SISTEMAS DE GOBIERNO

SISTEMAS DE GOBIERNO

Desde el inicio de la civilización el hombre ha organizado de manera diferente cada territorio donde habita través de la historia; diversas son las formas en que ha administrado su gobierno, justificadas las mismas en causas: estructurales o idiosincráticas como por ejemplo imperativos territoriales, históricos, culturales, religiosos, etc. y no sin menor trascendencia han influido también causas coyunturales como los períodos de crisis económica, catástrofes, guerras, peligros o "emergencias" de muy distinta naturaleza, vacíos de poder, falta de consenso de liderazgo, etc.; que en ultimas terminaron plasmándose en caracterizaciones con tintes políticos e ideológicos que dirigieron sociedades, unas a proyectos sociales impulsadores de avances en sus comunidades y otras conduciendo a sus dirigidos a la ruina o hundimiento de culturas y pueblos.

Se tiene así entonces, que un gobierno es un sistema por el cual las autoridades de un estado administran; permitiendo lo anterior que de acuerdo a la época, el número de gobernantes o estructuración éstos puedan ser clasificados, sin que con ello se llegue a confundir los conceptos de forma de estado y de sistema de gobierno, como quiera que cuando se habla de estado se hace referencia a la manera como están organizados y dispuestos los elementos que lo constituyen, cuales son la población, el territorio y el poder público, y cómo se ejerce la soberanía en el interior del estado. Mientras que cuando se habla de sistema de gobierno indicamos la organización y estructura de uno de esos elementos en particular el poder público.

Un ejemplo claro de la diferencia manifestada anteriormente es la monarquía, la cual se caracteriza porque en ella reside la autoridad en forma originaria en cabeza de una persona cuyo poder es reconocido como de origen divino. En principio se trata del gobierno de uno; hereditario; en cuya cabeza reciden todos los poderes y funciones ejecutiva, legislativa y judicial. Y si bien en líneas generales las dos primeras características se han mantenido, la restante ha

sufrido profundos cambios merced al surgimiento del constitucionalismo que, limitando los poderes absolutos del monarca, ha llegado a tornar posible la máxima: “el rey reina pero no gobierna”. Cuatro son así los subtipos de las monarquías: absolutísima, en la que el monarca goza no sólo de la suma del poder 2 terrenal, sino inclusive el poder divino, al ser considerado como un Dios, absoluta, cuando el monarca conserva las tres funciones del poder terrenal pero deja de ser caracterizado como Dios, moderada cuando el rey sólo ejerce la función ejecutiva, en tanto las dos restantes pasan a ser desempeñadas por órganos separados y seudomonarquía, en la cual el rey carece ya de la función ejecutiva que es ejercida por un primer ministro o gabinete (la monarquía inglesa actual) Cuando el monarca

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