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Carlos Negrett


Enviado por   •  11 de Noviembre de 2012  •  486 Palabras (2 Páginas)  •  323 Visitas

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La inquietud hacia los temas que aún hoy día denominamos “universales”: la madre naturaleza, con sus desastres y manifestaciones más sublimes, la regeneración de los cultivos, pero también el movimiento de los astros, así como el amor. No obstante, una duda por encima de las demás inquietaba a nuestros antecesores: el misterio de la muerte. Los homínidos, posiblemente desde homo erectus (enlace supra), eran conscientes de que, al igual que los miembros más ancianos de la tribu, el grupo o la ciudad, su vida expiraría llegado el momento… ¿pero por qué?, ¿había vida después de la muerte?, y de haberla ¿qué nos encontraríamos?. El efecto más destacable derivado de estas dudas fueron la fe y las creencias religiosas.

Medioevo

Para el occidente europeo, y de forma más concreta, para la etapa medieval han sido numerosos los estudios realizados desde un tiempo a esta parte. A través de ellos se ha forjado una metodología que afronte el problema ello conlleva la fijación de los tipos de muerte o de actitudes ante las muerte. El historiador del siglo xx puede reconocer a través de los más variados testimonio históricos literarios en el sentido más amplio de la expresión jurídicos canónicos, arqueológicos , epigráficos, ello ha de suponer una verdadera recopilación y codificación de términos bajo los cuales el hombre del medio evo definía el hecho crucial de la muerte o si se prefiere la relación vida- muerte.

Modernidad

Como corolario de esto, por vez primera en la historia occidental de la religión, y para siempre, lo sagrado quedó desplazado hacia la trascendencia y el mundo radicalmente desencantado y despojado de su valor intrínseco. El desarrollo del cristianismo sólo sirvió para universalizar dichos factores y ahondar el proceso de subjetivización sin alterar en lo fundamental las premisas judaicas. Por ello, la tradición judeocristiana al final instituyó la muerte de la religión, dilema del que, según Gauchet, no hay manera de librarse. Esta conclusión no comprende, sin embargo, la negación de la posibilidad de una fe individual como necesidad religiosa, pero se considera que el papel de la religión en la esfera pública, como reguladora de la política, está en su fase terminal.

Posmodernidad

En esta nueva sección nos adentraremos en las raíces de esa visión y en la forma en que la misma se proyectaba hacia el futuro. Antes, sin embargo, debemos hacer algunas precisiones en relación con su denominación específica. El denominar a esta parte de la teología judeo-cristiana como escatología parte de un mero convencionalismo que, no obstante, nos parece sustancialmente exacto. Como han señalado tanto el profesor F. F. Bruce al no restringirse actualmente el término “escatología” a la discusión

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