Changing for Good. Cómo cambia usted

Changing for Good

Capítulo 1: Cómo cambia usted

James O. Prochaska, John C. Norcross y Carlo C. DiClemente

Sería el pan nuestro de cada día si algún sistema de psicoterapia demostrara una clara superioridad sobre los otros en la ayuda a las personas para deshacerse de los comportamientos indeseables, pero esto no es así, ya que hasta hace poco tiempo el cambio ha sido enigmático, y quedó demostrado que  las más exitosa de las estrategias de cambio persistentes y trabajadas fueron  las que desarrollan los individuos por sí mismos, sin el beneficio de la psicoterapia.

Es por esto que el enfoque transteórico, reconoce que ninguna terapia es más correcta que otra, sin embargo, parecía interesante que nadie comprendiera el proceso del cambio humano. Se deseaba encontrar los componentes comunes de las terapias principales, es por eso que se realizó una especie de estudio “transcultural”.  Se intentó aislar los principios y procesos de cambio que cada sistema como una especie de lista de compras de los procesos de cambio disponibles en las diferentes terapias.

El resultado de la sistematización de  Prochaska y DiClemente es que distinguieron nueve procesos de cambio con metas y técnicas, por lo tanto no se está limitado por una teoría de terapia. Es por ello que los procesos de cambio, como en todos los demás aspectos de la vida, ocurren ante cualquier actividad que se inicie para ayudar a modificar su pensamiento, sentimientos y/o comportamiento.

Exponiendo que se puede  aplicar los diferentes procesos a los problemas en diferentes fases del cambio, tienen un uso situacional. Para tomar una acción positiva en relación a un problema, se debe conocer o identificar en qué etapa se encuentra, para aquel problema en cuestión. La comprensión de su problema e identificar la etapa de cambio en el que se encuentra ayudará a maximizar los esfuerzos para resolver el problema.

En la indagación original se refiere a ¿cómo? cambian los individuos; se estaba tratando de detectar qué herramientas utilizan los individuos para luchar en pos de sus metas.  Sorprendente fue que las personas que cambiaban por sí mismas en forma exitosa utilizaban aquellas herramientas únicamente en situaciones concretas, eligiendo una distinta una vez que el en caso se presenta un nuevo  problema.

Denominamos a aquellas situaciones “las etapas del cambio”, de las que se identificaron seis las fases del cambio. Cada etapa no lleva inevitablemente a la siguiente es viable inmovilizar en una etapa u otra. al comprender las fases y sus procesos que son más útiles para las persona, para que así puedan “obtener control sobre el ciclo de cambio y movilizarse hacia delante en forma más rápida y eficientemente, y con menos dolor”. Por lo tanto cada Fase del cambio es para problemas diferentes; las fases pueden ayudar a trabajar con los problemas, con independencia de la fase en que se encuentre.

Como sea mencionado, el modelo transteórico del cambio implica una serie de etapas dispuestas de forma circular. donde una persona que quiere cambiar una conducta adictiva pasa por estas etapas de forma indefinida, hasta que finalmente consigue mantener el cambio. Se resalta que los procesos de cambio no son otra cosa que estrategias de afrontamiento de las que se puede valer una persona para darle dinámica y mantenimiento a la modificación de un comportamiento. Esos procesos se ajustan al manejo de diversas variables de las cuales depende el cambio, tales como las percepciones de prejuicio y rigidez, las percepciones de costo y de beneficio, las percepciones de autoeficacia, las percepciones de presión y de apoyo social, la toma de decisiones, la planificación y la ejecución de la acción. Variables que se manifiestan en proporciones diferentes a través de las etapas del cambio. De ahí la importancia de las diferencias de los procesos a través de las distintas etapas, ya que una etapa bien determinada; pasa por un espacio de tiempo e involucra una secuencia de tareas que requieren ser completadas previo a progresar a la etapa siguiente.

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