EL AMOR LIBRE

1. Título:

“El amor, la perfección de la libertad”

2. Epígrafe:

1 Juan 4:18

En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor.

3. Introducción:

El primer sentimiento negativo y destructivo que el hombre experimentó fue el temor, esto ocurrió al momento en que Adán y Eva se dieron cuenta de que habían pecado.

Desde ese tiempo el hombre ha batallado contra el temor. Ante esto y la realidad que el mundo vive hoy, es necesario que conozcamos el camino que nos conduce a derrotar el temor.

“Por otra parte, produce vergüenza y un sentimiento de culpa. El relato bíblico de

Adán y Eva expresa esa experiencia de culpa y vergüenza en la separatidad”.1

“La necesidad más profunda del hombre es, entonces, la necesidad de superar su separatidad, de abandonar la prisión de su soledad”2, es decir luchar contra sentimientos equivocados que le llevar a vivir en una prisión del alma.

Sin amor, la humanidad no podría existir un día más si llamamos amor al logro de la unión interpersonal, nos vemos frente a una seria dificultad. La fusión puede lograrse en distintas formas-y las diferencias no son menos significativas que lo que tienen de común las diversas formas del amor.

¿Deberíamos llamar amor a todas ellas? ¿O tendríamos que reservar la palabra amor únicamente para una forma específica de unión, una forma que ha sido la virtud ideal de

todas las grandes religiones y sistemas filosóficos humanísticos en los cuatro mil años de historia occidental y oriental?

El amor es una actividad liberadora y de perfeccionamiento a través de la convivencia diaria, no un sentimiento de temor en que doy a cambio de recibir algo; es un estar continuado, no ser prisionero de los temores que invaden al alma. En el sentido más general, puede describirse el carácter activo del amor afirmando que amar es fundamentalmente dar, no recibir.

Pero para que esto se de, la persona debe liberarse de sus temores y perfeccionar el amor a través de darse por completo, sin esperar recibir una congratulación que puede ser pasajera, es decir en la medida que recibo, yo entrego.

Dar produce más felicidad que recibir, no porque sea una privación, sino porque en el acto de dar está la expresión de perfección, es decir poner a un lado todos los temores que llevan a la persona no expresar con libertad sus sentimientos y emociones.

El gran poeta y místico musulmán, Rumi, expresó: “El sabio dice: Cielo es hombre, y Tierra, mujer. Cuando la Tierra no tiene calor, el Cielo se lo manda; cuando pierde su frescor y su rocío, el Cielo se lo devuelve. El Cielo hace su ronda, como un marido que trabaja por su mujer. Y la Tierra se ocupa del gobierno de su casa: cuida de los nacimientos y amamanta lo que pare. Mira a la Tierra y al Cielo, tienen inteligencia,

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