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EL MODELO DE REFERENCIA DE LAS TMC


Enviado por   •  14 de Febrero de 2013  •  615 Palabras (3 Páginas)  •  894 Visitas

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EL MODELO DE REFERENCIA DE LAS TMC

En la actualidad las TMC engloban un amplio conjunto de técnicas, objetivos y enfoques teóricos que comparte unas características clave que permiten unificarlas bajo una misma denominación. El punto de partida es su consideración de la conducta como el objeto de estudio e intervención. Se enfatiza el centrarse en la relación entre la conducta y su entorno. Se considera que las conductas son actuaciones dirigidas a interactuar con el entorno, de forma que la explicación del porqué de una conducta estará en última instancia en éste.

La propuesta inicial es el esquema E-R-C. Qué E (estímulos anteceden a la conducta, qué R (conductas) se emiten, y qué C (consecuencias) siguen a la conducta. Más tarde se añade la variable O (E-O-R-C), que hace referencia a posibles variables orgánicas, las características del organismo que emite las conductas. En esta O, los momentos iniciales se incluyen aspectos muy restringidos, como variables fisiológicas o hábitos de conducta, pero progresivamente se va ampliando hacia aspectos cognitivos.

Las conductas normales o anormales sólo se diferencian por el valor adaptativo que tienen, pero no por la forma en que se emiten y controlan. Tanto unas como otras siguen leyes del comportamiento de los organismos. Por esto, todas las conductas, entre ellas los trastornos de conducta o conductas problema, se describen en términos de relaciones entre las conductas y el entorno (E-O-R-C), adaptándose el análisis funcional (estudio de las relaciones entre las conductas y sus determinantes) como base para la explicación de los trastornos y la intervención sobre ellos. El objeto de la intervención es la modificación o eliminación de comportamientos desadaptados, sustituyéndolos por otros adaptados. El propósito es producir un cambio conductual observable y medible, directa o indirectamente, en cualquiera de las modalidades de conducta: motoras, fisiológicas y cognitivas.

Se insiste en una evaluación objetiva y a ser posible cuantificable. Esta importancia dada a la demostración objetiva de la efectividad y de las intervenciones se refleja en la propuesta de identificar qué tratamiento, para qué clase de cliente, con qué clase de problemas y a qué costo es el más adecuado. Hay una relación entre evaluación y tratamiento. Una evaluación adecuad debe identificar las conductas a modificar y sus determinantes, estableciéndose así el objetivo del tratamiento. Durante la aplicación del tratamiento deben evaluarse de forma continuada los efectos que éste va produciendo. Tras el tratamiento, una evaluación adecuada del cambio producido en las conductas como consecuencia de la aplicación de éste determinará su eficacia real y establecerá las posibilidades de cara a futuras intervenciones.

Tanto evaluación como tratamiento han de estar adaptados a cada

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