Origen de la contabilidad

El origen de la contabilidad se remonta a un punto indefinido entre los años 10000 y 5000 a. de C. Los habitantes de dos zonas del planeta habían iniciado actividades de agricultura, de cría de animales y de alfarería. Una de ellas era el valle situado entre los ríos Tigris y Éufrates; la otra, el valle del Nilo.

Lo único que conservamos son algunos registros contables: bastones de pastores con marcas que indicaban el número de cabezas de ganado de las que era responsable esa persona. Cuencos de barro con figuras más o menos toscas en su interior, que indicaban los animales que debían cuidarse en un cierto corral. Marcas en las paredes de las cuevas señalando qué tan abundante había sido la cosecha ese año. Pedazos de piedra con marcas de colores o toscas figuras geométricas, también en piedra, presumiblemente usadas para llevar un control de los intercambios realizados. Esas sociedades tenían la necesidad de llevar un registro de lo que producían, poseían o entregaban en forma de trueque a otros pueblos. La contabilidad había aparecido para satisfacer una necesidad concreta y práctica.

Alrededor del año 3000 a. de C., los habitantes de ambos valles, ya sea de manera separada o mutuamente influidos, habían inventado un tosco sistema de comunicación gráfica. Jeroglíficos, usos más terrenales: de recordatorio de personajes ilustres, de batallas, de fundaciones y de registros contables. Así, tanto en Mesopotamia como en Egipto, el requerimiento de un registro contable creció junto con las dimensiones de las ciudades, del aparato estatal, del comercio y del número de habitantes. La necesidad de conservar el dato contable preciso fue del gobernante, quien dispuso de personas especialmente entrenadas para cumplir con ese cometido. Como en la vida civil egipcia sea la del escriba sentado con las piernas cruzadas, que sostiene una tablilla y un tosco instrumento de escritura. Este hombre ayudaba a consignar todo tipo de textos, pero entre los más importantes estaba el registro del recuento de los tributos entregados por pueblos enemigos, de los impuestos pagados por los ciudadanos o de los gastos erogados en las grandes construcciones o en las acciones de guerra.

Siglos más adelante, las aportaciones griegas a la contabilidad fueron muy im- portantes. Los romanos retomaron todas

a)La obligación de llevar una especie de borrador con el registro de ingresos y gas-tos; a este documento se le llamaba adversaria.

b) La transcripción mensual de los datos anteriores a un registro llevado más cuidadosamente y el cual había obligación de conservar en el llamado codex o tubulae.

c) En este último registro estaban nuevamente anotados los ingresos, llamados ac- ceptum, y del otro lado los gastos, expensum (curioso que la raíz latina haya so-

brevivido en el inglés: expenses).

 d)El Codex Accepti et Expensi derivaba en el estado final de la caja o Arca (en español

llamamos arqueo al acto de revisar físicamente el dinero que tenemos en la caja).

en el año 325 a. de C. se expidió la Ley Paetelia Pa- piria, que daba valor probatorio a los registros contables, ya que bastaba sólo con la anotación del nombre del deudor (con su consentimiento) en el codex del acreedor para considerar realizada la operación y darle validez a la deuda.

En la Edad Media hubo algunas aportaciones:

El Domesday Book de Guillermo el Conquistador, en el que se asentaban ingresos y egresos de la Corona inglesa y de sus bienes. Data del año 1086. En 1157, Ansaldus Boilardus, notario genovés, repartió por primera vez las utilidades que produjo una asociación comercial, con base en el saldo de la cuenta de ingresos y egresos.

• Se conservan cuentas de 1211 de un comerciante florentino, en las que anota el debe arriba del haber, lo cual ha sido motivo para afirmar que la escuela florenti- na de contabilidad discrepaba de las escuelas genovesa y veneciana, las cuales ponían el debe y el haber frente a frente
• Se conservan libros contables de casas comerciales florentinas de 1282, así como los libros de la casa comercial Bonsignore de Siena de 1290, que incluyen un libro de caja y uno de cuentas corrientes con los clientes. Tales libros se consideran de los primeros en hacer innovaciones contables muy cercanas a la partida doble.últimas finalmente prevalecieron.

Por otro lado, en Mesoamérica —sobre todo gracias a los mexicas, mayas e incas— la historia no es muy diferente y buena parte de lo que sabemos de estos pueblos se debe a códices que representaban, en parte al menos, registros contables.

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