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Chateando con Sócrates

tony1998Informe22 de Septiembre de 2014

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chateando con Sócrates

- una obra de teatro de Gaby Weber –

Diálogo sobre petróleo, átomos y Eichmann

Los libros de historia dicen: “El Mossad secuestró a Adolf Eichmann desde Argentina

por sus crímenes contra el pueblo judío”.

Una frase - cuatro mentiras, dice Gaby Weber, una periodista que vive en Buenos Aires

y Berlín. Después de años de investigación, ella llegó a la conclusión de que, en primer

lugar, no fue el Mossad el que operó en mayo de 1960, sino un pequeño grupo de

inteligencia israelí que tenía encomendada la tarea de "obtener" la tecnología nuclear

existente en la Argentina; en segundo lugar, la razón de la detención de Eichmann no

fue su participación en el Holocausto, el verdadero motivo fue su conocimiento de un

negocio secreto; en tercer lugar, no fue secuestrado y, en cuarto lugar, no desde Buenos

Aires.

La investigación conduce a la Standard Oil, a la Deutsche Bank, a Daimler-Benz y a

Degussa. Esta última empresa había producido el gas letal Zyklon B para Auschwitz y

el combustible radioactivo para el "proyecto uranio" de Hitler. Después de la guerra,

Degussa se mantuvo fiel a sus negocios de hacer proliferar la tecnología nuclear y

amplió su mercado a Tel Aviv. Quizá no realmente en forma voluntaria y tampoco de

manera legal. El presidente Eisenhower estaba en contra de la bomba atómica israelí.

Defendió su programa "Átomos para la Paz" y el monopolio norteamericano sobre las

armas nucleares. 2

Introducción:

Mi investigación comenzó en 1999, recogiendo información para una radio alemana acerca de cómo

catorce delegados de Mercedes Benz Argentina desaparecieron durante la dictadura militar (1976-

1983). La investigación me llevó a los comienzos de la empresa, que había sido fundada en 1951 con

dinero de los nazis por Jorge Antonio, la mano derecha del presidente Juan Domingo Perón. El

criminal de guerra Adolf Eichmann trabajó en Mercedes Benz. Me di cuenta de que la descripción del

Mossad, acerca de que habían secuestrado a Eichmann en Argentina por razones de justicia, no podía

ser cierta.

Eichmann es el hilo conductor. Y una y otra vez tropiezo con el misterioso William Mosetti. Los

caminos de ambos se cruzan en El Cairo, Bariloche y Buenos Aires. Los dos tuvieron, en diferentes

momentos, los mismos patrones: primero, la Standard Oil y luego, Daimler-Benz.

Describo a Eichmann en las diferentes etapas de su vida. Él organiza, como convencido funcionario

del Sicherheitsdienst (SD) -el servicio de inteligencia de las SS- y en cooperación con representantes

del sionismo, la emigración de los judíos a Palestina.

A partir de 1938, dirige en Viena la „Oficina Central de Emigración”; ya no se habla de emigración

„voluntaria“. El terror contra los judíos está a la orden del día. Pocos años después y como arquitecto

del Holocausto, coordina el transporte a los campos de exterminio.

En la segunda parte de este libro, se trata su exilio en Argentina.

Yo elegí el teatro como forma. Me permite comentar escenas en forma de diálogo, como la entrevista

a Eichmann que realizara el criminal de guerra nazi Willem Sassen, que reducida, pero casi intacta,

aparece representada en un acto.

Para la comprensión de los hechos debe describirse la perspectiva subjetiva de Eichmann: la

incapacidad de medir sus culpas y la absoluta falsa estimación de su propia persona y de la situación

mundial.

En 1960, cuando Eichmann fue arrestado, no se hablaba de “genocidio” o “crímenes de lesa

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