Ama Y No Llores 2nd Capitulo
marimarimaricela29 de Septiembre de 2013
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Capítulo 2
Amor y deseo:
el eros imprescindible, el deseo mueve al mundo y a cada uno de nosotros. Desear "según el filósofo Espinosa, es "perseverar en el ser" (connatus), es el apetito, las ganas: "no es otra cosa que la esencia misma del hombre". O dicho de otra forma: el deseo nos impulsa a vivir lo más intensamente posible.
Analicemos dos afirmaciones que pueden destruir la autoestima de cualquiera: a) "Te amo, pero no te deseo" y, b) "Te quiero, pero no te amo".
En el primer caso, el contrasentido es evidente: no hay amor de pareja completo sin deseo. Amor sin deseo es amistad pura (philia) o alguna forma de amor espiritual (ágape), válidos sin lugar a dudas, pero insuficientes por sí mismos para conformar una relación de pareja plena y saludable.
En el segundo caso, nos están diciendo que la pasión no alcanza para ser amantes, que no habrá sexo, que el deseo se agotó, que no hay apetencia. "Te quiero, pero no te amo", quiere decir, "Siento por ti un cuasi amor, un amor subdesarrollado que se quedó a mitad de camino". Un afecto filial, sin pasión o con muy poca. Si alguien te dice que "te quiere" pero que no sabe "si te ama", es que no te ama lo suficiente, así que no pierdas el tiempo.
Precisamente, una característica del amor pasional es que su ocurrencia nunca se pone en duda. La evidencia del amante es abrumadora, no cabe el titubeo. Zafo, la poetisa griega nos da una pista.
La poesía se llama Me parece igual a los dioses:
...Lo que a mí
el corazón en el pecho me arrebata;
apenas te miro y entonces no puedo
decir ya palabra.
Al punto se me espesa la lengua
y de pronto un sutil fuego me corre
bajo la piel, por mis ojos nada veo,
Los oídos me zumban,
me invade un frío sudor y toda entera
me estremezco, más que la hierba pálida
estoy, y apenas distante de la muerte
me siento, infeliz.
Eros incrustado en el corazón de una mujer lesbiana hace más de 2500 años. No hay vacilación, está todo dicho.
"Te amo, pero no te deseo", dice la novia crudamente después de siete años de relación. "Entonces no me quieres de verdad", replica él con desconsuelo, apelando a una coerción moral que no dará resultado. En realidad, ella le está diciendo que lo estima bastante, que lo aprecia desde lo más profundo de su ser, pero lejos de la pasión, lejos del cuerpo que ya no se estremece. Es allí donde el amor de pareja pierde potencia, en los límites de la caricia que no seduce, en la ausencia del otro como amor carnal. Eros busca intimidad de piel, tocar y ser tocado. Eros se realiza en el cuerpo a
cuerpo, que no siempre es sexo crudo.
Si, como dicen algunos, el deseo no es importante para la vida amorosa: ¿aceptarías que tu pareja te amara y no te deseara? Si un genio malévolo te pusiera en el parangón de decidir entre ser amado/a o deseado/a, ¿qué elegirías? La gran mayoría de las personas preferirían ser amadas a ser deseadas, porque el deseo es considerado fugaz e incompleto, mientras que el amor es visto como trascendente y imperecedero. Es la cuestionable herencia de Platón: el cuerpo visto como un desechable o un mal necesario. ¿Qué elegirías, entonces: erotismo sin amor o amor sin deseo sexual? Los que no somos maestros espirituales ni santos y ansiamos el juego erótico con la persona amada, pediríamos todo o nada.
No digo que eros se_ lo único, ni' siquiera lo más importante para la vida de pareja. La premisa es clara: eros es necesario, pero no suficiente. Me pregunto: ¿qué haríamos sin la pasión por el ser amado, sin la conmoción, sin el rubor, sin la ambición del otro? ¿No amamos más a la pareja después del disfrute, después de veda temblar y regocijarse en nuestros brazos? Si la respuesta es negativa, el amor está fragmentado, hay un desbalance que debe ser equilibrado antes de que se produzca una ruptura definitiva.
En palabras del filósofo Comte-SponVille: "El amor se nutre' del deseo, el amor es deseo. El deseo no es otra cosa que fuerza de vida en nosotros, es capacidad o potencia de gozar". Es el deseo a favor de la existencia, un poder auto afirmativo, el motor principal que nos empuja a actuar en pareja.
El amor .deseado: sexo y erotismo ¿Cuál es el tipo de deseo que caracteriza a eros? Deseamos muchas cosas en la vida y no todo está relacionado con la persona amada o la sexualidad. Podemos desear un automóvil nuevo, ir de vacaciones, sacar una buena nota en la universidad, ir a una fiesta, tener ideales trascendentes y así. Pero el eros del enamorado pasional sólo se realiza en la posesión del otro, tanto en lo psicológico corno en lo sexual.
