuando una entidad financiera aumenta sus créditos fallidos, aparecen riesgos que generan perdidas por el aumento de la morosidad. Mientras que un crédito fallido, para una entidad financiera es una perdida, un crédito vencido permanece en su activo pendiente de cobro.

Para sacar un crédito fallido del balance hay que cancelarlo, bien porque el cliente paga o bien porque la entidad tiene que poner el dinero de sus propias cuentas.  Si una entidad no reclama el principal del crédito pero si los intereses, solo estos ingresos se reflejan en la cuenta de resultados

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