Deseo de posesión: en el sentido de "tomar" ," apoderarse" del ser amado de manera simbólica o de hecho: "Eres mía o mío, “Me perteneces”, como el auto, la casa o cualquier otra posesión material. Un amigo, luego de haber conquistado a una hermosa mujer bastante esquiva a sus insinuaciones, exclamó: "¡Al fin la atrapé!" El hombre araña tras su presa. La obtuve, la tomé, fui y la traje. Adueñarse, conseguir lo que falta: eros conquista, se apropia, invade territorio, declara la guerra. Es el deseo irrefrenable de unirse a la persona amada a cualquier precio, así sólo sea una fusión ficticia, la sensación basta.
Deseo sexual: manifestado como sexo puro e instintivo o también como erotismo (sexualidad inventada, recreada y humanizada). Si bien el sexo carnal tiende a bajar su frecuencia con la familiaridad y el tiempo, el erotismo puede prosperar de manera ilimitada, a pesar de los años: el animal se sacia en el objetivo fundamental de la reproducción, el hombre, en cambio, es insaciable en tanto posibilidad mental.
En el erotismo el sexo no está exclusivamente al servicio de la reproducción, también está al servicio del placer, al goce de amar a través del contacto físico y los imaginarios. He conocido parejas de ancianos donde el erotismo, el juego y la picardía siguen tan vigentes como el primer día. Las arrugas, la flacidez, las estrías e incluso la impotencia no son excusa para dejar de soñar el sexo. Es la estética del placer que no se resigna ante lo añejo. El señor de ochenta y cinco años, me dice: "Cuando me acuesto a dormir, la abrazo por detrás y le acaricio los pechos con suavidad... A veces le
pongo la mano entre las piernas y ella deja que mi mano se deslice y así nos quedamos hasta el otro día". La señora, que estaba presente, se sonroja y aclara: "Pero mi amor, cómo se te ocurre contar esas cosas al doctor... Qué va pensar de mí...". Con el erotismo entramos en el cuerpo ajeno para trascenderlo. Por eso un amor de pareja
mojigato y escandalizado de sí mismo está destinado al fracaso. Una de mis pacientes, una señora de
cincuenta y tres años, rezaba el rosario en silencio mientras hacía el amor con el marido y le entregaba el sacrificio a Dios en nombre de los niños desamparados de algún lugar que no recuerdo.
Un señor adicto a una de esas religiones fanáticas de corte parroquial sólo tocaba a su mujer cuando
la biología se lo indicaba, pero lo hacía de mala gana, porque la testosterona era más poderosa que su
fe. El deseo sexual inhibido o disminuido, la aversión al sexo, los problemas de excitación o de
orgasmo casi nunca son virtudes para la ciencia psicológica y psiquiátrica, más bien son considerados
disfunciones sexuales y necesitan tratamiento.
Algunas parejas fracasan en su vida sexual por pura incompatibilidad. Estilos distintos,
motivaciones dispares que a veces son irreconciliables, pese a los intentos de la ciencia.
Ana acudió a mi cita porque su marido mostraba ciertas inclinaciones que a ella le parecían
inapropiadas: "No es que no me guste el sexo, pero mi esposo es demasiado... fantasioso... Necesita
imaginarse cosas para estar bien conmigo y eso me hace sentir mal." . Reproduzco; parte de una
conversación que tuve con ella.
Terapeuta: Por lo que me dices, él necesita utilizar fantasías sexuales para poder estar contigo, ¿ te
entendí bien?
Ana: Sí.
Terapeuta: ¿Podrías ser más explícita?
Ana: Me siento incómoda hablando de esto... Él se Imagina cosas que no me parecen nor
males...
Terapeuta: ¿Cómo qué?
Ana: Que yo estoy bailando en una discoteca y la gente me mira... Moviéndome de manera
sensual y cosas por el estilo... A veces se imagina que hacemos el amor en público...
Terapeuta: ¿Algo más?
Ana: Tener sexo en un parque... Una vez me pidió que imagináramos que había otra per
sona... con nosotros....
Terapeuta: ¿Alguien en especial?
Ana: Sí... Una amiga mía...
Terapeuta: ¿Esto ocurre con mucha frecuencia?
Ana: Una o dos veces al mes...
Terapeuta: ¿Te pide algo más que te incomode?
Ana: Le gusta mucho el sexo oral y a mí me da
un poco de impresión...
Terapeuta: ¿Sientes asco?
Ana: No, más bien pudor... No digo que sea pecado, sino que me parece incómodo... Él
necesita de muchos requisitos para excitarse... Música, incienso... A veces trae cremas y
unos aceites pegajosos que me parecen horribles Cuando eyacula
...